El Ejército israelí aseguró este martes que ha matado al comandante de la unidad de misiles del grupo terrorista libanés Hezbollah, a quien identificó como Ibrahim Muhammad Kabisi, tras un ataque contra los suburbios del sur de Beirut.
“Desde hace años y durante la guerra, fue responsable de los lanzamientos contra territorio israelí”, explicaron las fuerzas israelíes en un breve comunicado, en el que dijeron que durante el ataque Kabisi se encontraba rodeado de otros comandantes “clave” del grupo.
Israel atacó este martes, por quinta vez desde octubre, la capital libanesa, en plena escalada de sus bombardeos contra el grupo chií en el sur y el este de Líbano, que ya han dejado más de 500 muertos y 1.800 heridos.
El ataque contra Beirut alcanzó un edificio residencial en el barrio de Ghobeiry, en los suburbios meridionales de la capital libanesa, conocidos como el Dahye.
Según las autoridades libanesas, al menos seis personas murieron y otras 25 resultaron heridas en el bombardeo.
Fotos tomadas en el lugar mostraron que el ataque destruyó dos plantas de un edificio en una zona densamente poblada.
Decenas de vehículos y motocicletas que se encontraban en un garaje resultaron dañados, así como edificios vecinos y tramos del cableado eléctrico.
El Dahye ya fue objeto de otro ataque israelí el lunes, del que, según el grupo terrorista, salió ileso el comandante de Hezbollah Ali Karaki, y de un bombardeo el pasado viernes en el que murieron más de medio centenar de personas, según el último recuento ofrecido por la Defensa Civil libanesa.
La zona ha sido atacada en cinco ocasiones desde el inicio de los enfrentamientos entre Israel y Hezbollah hace casi un año y en todas ellas los objetivos principales fueron altos mandos del grupo chií o del grupo terrorista palestino Hamas.
El intenso fuego cruzado ha alcanzado niveles sin precedentes en los últimos días, después de que Israel comenzase una campaña de bombardeos contra el sur y el este del país en los que han muerto ya 558 personas (entre ellas 50 niños y 94 mujeres) y 1.800 han resultado heridas, según el último recuento de las autoridades libanesas.
El país acusa al grupo terrorista libanés (igual que hace con Hamas en la Franja de Gaza) de utilizar casas de civiles para almacenar armamento y defiende que su ofensiva de los últimos días busca “degradar” las capacidades de Hezbollah para atacar a Israel.
El ejército israelí dijo que hará “todo lo necesario” para alejar a Hezbollah de la frontera libanesa con Israel.
Miles de personas huyeron del sur del Líbano, atascando la principal autopista a Beirut en el mayor éxodo desde la guerra de 2006 entre Israel y Hezbollah.
Se trata de una cifra asombrosa para un país que aún se tambalea tras un mortífero ataque contra dispositivos de comunicación la semana anterior. Líbano culpó de los ataques a Israel, pero este país no confirmó ni negó su responsabilidad.
Desde el 8 de octubre, las fuerzas lideradas por Hezbollah han atacado casi diariamente comunidades y puestos militares israelíes a lo largo de la frontera, alegando que lo hacen en apoyo a Gaza. Israel ha advertido repetidamente que no puede seguir tolerando la presencia de Hezbollah cerca de su frontera tras los acontecimientos del 7 de octubre, y ha amenazado con una acción militar para alejar al grupo del sur del Líbano si no se alcanza una solución diplomática.
La situación sigue siendo extremadamente tensa, con ambas partes preparándose para una posible escalada del conflicto en los próximos días.
Este martes, las hostilidades continuaron, con el lanzamiento por parte de Hezbollah de más de 100 cohetes contra Israel, que respondió con bombardeos aéreos en el sur del Líbano.