Vigo, 7 oct (EFE).- Convertido en el referente ofensivo del Celta, Borja iglesias vuelve a estar feliz. El delantero gallego llega al segundo parón de LaLiga como máximo goleador de su equipo con cuatro dianas, las mismas que Iago Aspas, que ha estado 171 minutos más sobre el césped que su compañero.
Es el segundo mejor arranque goleador de Borja Iglesias en la máxima categoría. Únicamente en la temporada 2022-23, con la camiseta del Betis, el delantero santiagués mejora los números que ha firmado en su regreso a Balaídos. Aquel curso, en el que alcanzó por primera vez la internacionalidad con la selección absoluta en diciembre de 2022, sumó siete goles en las nueve primeras jornadas.
Tras brillar con el Real Zaragoza en Segunda, en el verano de 2019 el Espanyol apostó fuerte por Borja Iglesias. El atacante se convirtió en el fichaje más caro de la historia del club catalán, tras abonar al Celta los 10 millones de euros fijados en su cláusula de rescisión.
Un año después, el atacante volvió a hacer las maletas rumbo a Sevilla. El Betis pagó 28 millones de euros por el segundo máximo goleador español de LaLiga (17 tantos). Entre 2019 y 2024 estuvo en el equipo verdiblanco, con un breve paso por el Bayer Leverkusen, con el que se proclamó campeón de la Bundesliga, en la segunda vuelta del pasado campeonato.
Al terminar su cesión en el equipo de Xabi Alonso, Borja Iglesias tuvo que regresar al Betis, con el que todavía le quedaban dos años de su contrato. La continuidad de Manuel Pellegrini en el banquillo del Villamaría hacía imposible su permanencia en la plantilla.
La cotización del delantero había descendido considerablemente. La temporada 2023-24 la terminó sin goles en LaLiga y en la Bundesliga. Eso no impidió que numerosos clubes llamaran a su agente. Hubo uno, no obstante, que contactó directamente con él: el Celta.
Álex Otero, la mano derecha del director deportivo mexicano Marco Garcés, pulsó la posibilidad de que Borja se uniera a la plantilla de Claudio Giráldez, su gran valedor. El sustituto de Rafa Benítez y Aspas fueron los que más se esforzaron para convencer a Marián Mouriño de que valía la pena hacer un esfuerzo económico, pese a que dentro de la dirección deportiva no todos estaban convencidos.
La vuelta del santiagués al Celta no se fraguó sin peajes. Algunos aficionados tampoco querían su regreso. Borja, sin embargo, no dudó en ningún momento. Por eso, apostó fuerte por regresar a Vigo, pese a contar con ofertas superiores económicamente. Quería sentirse querido, y qué mejor que hacerlo rodeado de su gente –vive en Santiago, a casi 100 kilómetros de la ciudad deportiva del Celta-.
En cuanto se cerró su cesión, Borja desbordó alegría. Y eso se ha visto reflejado en el campo. Llegó con una pequeña lesión en el sóleo y eso le impidió rendir en sus primeras semanas en Vigo. Claudio mantuvo la fe en él, y el delantero no le ha defraudado. “Es increíble lo que aporta dentro y fuera del campo, siempre con una sonrisa, siempre dispuesto a ayudar a sus compañeros”, admiten en el Celta. Esa es una de las grandes virtudes del internacional español. En el vestuario del Betis, sin ir más lejos, mantiene grandes amigos.
En las dos primeras jornadas apenas disputó 36 minutos: 12 contra el Alavés y 24 contra el Valencia. Su equipo ganó ambos partidos. Él continuó trabajando con una sonrisa. Su primera titularidad llegó en Villarreal, donde se estrenó como goleador. En El Sadar repitió en el once y volvió a marcar. Y contra el Valladolid encadenó su tercer partido celebrando un gol. Fue, además, el tanto de la victoria. “Meter goles es lo que se me da bien, aunque alguno no lo crea”, dijo tras aquel encuentro. Su cuarto tanto llegó este fin de semana en Las Palmas, y de nuevo sirvió para que el Celta sumara 3 puntos, los primeros de la temporada a domicilio. Es la reivindicación del “Panda”, un nuevo triunfo de Giráldez, su gran valedor. EFE
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