Aproximadamente el 6% de la absorción total de dióxido de carbono (CO2) por el océano se debe a la lluvia, según estudio publicado recientemente en Nature Geoscience.
“El impacto de la lluvia en los flujos de CO2 aire-mar no se ha examinado sistemáticamente, pero comprenderlo nos brinda una imagen más completa”, dijo en un comunicado David Ho, coautor del estudio y profesor de la Escuela de Ciencias y Tecnología Oceánicas y Terrestres de la Universidad de Hawai Manoa. “Esto es especialmente importante ya que se espera que los patrones de lluvia sobre el océano cambien con el cambio climático, y eso podría afectar el sumidero de carbono del océano”, agregó.
El océano desempeña un papel importante en el ciclo global del carbono, ya que absorbe aproximadamente una cuarta parte del carbono emitido por las actividades humanas cada año.
Los intercambios entre el océano y la atmósfera están regidos por propiedades y procesos químicos, físicos y biológicos. La lluvia altera estas propiedades de la superficie del océano, promoviendo el intercambio de CO2 entre el aire y el mar.
La lluvia afecta este intercambio de carbono de tres maneras diferentes. En primer lugar, al caer sobre la superficie del océano, genera turbulencias que facilitan que el agua que se encuentra justo debajo de la superficie entre en contacto con la atmósfera. En segundo lugar, diluye el agua de mar en la superficie, alterando el equilibrio químico dentro del ciclo del carbono oceánico y permitiendo que el agua de mar absorba mayores cantidades de CO2. Por último, las gotas de lluvia inyectan directamente en el océano el CO2 absorbido durante su caída a través de la atmósfera.
El nuevo estudio, dirigido por Laetitia Parc, estudiante de doctorado en la Escuela Normal Superior (ENS; Francia), es el primero en proporcionar una estimación global de estos tres efectos de la lluvia. El equipo de investigación se basó en un análisis de observaciones satelitales y un nuevo análisis de datos climáticos y meteorológicos globales durante un período de 11 años, de 2008 a 2018.
Su investigación mostró que la lluvia aumenta el sumidero de carbono oceánico en 140 a 190 millones de toneladas de carbono por año. Esto representa un aumento del 5% al 7% en los 2.660 millones de toneladas de carbono que absorben anualmente los océanos. El aumento de los intercambios superficiales debido a la turbulencia y la dilución del agua de mar desempeña un papel de un orden de magnitud comparable al de la inyección directa de carbono disuelto en las gotas de lluvia.
Sin embargo, las regiones donde estos procesos son significativos difieren. La turbulencia y la dilución aumentan principalmente el sumidero de CO2 en las regiones tropicales caracterizadas por fuertes eventos de lluvia asociados con vientos débiles, lo que induce una notable salinidad y dilución de CO2. En cambio, la deposición por gotas de lluvia es significativa en todas las regiones con fuertes precipitaciones: los trópicos, por supuesto, pero también las rutas de tormentas y el océano Austral.
Los resultados de este estudio sugieren que el efecto de la lluvia debería incluirse explícitamente en las estimaciones utilizadas para construir el presupuesto global de carbono, que se compila anualmente e integra las emisiones antropogénicas, el crecimiento del CO2 atmosférico y los sumideros naturales de carbono.