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Atentado contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas dejó en emergencia ambiental a Norte de Santander: comunidades están riesgo

El 24 de septiembre de 2024 ocurrió un atentado contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas en Toledo, Norte de Santander - crédito REUTERS y Corponor
El 24 de septiembre de 2024 ocurrió un atentado contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas en Toledo, Norte de Santander – crédito REUTERS y Corponor

El 24 de septiembre de 2024, un nuevo atentado contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas sacudió la vereda El Limoncito, en el municipio de Toledo, Norte de Santander. Este ataque, atribuido a grupos armados ilegales, ha generado graves daños ambientales y afectado directamente a las comunidades aledañas, sumándose a una larga lista de agresiones a la infraestructura petrolera en el país.

El ataque fue provocado por la activación de explosivos, lo que causó un derrame significativo de crudo que ha contaminado las fuentes hídricas cercanas. Las aguas del río Margua, vital para la vida y la actividad agrícola de la región, quedaron gravemente afectadas tras el atentado.

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Habitantes de la zona enviaron videos que mostraban la magnitud de la contaminación en el río, exigiendo a las autoridades una respuesta rápida para detener la contaminación y proporcionar soluciones a los afectados, dentro de los cuales están varios residentes del corregimiento San Bernardo de Beta, zona que se ha visto seriamente perjudicada por el ataque.

Preocupación por el medio ambiente y la infraestructura

Este ataque no solo ha impactado el medio ambiente, sino que también ha afectado la infraestructura de la zona. El derrame se extendió hasta la vía de La Soberanía, una de las principales carreteras que conecta Norte de Santander con los departamentos de Arauca y Boyacá. Las comunidades rurales cercanas a la carretera han visto cómo el crudo se esparcía por los cultivos, poniendo en riesgo tanto su salud como sus medios de subsistencia.

Los habitantes temen que las secuelas de este atentado afecten no solo el acceso al agua potable, sino también la viabilidad de sus cultivos y actividades económicas. Además, la afectación a la fauna y flora de la región pone en riesgo los ecosistemas locales, exacerbando aún más la crisis ambiental generada por los atentados contra la infraestructura petrolera.

Con los recursos naturales y la vida de los habitantes en juego, la urgencia de que las autoridades encuentren soluciones a largo plazo se hace cada vez más evidente, mientras las comunidades esperan respuestas y acciones inmediatas para detener el deterioro de su entorno y su seguridad.

El contexto de la violencia en la región

Este atentado es el segundo en menos de dos días contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas, intensificando la preocupación por la situación de orden público en la región. Según las autoridades, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) es el principal sospechoso de estos hechos que no solo afectan la infraestructura energética del país, sino que también generan graves daños colaterales a las comunidades cercanas.

Emiten orden de captura contra Comando del ELN por el asesinato de Eustorgio Colmenares Baptista, exdirector del diario La Opinión. Fotos: Colprensa-La Opinión/archivo
El atentado al oleoducto Caño Limón-Coveñas se atribuye al Ejército de Liberación Nacional (ELN) – crédito Colprensa y La Opinión/archivo

Ecopetrol, la empresa encargada de la operación del oleoducto, emitió un comunicado rechazando este nuevo acto de violencia. La compañía reveló que “desde finales de agosto se han registrado 27 atentados al oleoducto”, una cifra alarmante que evidencia la creciente presión de los grupos armados en la región. En esta ocasión, el derrame de crudo impactó una vía terciaria y el río Margua, lo que provocó una emergencia ambiental de gran magnitud.

En el comunicado, Ecopetrol también hizo un llamado urgente al cese de los ataques: “Estos actos violentos no solo acaban con la vida de personas, sino que afectan la convivencia pacífica, impiden la construcción de paz y vulneran los derechos humanos”.

El atentado al oleoducto ocurre en un momento crítico para Norte de Santander, una región que se ha visto sacudida por múltiples incidentes de violencia en los últimos meses. Ese mismo día, el Ejército también enfrentó un campo minado en el municipio de Teorama, donde el ELN colocó explosivos que resultaron en la muerte de un soldado y dejaron a cinco más heridos.

Soldado mina
El soldado profesional Solano Miranda Carlos fue asesinado al caer en un campo minado en Teorama, Norte de Santander – crédito cortesía Ejército Nacional de Colombia

El comandante del Ejército, general Luis Emilio Cardozo, se trasladó a Cúcuta para coordinar las operaciones militares en la zona y hacer frente a la creciente amenaza de los grupos armados. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del Ejército por controlar la situación, los ataques continúan, lo que refleja la profunda inestabilidad que afecta a esta región del país.

El general Cardozo destacó la urgencia de intensificar los operativos militares para dar con los responsables de los ataques. “No descansaremos hasta capturar a quienes están detrás de estos actos criminales. Las tropas están desplegadas y continuarán trabajando para proteger a las comunidades y restaurar el orden”, declaró el oficial en un comunicado.

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