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Más de 30.000 manifestantes llenaron las calles de la capital de Corea del Sur, Seúl, el sábado (7 de septiembre), exigiendo una acción gubernamental más contundente sobre un tema global candente en medio del abrasador calor del verano.
Manifestantes de todas las edades se reunieron en una de las protestas más grandes del país este año, causando interrupciones del tráfico en el bullicioso distrito de Gangnam en un día caluroso con temperaturas superiores a los 30 grados Celsius (86 grados Fahrenheit), para alzar su voz contra la inacción frente al cambio climático.
Los organizadores eligieron la zona de Gangnam, un centro financiero y comercial, para asegurarse de que su mensaje llegara a las grandes corporaciones a las que consideran responsables de importantes emisiones de carbono. El año pasado, la protesta tuvo lugar en la zona de Gwanghwamun, en Seúl.
El gobierno conservador fue culpado
Agitando pancartas con mensajes como “Justicia climática”, “¡Protejamos nuestras vidas!” y denunciando a la administración del presidente Yoon Suk Yeol como un “villano climático”, los manifestantes pidieron reformas urgentes para abordar el calentamiento global.
Los manifestantes destacaron la urgencia de la crisis climática, señalando un verano récord en Seúl, donde las temperaturas se mantuvieron por encima de los 25 °C (77 °F) durante 20 noches consecutivas, clasificadas oficialmente como «noches tropicales».
“Se trata de una cuestión de supervivencia para las generaciones más jóvenes”, dijo Kim Ki-chang, un novelista de 46 años que asistió a la protesta por tercer año consecutivo. “Las generaciones mayores deberían hacer más para proteger el futuro”.
‘Se acaba el tiempo’
“Sin aire acondicionado, este verano habría sido insoportable”, dijo Yu Si-yun, activista ambiental y líder de las protestas. “Esta es una crisis global y se nos acaba el tiempo. Necesitamos un cambio sistémico ahora”.
La protesta fue organizada por el Comité del Grupo de la Marcha por la Justicia Climática 907 y se produjo a raíz de un reciente fallo judicial de Corea del Sur que criticó las leyes climáticas del país por no proteger los derechos humanos básicos ni a las generaciones futuras.
La demanda, presentada por 200 demandantes, incluidos jóvenes activistas climáticos, acusó al gobierno de no hacer lo suficiente para frenar el cambio climático.
Una promesa de neutralidad de carbono fallida
A pesar de la promesa de Corea del Sur de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, el país sigue siendo el segundo mayor contaminante por carbón entre las economías del G20, detrás de Australia.
Los críticos sostienen que el gobierno ha sido lento en adoptar la energía renovable y el año pasado redujo sus objetivos para 2030 de reducción de las emisiones industriales de gases de efecto invernadero, aunque mantuvo su objetivo nacional de una reducción del 40 por ciento con respecto a los niveles de 2018.
El cambio climático ya está afectando a la agricultura de Corea del Sur. Los agricultores han informado de una reducción de la calidad y la cantidad de repollo chino, un ingrediente clave del kimchi, un alimento básico del país, como consecuencia del aumento de las temperaturas.
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