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La inteligencia artificial no es mágica, pero ¿puede ser ‘agéntica’?

Si pasas el tiempo suficiente hablando con ejecutivos de tecnología acabarás pensando que la inteligencia artificial (IA) generativa -la tecnología detrás de ChatGPT y otros servicios para la creación de textos, videos e imágenes- está a punto de cambiar por completo todos los aspectos de nuestra vida.

Los copilotos, asistentes y agentes de la inteligencia artificial prometen impulsar la productividad con sugerencias y atajos útiles. En este momento, las herramientas de IA pueden realizar tareas sencillas y específicas, como redactar correos electrónicos, hacer presentaciones o escribir códigos, pero los ejecutivos tecnológicos afirman que pronto nos conducirán a una especie de nirvana de la eficiencia, en el que los asistentes digitales anticiparán y satisfarán todas nuestras necesidades antes de que tengamos que pedírselo.

Un problema: la máquina publicitaria de la tecnología se mueve más rápido de lo que cualquiera puede construir la tecnología. Los expertos en tecnología no esperan a que se cumplan sus promesas: ya están pensando en lo siguiente. ¿Y qué viene después de los agentes de IA? La IA agéntica.

Es una forma sofisticada de decir que algo actúa como un agente. A diferencia de los chatbots, que requieren que un humano escriba una pregunta para poder responder, la IA agéntica puede actuar por sí sola. Un cliente podría crear un objetivo complejo, como predecir qué máquinas de una fábrica necesitarán mantenimiento o reservar un viaje, y la IA realizaría las tareas necesarias en automático.

O, al menos, esa es la idea. La mayor parte de la IA agéntica está aún en la fase de “posibilidad”. Y eso significa que es un buen momento para que las empresas tecnológicas la promocionen.

La IA agéntica “anuncia una era transformadora”, declaró en su blog una empresa emergente llamada Humans.AI. “Ahora vivimos en una economía agéntica”, escribió en LinkedIn el director ejecutivo de Humanic AI, otra empresa emergente. Snowflake, un proveedor de servicios de cómputo en la nube, lanzó al mercado hace poco un producto agéntico que afirma que permitirá a los clientes “hablar con sus datos”.

Las nuevas empresas incluso utilizan esa palabra en su nombre. Agentic.ai, fundada en 2021, fabrica tecnología capaz de reproducir videojuegos para pruebas o para jugar junto a humanos; Agentic Labs, fundada el año pasado, fabrica software para construir software y Agentic Systems, fundada este año, opera en secreto.

Andrew Ng, un destacado investigador de inteligencia artificial, ayudó a popularizar el término este año con la finalidad de acabar con los debates sobre qué tecnología debe considerarse un agente y cuál no. “Hay una zona gris”, escribió en un boletín de junio. Llegó a la conclusión de que “agéntico” era un término general que englobaba la tecnología que no era estrictamente un agente, pero que tenía cualidades similares a las de un agente.

En otras disciplinas, “agéntico” ha tenido significados muy diferentes. Los psicólogos han utilizado este término para describir la capacidad humana de ejercer control sobre sus vidas. Y los defensores de la privacidad lo han utilizado para describir la tecnología que da a las personas el control sobre cómo pueden utilizarse sus datos.

Zoe Weinberg, inversionista de capital de riesgo cuya empresa invierte en el tipo de tecnología agéntica centrada en la privacidad y la seguridad, dijo que era irónico ver cómo un término que empezó describiendo la agencia humana se utilizaba para hablar de su opuesto: la tecnología que funciona con poca o ninguna supervisión humana.

En su opinión, este era “un tropo muy clásico de Silicon Valley”.

© The New York Times 2024.

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