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Allez Léon

Javie Villanueva

París, 28 jul (EFE).- Como si fuera una sola, las más de trece mil gargantas que llenaron este domingo la piscina de La Défense Arena se desgañitaron al grito de “Allez Léon, allez Léon” para animar al que se perfila como una de las grandes estrellas de los Juegos Olímpicos de París, el francés Léon Marchand.

Gritos de apoyo a los que Marchand correspondió logrando con un tiempo de 4:08.30 minutos la mejor marca de las series preliminares de los 400 estilos, una prueba en la que parte como el indiscutible favorito para colgarse la medalla de oro en la final de esta tarde.

Tal y como demuestran los 1.20 segundos en los que el nadador francés aventajó a su más inmediato perseguidor, el británico Max Litchfield (4:09.51), o los más de dos en que superó al japones Daiya Seto (4:10.92) y al estadounidense Carson Foster (4:11.07), plata en los dos últimos Mundiales tras Marchand.

Y eso que el nadador francés pareció tomarse con calma las series matinales, en las que no tuvo que acercarse a su propio récord del mundo, los 4:02.50 minutos que firmó en el año 2023 en Fukuoka, para demostrar que hoy por hoy no tiene rival en la prueba larga de estilos.

Si el estruendo acompañó cada brazada de Léon Marchad, el silencio de admiración acompañó las del joven rumano David Popovici, uno de los pocos capaces de discutir el título de ‘rey’ de la piscina al nadador francés.

Como si nadie quisiera romper el hechizo que se produce al contemplar el delicado y fluido nadar del rumano, el griterío no llegó hasta el final, cuando el rumano tocó la pared y apareció en los marcadores su tiempo.

Una marca de 1:45.65 minutos que permitió a Popovici, de 19 años, acceder a las semifinales de los 200 libre que se disputarán esta tarde con el mejor registro de todos los participantes.

Y es que el rumano, que cuenta este curso con un mejor registro de 1:43.13, no parece dispuesto a que nada ni nadie le aparte en París de un podio que se le escapó hace tres años en los Juegos de Tokio, en los que contaba con apenas 15 años, por tan sólo dos centésimas.

Una medalla de oro que en caso de los 200 libre femeninos parece que se reducirá a un duelo entre las australianas Mollie O’Callaghan y Ariarne Titmus, que ya sabe lo que es subir en París a lo más alto del podio tras imponerse el sábado en la final de los 400 libre.

Esfuerzo que llevó a Titmus, plusmarquista universal de la distancia, a tomarse con algo más de calma las series preliminares que su compatriota O’Callaghan, que afrontará las semifinales con el mejor tiempo tras nadar esta mañana en 1:55.79 minutos.

Cuarenta y cuatro centésimas menos que Titmus que, incluso, se dejó arrebatar el triunfo en la cuarta y última serie por la canadiense Mary-Sophie Harvey, tras firmar un crono de 1:56.23. EFE

jv/ism

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