México vive uno de los momentos clave de su historia. Éste 1 de octubre, Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió en la primera mujer en asumir la Presidencia de la República, heredando el liderazgo del movimiento de la Cuarta Transformación y múltiples retos en materia de justicia, economía y, sobre todo, seguridad.
De acuerdo con datos del gobierno, durante el periodo en el que Andrés Manuel López Obrador estuvo al frente del poder Ejecutivo (2018-2024), México registró 199 mil 619 homicidios dolosos y más de 51 mil desapariciones, lo que lo posiciona como el sexenio más violento en la historia moderna del país.
Entre otras cosas, su administración también resalta por haber sido escenario de un aumento significativo de las actividades del crimen organizado; en específico del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y de Los Chapitos, la facción más conocida del Cártel de Sinaloa y quizá el grupo delictivo del que más se habló durante los últimos seis años.
Pero, ¿qué fue lo que ocasionó estos hechos?
Estrategia de seguridad, ¿fallida?
Para el periodista José Luis Montenegro, experto en seguridad y narcotráfico, la acción que permitió que los grupos criminales ya referidos adquirieran mayor poder durante el ahora gobierno saliente fue la estrategia de seguridad de “abrazos, no balazos”.
“La propagación y la consolidación de un modelo o una estrategia de seguridad fallida permitió que muchos de los narcotraficantes, sobre todo Los Chapitos, afianzaran su poder. (…) Yo creo que logran consolidar su poder durante el sexenio de López Obrador porque él permitió que ellos mismos crecieran”, declaró en entrevista para Infobae México.
Cuando López Obrador llegó a Palacio Nacional, Los Chapitos ―hijos de Joaquín Guzmán Loera― estaban por cumplir tres años al frente del Cártel de Sinaloa; esto luego de que la tercera y última captura de su padre en enero de 2016 los impulsara a asumir su liderazgo al frente de dicha organización criminal.
Pese a que intentaron mantener sus actividades en secrecía, solo bastaron pocos años para que se convirtieran en el grupo criminal más conocido en México.
Además de la estrategia de seguridad, José Luis Montenegro señala que la consolidación de Los Chapitos también fue responsabilidad del gobierno de Sinaloa.
“Esto también obedece a otro fenómeno, que es el debilitamiento del Estado, me refiero al estado de Sinaloa que, siguiendo la misma tónica del presidente López Obrador, no quisieron combatir las causas que generaban la violencia.
Simplemente dejaron operar con un gran contubernio a los criminales a cambio de cuantiosos sobornos y de una impunidad rampante. Esto, insisto, te habla de que la corrupción fue al más alto nivel: desde el policía local hasta un agente de la Policía Estatal, elementos del Ejército Mexicano, de la Marina e inclusive de la Guardia Nacional (GN), tocando muy de cerca al círculo cercano del presidente López Obrador”, declaró.
La captura de ‘El Mayo’ Zambada, problema heredado a Sheinbaum
Por otra parte, Montenegro refiere que el secuestro de Ismael ‘El Mayo’ Zambada y su posterior entrega a las autoridades de Estados Unidos, orquestada por Joaquín Guzmán López ―integrante de Los Chapitos―, influirá en que la facción criminal mantenga su poder en el próximo sexenio.
“Muy recientemente este propio poder aumento gracias a leyenda de Los Chapitos, es decir, al que ellos mismos generaran este arquetipo del narcotraficante que se empoderó tanto que pudo vencer al propio capo de la vieja guardia, como Ismael Mario Zambada. (…) Empieza a crecer la leyenda de que son los más fuertes y los más sanguinarios en el estado”.
Pese a que el ahora expresidente López Obrador intentó difundir calma en Sinaloa, luego de que el pasado 9 de septiembre estallara la guerra entre Los Chapitos y La Mayiza ―facción que respondía a ‘El Mayo’―, el problema no pudo controlarse y ahora pasará a manos de la primera presidenta de México. Datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) refieren que, en solo 20 días, la entidad registró 108 homicidios.
Por otra parte, Sheinbaum se enfrenta a una fuerte base social construida por Los Chapitos, un modelos aspiracional debido a la falta de oportunidades, refiere Montenegro.
“Yo creo que por eso Los Chapitos han sido un grupo de interés, porque es realmente un fenómeno político, económico y social. No ha habido la voluntad política e inclusive, por momentos, no ha habido la voluntad de la sociedad para acabar con este con este flagelo”, concluyó.