Darío Morales Herrera, abogado especializado en propiedad intelectual, jugó un papel fundamental en la victoria legal de su madre, la empresaria peruana Carolina Herrera, contra la icónica diseñadora venezolana por el uso de su apellido en el país. En una entrevista difundida el último jueves por LP – Pasión por el Derecho, el jurista ha compartido la historia y los desafíos que enfrentó la familia durante el proceso.
“Mi madre siempre ha sido ama de casa, pero a partir de 2018 empezó a hacer jabones, no para uso personal, sino para recuerdos”, explicó. Con la pandemia, la producción se paralizó un poco, pero en 2021, ella “volvió con fuerza” y recibió más pedidos. “En ese momento, yo estaba trabajando en una boutique importante del Perú. Decidí que para diciembre de 2021 quería darle un regalo especial como hijo abogado: el registro de su marca”, siguió.
El plan se desarrolló en secreto, hasta que los problemas comenzaron. “Obviamente, no le dije nada y un día mi madre me llama: ‘Darío, me han comentado que tengo unos problemas en Indecopi (Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual). Le dije: ‘No te preocupes, que es una de mis especialidades. Sigue haciendo tus jabones que yo me encargo de este caso’”.
La firma Carolina Herrera Ltd envió un documento para frenar el registro de “La Jabonera by María Herrera”, solicitado para distintos productos de la clase 3 de la nomenclatura oficial, que incluye preparaciones para blanquear, jabones no medicinales y productos de perfumería.
La compañía, con sede en Estados Unidos, se oponía bajo el argumento de que es titular de registros de marcas en la misma clase, que el signo solicitado era similar a sus marcas y que se refiere a productos idénticos. El emprendimiento peruano sostuvo que “Herrera” es un término distintivo y que apellidarse así no da derecho a nadie a obtener un registro de marca con este nombre.
Además, argumentó que en Perú, “Herrera” no goza de mayor distintividad, que ambas marcas presentan diferencias y que es un apellido común en el país. También mencionó que una marca conformada por un apellido no impide que personas que lo compartan puedan utilizarlo para identificarse en el ámbito civil.
De hecho, Carolina Herrera, a quien la familia prefiere llamar Carolina y no María, decidió registrar su marca con ese nombre para no colgarse de un tercero y proteger los derechos de propiedad intelectual. “Las grandes marcas y estudios de abogados emplean software de reconocimiento de búsqueda que lanza alertas cuando se registra una marca parecida (a la suya). Creo que eso ocurrió en este caso”, señaló su hijo.
Según el abogado, cuando se registra una marca, Indecopi la publica en una gaceta, lo que permite que cualquier empresa con una marca similar reciba una notificación. “Este software seguro levantó la alerta y se procedió presentar la oposición. En el presente caso, a la marca de la opositora nadie la conoce solo por el apellido Herrera. Su distintivo siempre ha estado en la expresión Carolina Herrera, acompañada por elementos adicionales. Me parece que trataron de expandir un poco el alcance del monopolio de la propiedad intelectual”, anotó.
La batalla legal tuvo sus altibajos, con una primera instancia perdida. “A mi madre la bajoneó un poco (ese momento) y pensó en cambiar su marca. Pero la convencí de que teníamos posibilidades de ganar. Estaba preocupada como cualquier persona que no es abogada. Le expliqué que si perdíamos, la ayudaría hasta cualquier instancia necesaria”, mencionó el letrado, egresado de la Universidad Mayor de San Marcos.
Tras dos años y medio de disputa legal, Indecopi falló a favor del negocio local y resolvió en segunda instancia que no existía riesgo de confusión entre las marcas, ya que sus signos no eran semejantes. De acuerdo con la entidad, la compañía americana tenía como elemento característico el nombre completo “Carolina Herrera”, mientras que la marca peruana utilizaba “María Herrera”, lo cual hacía que se vieran y escucharan diferentes.
La resolución concluyó que otorgar el derecho exclusivo sobre el apellido “Herrera” a Carolina Herrera habría limitado injustamente el uso de dicho apellido por otras personas en actividades comerciales. Según el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), 230,726 peruanos llevan el apellido Herrera. Dentro de ese grupo, hay 487 mujeres que se llaman Carolina Herrera, como la célebre diseñadora que intentó vetar la utilización de su nombre en el país sin éxito.
En otro momento de la entrevista, el abogado reflexionó sobre las dificultades que enfrentan los microempresarios en situaciones similares. “Mi madre no tuvo que pagar por el abogado, pero un microempresario podría gastar más de 3 mil soles por un producto que genera menos de esos ingresos. Es una forma de defender la posición de los microempresarios porque si uno no pelea estos casos, se terminan generando malos precedentes”, señaló.
“Cuando ganamos, mi madre sintió alivio porque por fin podía trabajar tranquila. Nos alegró mucho cuando la noticia empezó a difundirse. Si hubiéramos perdido, no solo tendríamos que dejar de usar el nombre, sino destruir todo material que lo incluyera para evitar una sanción en el futuro”, agregó.
Nacida en la ciudad altiplánica de Cerro de Pasco, la empresaria peruana no suele aparecer en fotografías familiares, nunca ha usado ninguna fragancia de su homónima porque prefiere la línea de Elizabeth Arden y el dinero que recauda de su emprendimiento lo destina para costear las esterilizaciones de animales en situación de abandono, que abundan en las calles de los distritos más pobres del país.