El primer ministro de Marruecos, Aziz Ajanuch, ha destacado este martes ante la Asamblea General de la ONU que la solución al conflicto en el Sáhara Occidental pasa por apoyar el plan de autonomía marroquí, una propuesta rechazada por el Frente Polisario y que divide a la comunidad internacional.
“Marruecos está plenamente comprometido con una solución pacífica de los conflictos. Hacemos todo lo posible para que se le dé una solución pacífica a la cuestión del Sáhara marroquí, partiendo de la iniciativa de autonomía y en el marco de la soberanía de Marruecos para reforzar el desarrollo también en la región”, ha expresado durante su intervención.
En ese sentido, ha recalcado que varios países, entre ellos España, Francia o Estados Unidos, han mostrado su apoyo a su iniciativa en lo que considera un “mensaje claro” para que la ONU “actúe” para dar una solución política basada en su propuesta.
Ajanuch también ha mostrado su apoyo al restablecimiento de las mesas redondas políticas para solucionar el conflicto, y ha prometido que “no se dará proceso político alguno más allá de estas mesas” establecidas bajo los parámetros de la ONU y que contaron con la participación de Argelia, uno de los principales detractores del plan de autonomía marroquí.
“No habrá solución si no hay alto el fuego acordado por las milicias armadas. La realidad del Sáhara marroquí tiene su correlato en una evolución de crecimiento económico y que pasa también por un plan que tenemos para las provincias. Los habitantes de la región participan plenamente en la vida política a través de sus representantes elegidos de forma democrática. Esto demuestra la integridad territorial y el carácter marroquí del Sáhara”, ha añadido.
Tras ello, ha expresado su solidaridad con el pueblo palestino y libanés ante los recientes ataques israelíes, y ha afirmado que la paz en la región pasa por el reconocimiento de un Estado palestino con capital en Jerusalén Este.
La antigua colonia española del Sáhara Occidental fue ocupada por Marruecos en 1975 pese a la resistencia del Frente Polisario, con quien se mantuvo en guerra hasta 1991 cuando ambas partes firmaron un alto el fuego con vistas a la celebración de un referéndum de autodeterminación. Las diferencias sobre la elaboración del censo y la inclusión o no de colonos marroquíes ha impedido hasta el momento su convocatoria.
El último revés para los saharauis fue el apoyo del Gobierno español al plan de autonomía marroquí, un cambio de postura calificado de traición por el Polisario, que recuerda que España es aún ‘de iure’ la potencia administradora del Sáhara Occidental.