A largo y ancho del territorio español, infinidad de castillos se suceden dando lugar a un patrimonio único. Estas construcciones son una ventana a la historia gracias a su buen estado de conservación, que, en su mayoría, permiten disfrutar de todas sus maravillas. A esto hay que sumar su posición privilegiada, pues muchos de ellos se enclavan en lo alto de montañas y colinas, dominando toda la región, ya que se utilizaron como fortalezas defensivas.
De este modo, en la comarca del Bierzo, concretamente en el pueblo de Vega de Valcarce, se ubica una de las fortalezas más importantes de la región. Estamos hablando del castillo de Serracín, una construcción situada en lo alto de una colina que ha sido históricamente uno de los puntos estratégicos más relevantes para el control de Galicia. De hecho, se encuentra en la frontera con esta comunidad y la localidad donde se ubica forma parte del Camino de Santiago Francés, lo que convierte a la fortaleza en una parada obligatoria para conocer la historia de la región.
Gran importancia estratégica
El origen del actual castillo se remonta al siglo IX, pero este se asienta sobre una construcción anterior, destruida en el año 714 por el gobernador del Califato Omeya, Muza. A lo largo de su historia, ha sido testigo de numerosos acontecimientos, de los cuales algunos han aumentado hasta ser leyendas. Así, una de las historias que rodea a la fortaleza de Serracín cuenta como los señores de Valcarce defendieron el castillo con cinco estacas de roble, que hoy forman parte del escudo de la villa de Vega de Valcarce.
Esta resistencia se habría dado frente a un enemigo poderoso, y la hazaña quedó marcada en la memoria local. El nombre del castillo, Castrum Sarracenicum, se atribuye al conde Sarracino Gatónez, quien vivió entre los años 852 y 855. Se dice que este noble no solo dominó amplios territorios en la frontera con el Islam desde la fortaleza, sino que también se rebeló contra el propio rey Alfonso III, consolidando su posición como una figura clave en la historia de la región.
A partir de este momento, el castillo entra en una etapa poco documentada, aunque se considera casi seguro que fue ocupado por los caballeros templarios. Esta orden militar, conocida por su misión de proteger a los peregrinos en sus viajes, también controlaba otras fortalezas cercanas, como las de Ponferrada y Cornatel. Los templarios habrían asumido el control del castillo de Sarracín con el objetivo de garantizar la seguridad del flujo de peregrinos que recorrían el Camino de Santiago, cumpliendo así su sagrada misión en una de las rutas más importantes de la cristiandad en la época.
Una fortaleza recuperada
Sea como fuere, a día de hoy se puede apreciar una estructura que se caracteriza por su planta rectangular dividida en varias estancias. Además, se conservan dos de sus torres de vigilancia, elementos característicos que reflejan su función defensiva, y donde una de ellas posee una saetera abocinada. Igualmente, en los últimos años estuvo en serio riesgo de desplome, debido al deterioro que había sufrido a lo largo del tiempo.
Sin embargo, gracias a las reformas emprendidas en las últimas décadas, su estabilidad estructural ha sido recuperada, permitiendo que el castillo recupere parte de su esplendor. No obstante, sigue formando parte de la Lista Roja elaborada por la asociación Hispana Nostra. Cabe destacar que el acceso al castillo se realiza a través de una puerta con arco de medio punto y es libre.
Cómo llegar
Desde León, el viaje es de alrededor de 1 hora y 45 minutos por las carreteras AP-71 y A-6 (hay peajes). Por su parte, desde Lugo el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 5 minutos por la vía A-6.