Luján Argüelles regresa a Cuatro con fuerza, retomando uno de los programas más emblemáticos de la cadena. Mediaset estrenará el próximo lunes 9 de septiembre la sexta temporada de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, que tras siete años de pausa vuelve a la pantalla. En esta nueva edición, que se emitirá tras First Dates, cinco solteros de perfiles muy distintos intentarán encontrar pareja, acompañados y guiados por sus madres, y de la mano de la presentadora.
Un empresario inmobiliario murciano, un fisioterapeuta de la alta alcurnia de Sotogrande (San Roque), un camarero vasco, un abogado onubense y un cantante de trap del barrio de Usera (Madrid) comienzan su camino hacia el altar bajo la atenta mirada de sus madres. Para conocer más sobre este nuevo proyecto que llegará a nuestra televisión en solo unas horas, Infobae España pudo hablar con Luján Argüelles:
Pregunta: ¿Cómo fue el momento de saber que vuelves a presentar ¿Quién quiere casarse con mi hijo? Un programa que es como tu niño. ¿Cómo afrontaste esa vuelta?
Respuesta: ¿Quién quiere casarse con mi hijo? es el típico programa por el que la gente siempre te pregunta. Y luego vosotros, los compañeros, siempre recordáis que era un formato del que la gente siempre habla. Por tanto, cuando se produce esa llamada es un subidón, pero parecía una consecución lógica que eso fuese así. Hacer un programa como este es un regalo porque, aunque también he hecho cosas que no me han gustado, hay varios formatos que te llaman para hacerlos y no puedes decir no. Es verdad que en ese momento estaba haciendo otros proyectos con otros grupos audiovisuales y había también otras propuestas, pero Mediaset es un grupo en el que no había estado en los últimos años y en el que anteriormente había vivido momentos muy especiales. Y en esta nueva etapa yo tengo un vínculo muy sano con Mediaset y en el que siento que se pueden hacer cosas chulas diferentes, explorar territorios nuevos y está muy bien.
P: Es un programa que siempre ha funcionado muy bien e incluso ha llegado a hacer 14% de cuota de pantalla. Entonces, la pregunta no es es ¿por qué ha vuelto?, sino ¿por qué dejó de emitirse?
R: No soy programadora, pero al margen de eso, yo sí creo que ¿Quién quiere casarse con mi hijo? no tendría que haber salido de la parrilla en ese momento. Quizá cuando veías una asfixia o un agotamiento por parte del formato, pues puedes decir ‘voy a dejarlo descansar un ratito’, no siete años. Pero fueron decisiones que en ese momento se tomaron, y a ver, cuando uno vive en el pasado y en el recuerdo, vive en la frustración. Ahora estamos presentando ¿Quién quiere casarse con mi hijo? Para mí, la mejor edición de todas las que hemos hecho.
P: ¿Por qué es tan especial esta sexta temporada?
R: Porque, habiendo hecho ediciones en las que yo me he reído lo más grande, buenísimas, con personajes espectaculares, con relaciones maternofiliales mágicas… Sí que es verdad que yo cuando lo veía me daba cuenta de que había momentos valle en el programa. No hay un momento valle en este. Es que yo empezaba esta mañana el capítulo seis y todo el tiempo está capturando tu atención. Luego hay personajes que son históricos dentro de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? como Leti, Andrea, etc., que son tan extraordinariamente distintos, que sacar punta a un personaje así es sencillo. Pero aquí vamos a tener unos candidatos y candidatas que van mostrando su personalidad y vas viendo cómo te sorprenden porque no entiendes nada.
También está cargado de elementos que no has descubierto y que no has visto anteriormente. Es un programa muy de comentarlo y va a volver a ser así. Porque cuando yo he hecho este experimento en los últimos meses me encuentro con que, cuando llega un nuevo invitado que siento delante de mi ordenador y le digo ‘dame tu opinión al respecto de esto’, se fijan en cosas con las que efectivamente me vuelvo a reír y vuelvo a alucinar con el nivel de perfección que tiene la gente de edición, pero que yo no había visto antes. Es brillante el casting que ha hecho el equipo de Warner y es un programa que está brillantemente editado.
P: ¿En qué momento conoces tú a los pretendientes y a las madres?
R: La relación con Mediaset es súper fluida y no te esconden nada. Me comentan y vemos juntos; además, después en la grabación yo estoy mucho tiempo con ellos. Yo creo que cuando tú vas a trabajar con alguien que no está fajado en un universo como la televisión, que se va a ver superado un momento determinado por un foco, por una cámara, por el de sonido, por la situación, por la inmensidad del decorado, etc.; tienes que intentar darle mucha seguridad, mucha confianza y que esté a gusto, que esté bien. Entonces, para eso tiene que haber un vínculo entre nosotros. Tenemos que habernos sentido, tocado, mirado, haber hablado y haber visto cuáles son nuestras energías y encontrar el pentagrama.
P: Han pasado siete años desde la pasada edición, ¿has notado algún cambio generacional entre el casting de 2024 y el último?
R: Creo que se nota en la manera de enfrentarse a la tele y en cómo se liga. Ahora es: ‘Venga, vamos, que es tarde’. Pero es un gran aprendizaje para mí. Tengo una niña de nueve años, así que hay que seguir haciendo ¿Quién quiere casarse con mi hijo? hasta que llegue su momento. Este programa tiene una labor social y de aprendizaje. Hay que seguir haciéndolo año tras año para que cuando mi hija llegue a los 15 y empiece a hablarme de amoríos, pues yo ya esté súper entrenada por mis concursantes.
P: ¿Es difícil encontrar a gente que sea auténtica y acuda al programa con una intención real?
R: Yo creo que hay dos cosas muy claras: la madre, por mucho que quiera interpretar, en el momento en el que ve a su hijo haciendo algo que no le gusta, un momento de peligro o que alguien se pueda estar aprovechando de él, alguien pueda estar criticándole por detrás… olvídate. Es madre, no es personaje. Sale la madre, pero como un miura. Y en el caso de que ellos digan: ‘Quiero engañar a todo el mundo y mostrarme de esta manera para vivir esta experiencia’… Es que estamos hablando de algo tan importante como el amor y los sentimientos y emociones. Yo siempre digo: si los concursantes o los participantes de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? tuvieran esas habilidades… Olvídense de Nicole Kidman, olvídense de Penélope Cruz, porque aquí están Mediaset y Warner para ofrecerles los mejores actores de la historia del cine mundial.
P: ¿Cómo valoras tu relación ahora con Mediaset? Habéis hablado de recuperar otros formatos como Un príncipe para Corina u otros parecidos a ¿Quién quiere casarse con mi hijo?
R: Me gustaría saber tantas cosas sobre lo que pretende hacer Mediaset a futuro, pero no estoy en ese nivel de decisiones como para saber cuál es el rumbo que quieren tomar. Podemos hacer lecturas sobre lo que está ocurriendo en este momento, y en este momento Cuatro está cogiendo mucho oxígeno. Escuchas la percepción de la gente con respecto al canal y está volviendo a ser de alguna manera ese canal que siempre nos planteaba grandes retos porque era moderno, vanguardista, diferente, transgresor, novedoso, etc. Y vuelven marcas que son historia de la tele, como Callejeros, que está teniendo muy buen recibimiento.
P: ¿Por qué crees que están triunfando todos los formatos que han regresado? Han vuelto el Grand Prix, Operación Triunfo y ¿Quién quiere casarse con mi hijo? con mucho éxito.
R: Cuando hay formatos con una esencia fresca, por mucho que pase el tiempo van a estar ahí. ¿Qué tiene Grand Prix? Tradición. Un formato popular que es España. En ¿Quién quiere casarse con mi hijo? son las relaciones maternofiliales. La gran relación que va a marcar toda tu vida es la relación con tu padre y con tu madre. Porque arrastras tus heridas de la infancia que vienen de ahí. Y luego la siguiente gran relación que vas a vivir es una relación romántica, pero la primera es esa y la más importante. Entonces, es que eso no va a cambiar. En El rival más débil hay grandes diferencias con lo que nosotros hemos visto al poner a prueba al ser humano en su nivel cultural. A ver, nos pasamos el día midiéndonos con el de al lado, en lo profesional, quién sabe más de fútbol, quién sabe más de cocina, etc. Y tiene mucha tensión. Eso nos llama la atención como espectadores, ver a alguien nervioso.
P: En cuanto a El rival más débil, ¿cómo de distinta va a ser con respecto a las anteriores ediciones?
R: El rival que se emitió, creo que en el año 2000, estaba presentado por actrices y, por tanto, con un papel muy claro y muy definido. A mí cuando me hablan de El rival más débil me encanta porque es un formato que me gustó mucho y que me pareció en su momento que era muy sorprendente. Pero yo no tengo ese perfil. Yo puedo ser una persona muy irónica que me gusta parodiarlo todo, que me encanta que juguemos al límite, pero desde un lugar siempre de conexión y de enlace entre tú y yo. Y los dos nos estamos riendo de lo que está ocurriendo. Aunque seamos muy duros con los comentarios o con las situaciones, pero desde la comodidad. Entonces ese es el rol que yo tenía claro que iba a adoptar en El rival más débil. Y jugando al límite, desde luego, porque jugar al límite es muy divertido. Y luego, por otro lado, son invitados famosos, deportistas, actores, cantantes, políticos. Entonces ya es diferente al concursante que eliges porque hay todo tipo de personas.
Vas a ver a un periodista fajado en actualidad, un tipo brillante al que se le pregunta el estilo pictórico de las cuevas de Altamira y te contesta renacentista. Entonces, claro, tú te vas a quedar en tu casa pegado al sofá diciendo: ‘¿Cómo es posible lo que dice esté tío? Pero es por los nervios, por la situación, porque es que ni te escucha. Entonces tiene mucho atractivo para el espectador, porque algunos los puedes dar ya como concursantes perdidos, porque tu mente limitante o tu subconsciente te dice que no tiene ni idea de nada. El programa de políticos es magia. Los españoles van a pedir que se cambie la Constitución, ir a las urnas de nuevo, pero con otros políticos, en todos los partidos, en todos.
P: Ahora has asumido también un papel como productora. ¿Cómo estás viviendo esta etapa más creativa?
R: Yo sentí la necesidad de reinventarme en un momento determinado en el que profesionalmente estaba muy aparcada después de 17 o 18 años como presentadora de televisión. Parecía no tener ningún interés para nadie. Entonces dices ‘bueno, pues yo he sido periodista siempre’. Yo arranqué a los 20 años en la radio con Luis del Olmo y después sustituí a Carlos Herrera con 24. Luego hacía mi propio programa en la radio, tanto en el verano, cuando Carlos Herrera no estaba, como por las noches en Onda Cero, donde estuve 12 años. Y yo nunca me hubiera planteado ser presentadora de televisión. Yo quería hacer mi radio, mis programas, mi actualidad política y luego apareció esto y está muy bien, pero ahora me han dicho ‘no tiene ningún interés para nosotros’. Pues Luján, algo querrá decir la vida, hacer otras cosas. ¿Qué me apetece? ¿Qué me pide el cuerpo? ¿Qué quiero? Entonces escribí ¿A quién le gusta mi follower?, luego escribí Brigada Tech, y ahora he escrito otro que ya estamos produciendo.
Y la verdad es que a mí me gusta mucho porque estás en todo lo que es el abanico de la comunicación, porque nosotros hacemos documentales de investigación, de actualidad, programas de entretenimiento, etc. Estrenamos ahora la película de Ilia Topuria en todos los cines y luego a Movistar el 18 de septiembre. Cuando me hablaron de Ilia Topuria y de la MMA pensé: ¿Qué me estás contando? Pero es que son la radio y el pan nuestro de cada día. Entonces es todo el tiempo sorpresa y aprendizaje.