La Organización Mundial de la Salud da una valoración generalmente positiva al Sistema Nacional de Salud (SNS) español. El informe Health Systems and Policy Monitor, elaborado por el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Asistencia Sanitaria en conjunto con la OMS, afirma que el SNS “se desempeña bien en comparación con la Unión Europea”. Entre los datos aportados está la esperanza de vida española, de 83,2 años, la más alta en la región, mientras que las tasas de hospitalizaciones evitables y mortalidad evitable (por causas tanto prevenibles como tratables) se encuentran entre las más bajas.
Sin embargo, los autores del informe advierten de que “persisten algunas brechas en el acceso y la eficiencia técnica del sistema”. Existen necesidades no satisfechas, especialmente en lo referente a la atención dental, óptica y la salud mental.
Entre las faltas del sistema destacan las barreras al acceso a la atención primaria, en concreto por los retrasos a la hora de obtener cita: de media, se tardan 9 días en conseguir una primera visita con el médico de cabecera. En ello influye la falta de profesionales, especialmente acusada en los centros de salud. Pese a que España tiene más facultativos que la media de la Unión Europea, “hay una gran necesidad de personal sanitario” en algunas áreas, ha admitido Cristina Hernández-Quevedo, una de las autoras del informe. “Las proyecciones para el personal médico indican que las necesidades futuras pueden no ser cubiertas”, revelan en el estudio.
Sistema casi universal y gratuito
El informe presentado este lunes valora la cobertura de la sanidad pública española como “prácticamente universal”, especialmente tras las reformas llevadas a cabo desde el año 2018, que “se han centrado en abordar el alcance, la amplitud y la profundidad de la cobertura del SNS, con especial énfasis en los grupos vulnerables”. Sin embargo, todavía quedan algunas brechas de acceso. Entre las principales, los obstáculos administrativos para obtener la residencia en el país, que garantiza el derecho a la atención sanitaria; y para conseguir el Ingreso Mínimo Vital (IMV), que “es la base para la excepción de los copagos”.
En ese sentido, existe un pequeño porcentaje de la población no tiene todas sus necesidades médicas cubiertas, especialmente entre las personas vulnerables y con menos recursos. Aunque por debajo de la media europea, el número de personas afectadas ha crecido en los últimos años: si en 2019 representaban el 0,2% de la población española mayor de 16 años, en 2022 llegaban al 1,2%.
Esta falta de atención crece al mirar la falta de cobertura dental (4,5% de la población mayor de 16 años), que afecta sobre todo a los hogares más pobres y migrantes (10,6% de la población extranjera). El informe también ha encontrado diferencias por renta en cuanto a los servicios de detección de cáncer: el 25,6% de las mujeres en el quintil más pobre recibieron exámenes médicos al respecto en el último año, frente al 38,5% del quintil más rico. Ambos grupos se quedan por debajo de la media europea (30,2% y 41,6% respectivamente). Las diferencias también se repiten en la detección del cáncer colorrectal, donde tan solo un 11,6% de la población más pobre recibió exámenes (18,1% de media europea), frente al 19,6% más rico (21,5% de media en la UE).
Estas brechas se vieron agravadas por la pandemia, que hizo bajar las pruebas de detección en la población general para el cáncer de mama, el cáncer cervical y el cáncer colorrectal.
Los autores del informe insisten en que la necesidad de reforzar la atención primaria, expandir la atención odontológica y resolver la falta de recursos humanos y servicios en ciertas especialidades “para hacer el acceso verdaderamente efectivo”. Igualmente, resalta la importancia de una mejor coordinación entre el sistema público de salud y los sectores sociales “para cubrir las necesidades de la tercera edad y los pacientes de salud mental”.