El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha reconocido este lunes que la sequía que golpea al país ha desembocado en una crisis energética que ha sumido a la nación sudamericana en un “caos”, a la par que ha alertado de que la situación “es mucho peor de lo esperado”.
“Planificamos un estiaje normal basado en los datos de los últimos 100 años”, ha manifestado el mandatario ecuatoriano desde Nueva York, a donde ha viajado para participar en la próxima Asamblea General de Naciones Unidas, según informa la cadena de televisión ecuatoriana Ecuavisa.
Así las cosas, el presidente Noboa ha admitido que su Gobierno no preveía que en este 2024 tuviera que hacer frente a la peor temporada de sequía de los últimos 60 años. Debido a la falta de lluvias, las centrales hidroeléctricas del país apenas producen energía, lo que ha desembocado en una crisis de abastecimiento a nivel nacional.
Las autoridades han decretado apagones a lo largo de todo el territorio ecuatoriano de cara a esta semana como “medida urgente ante la peor sequía hidrológica que ha afrontado el país en las últimas seis décadas”, según detalló la Presidencia el pasado domingo.
Las autoridades de Ecuador aumentaron los cortes de energía el lunes hasta 14 horas diarias ante lo que calificaron como una severa sequía que afecta a las plantas hidroeléctricas del país apenas cinco meses después de que el gobierno de Daniel Noboa decretara en emergencia el sector eléctrico y también racionara la distribución de electricidad en hogares y negocios.
El racionamiento eléctrico, que afecta a viviendas, negocios y al sector productivo en 20 de 24 provincias, incluidas grandes ciudades como Quito y Guayaquil, se divide en tres franjas horarias —mañana, tarde y noche— y, en los peores casos puede durar hasta 14 horas.
Hay ecuatorianos que están sin luz desde las 6:00 hasta las 10:00 de la mañana, luego desde las 14:00 a las 19:00 de la tarde y, luego, tras una hora con electricidad, vuelven a quedar sin servicio, desde las 20.00 hasta la 1:00 de la madrugada.
Es decir, durante las horas del día, solo tienen cinco horas con electricidad. A eso se añade que también hay racionamiento de agua potable en poblaciones de al menos nueve provincias, con cortes de hasta 20 horas diarias, debido también a la sequía.
Ecuador registra un déficit de generación de energía eléctrica frente a la demanda nacional de alrededor de 1.100 megavatios, según el gobierno, ocasionado por un adelanto de la época seca y por una severa sequía en casi todo el territorio, especialmente en el sur ecuatoriano, donde está el mayor complejo de generación hidroeléctrica nacional.
El subsecretario de Generación y Transmisión de Energía Eléctrica, Byron Benalcázar, había mencionado que gracias a las esporádicas lluvias del fin de semana se registró un incremento del nivel de agua de 20 centímetros en el embalse de Mazar, la represa más importante del país, aunque consideró esta mejora como insuficiente.
El lunes, en cambio, el ministro de Energía, Antonio Goncálves, dijo en una rueda de prensa que no tenía “buenas noticias”. Explicó que el embalse de Mazar está en un estado crítico, que el domingo llegó a una cota de 2.114 metros sobre el nivel del mar —está en la región andina ecuatoriana— y que esto es solo cuatro metros por encima del mínimo necesario para seguir operando. La cota normal está en torno a los 2.145 metros sobre el nivel del mar.
Mazar alimenta un complejo de generación eléctrica integrado por las centrales de Paute, Molino y Sopladora, que aportan en estos momentos de crisis más del 50% de la energía que requiere el país.
“La tarea es mantener operando ese embalse, para mantener control sobre el sistema energético nacional”, dijo Goncálvez, quien argumentó que para que pueda seguir operando ese complejo hidroeléctrico “dependemos que llueva” y de seguir con los cortes eléctricos. Añadió que Ecuador depende mucho de la hidrología, porque el 72% de la generación es hidroeléctrica.
Sin embargo, en paralelo a los cortes, el presidente Noboa emitió días atrás un decreto para cubrir el pago —mediante compensación— de las facturas de la luz de diciembre, enero y febrero de hasta 180kw/h de consumo en los hogares, equivalente a unos 20 dólares por cada recibo.
Los cortes también han afectado a los semáforos de las ciudades, provocando caos vehicular.
Para Kathy Lastra, dueña de un pequeño restaurante en el norte de Quito, “que nos dejen sin luz nos causa mucho daño, porque nosotros vivimos del (ingreso) diario” y añadió que “la cosas que preparamos con la cocina de gas están avanzando, pero los jugos, los batidos y las salsas, estamos intentando hacer a la antigua, a mano”.
El Secretario Nacional de Gestión de Riesgos, Jorge Carrillo, justificó la ampliación de los cortes aduciendo que “el estiaje se preveía, lo que no se preveía era la magnitud“. Dijo que es una situación de crisis que “está afectando no solo Ecuador sino a la región, donde tenemos cifras históricas en cuanto a altas temperaturas”.
“La cuenca del Amazonas enfrenta en 2024 una de las sequías más severas de los últimos años, con impactos significativos en varios países miembro”, afirmó una nota técnica emitida la semana pasada por la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, que incluye a Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
Marcela Miño, dueña de una peluquería, dijo que “sin luz no hay trabajo, nuestras clientes no vienen y así vengan no podemos atenderlas, porque ni siquiera podríamos cepillarles el pelo, para eso necesitamos la secadora”.
El país sudamericano ya tuvo semanas de racionamiento eléctrico diario por varias horas a finales de 2023, cuando aún gobernaba Guillermo Lasso, y de nuevo en varias semanas del primer cuatrimestre de 2024, con Noboa como presidente.
(Con información de EP y AP)