Carlos Galdós es consciente de que ha tomado algunas malas decisiones a lo largo de su vida. Sin embargo, no se arrepiente de ninguna de ellas, ya que de no haberse equivocado, jamás habría aprendido lo que sabe hoy. A punto de cumplir 50 años, el recordado conductor de ‘La Noche es Mía’—programa que marcó un antes y después en la televisión peruana, no solo por su contenido sino también por las controversias que suscitaba—quiere reivindicarse consigo mismo y con las personas que ocupan el mayor espacio en su corazón: sus hijos, quienes le han enseñado el verdadero significado de la felicidad, sanando las heridas dejadas por la ausencia de su propio padre.
“Mis palabras han generado risas, rabia, indignación, amor. Quizás en algunos momentos hicieron un llamado a la conciencia… Pero hoy quiero que mis palabras endulcen. Quiero que generen paz, que alivien y que estén acompañadas de mi vehículo, que es el humor. En estos momentos, a mí me gusta mi vida, con su oscuridad y con sus tramos jodidos; y para mí eso ya significa bastante”, reflexionó el también locutor radial en una entrevista exclusiva para Infobae Perú.
El expresentador de Latina nos revela que, desde que decidió estudiar Comunicaciones, soñaba con aparecer en televisión y hacer famoso el apellido que heredó de su padre, a quien vio por última vez 15 días antes de su muerte. Tal vez, sostiene, con la esperanza de ser reconocido por él algún día. “Era mi herida de abandono”. Sin embargo, las circunstancias no estaban a su favor. “En mí habitaba la sensación de vacío, sentía que no tenía futuro, y a la luz de los hechos así era”, señala.
Y aunque Carlos Galdós sabía lo complicado que era aparecer en pantalla, buscó —de manera casi desesperada— adentrarse al mundo del entretenimiento en el primer ciclo de la carrera. Sus primeras prácticas fueron como asistente del pastor Ricardo Cabeza en una radio evangélica, en donde se encargaba de responder, durante la madrugada y cargando una Biblia en mano, llamadas de creyentes con la fe resquebrajada.
Después de esta primera experiencia, de la cual no obtuvo pago alguno, habló con su profesor Gonzalo Rojas, quien trabajaba en ese entonces para ATV, para pedirle una oportunidad de ingresar a la televisión. Aunque fue rechazado por su inexperiencia, igualmente grabó un piloto en donde demostraba sus habilidades para conducir. Galdós envió este demo a todos los canales y esperó pacientemente, hasta que llegó la propuesta de ser co-animador de un programa juvenil llamado ‘Oky Doky’.
A pesar de su salida de ‘Oky Doky’ , Carlos Galdós comprendió que había logrado adentrarse en el medio de pura insistencia, por lo que continuó con la misma estrategia. Regresó a la radio y trabajó como muñeco en el programa ‘Vacaciones con Parchís’. Incluso, pocos saben que estuvo a punto de reemplazar a Ricardo Bonilla cuando este se negó a seguir interpretando al popular dragón ‘Timoteo’ por cuestiones económicas. Sin embargo, Carlos Galdós prefirió continuar su camino como presentador, y no le fue mal.
“Yo generé muchas acciones para entrar como conductor. Y así ocurrió. Yo siempre digo: lo que me ocurre ahora es algo que ya imaginé en el pasado. He aprendido que a todos nos pasan las cosas que necesitamos que nos pase. Cuando logras entender eso, cambia todo el juego. No hay peor gestión que la que no se hace”, reflexiona.
El fin de ‘La Noche es Mía’
Su etapa más exitosa como presentador coincidió con el periodo más oscuro de su vida. Mientras Carlos Galdós dejaba una marca indeleble en la televisión peruana conduciendo el programa nocturno ‘La Noche es Mía’, la depresión empezaba a consumirlo hasta límites insospechados. Esta lucha interna se reflejaba en su comportamiento cuando una cámara lo enfocaba, traspasando límites que, él mismo reconoce con humildad, jamás debió haber cruzado.
“Lo que hacía ‘La Noche es Mía’ era jugar, reírnos, burlarnos, hacer sarna y cacha, de las cosas groseras que pasaban en la televisión. Y en ese camino, de todas maneras, ocurrió que en más de una oportunidad perdimos la chaveta. Sí, jugábamos mucho con los límites, amparadas en cosas que hoy yo no ampararía, pero que en ese momento tenía un valor en las audiencias. Liderábamos la medianoche, teníamos respaldo de las jefaturas. Eran muchos checks, era difícil en ese momento tener una mano de criterio”, recuerda.
Las cartas notariales, las demandas, los juicios por difamación, las críticas y también los elogios de los usuarios, pero sobre todo la aprobación del canal por continuar con la propuesta desenfadada y mordaz, llevaron a Carlos Galdós a cuestionarse las implicancias de su trabajo. “Cuando yo comencé a notar eso, fue cuando di marcha atrás. Estábamos parados en ‘así es, pues’, pero no. Que así sea, culturalmente, no significa que esté bien. Todo eso empezó a pasar por mi cabeza, empezó la deconstrucción”, dice.
En 2018, tras cinco años al frente de ‘La Noche es Mía’, el presentador se despidió para siempre y continuó su carrera en otros espacios. Aunque muchos esperaban que su actitud desafiante también llegara a su fin con el programa, el showman nunca dejó de ser él mismo, con la única diferencia de que esta vez intentaba medir las consecuencias de sus palabras, aunque no siempre lo lograba.
“Sí he tenido un par de conversaciones con algunas personas que, en algún momento, se han sentido incómodas. Les he dicho: ‘pucha, discúlpame’. No es que nos sentábamos y decíamos: ¿a quién vamos a torturar a alguien hoy para que no duerma y sienta que su vida es miserable? No, lo hacíamos desde otro lugar. Pero yo no me puedo hacer responsable de lo que tú te sientas, de lo que tú interpretes. Pero sí me puedo hacer responsable de mis acciones y de mis palabras, y desde ese lugar ofrezco disculpas. Y lo han tomado súper bien, no pasa nada”, resalta.
Por otro lado, consciente de que algunos lo recuerdan por su irreverente etapa en ‘La Noche es Mía’, Carlos indica que poco o nada le importa lo que la gente pueda opinar sobre él y su forma de manejar su vida: “A mí me chupa un huevo si me recuerdan o no. Me importa un caraj*, hay que ser pelotudo para ir pensando en eso. En todo caso, las únicas personas que me importaría acuñar algo profundo son mis hijos”, declara.
“Más queda en la retina lo malo, así somos, es una tema biológico. Yo soy dueño de mis aciertos y de mis cagad*s. A mí me encuentras siempre en mi esencia”, complementa.
Admirador de Hablando Huevadas
Conocido por su estilo provocador y audaz, Carlos Galdós tiene una opinión formada sobre Ricardo Mendoza y Jorge Luna, comediantes detrás del espectáculo Hablando Huevadas que, al igual que él, han estado en el ojo de la tormenta en más de una ocasión por su humor ácido.
“Nunca he ido a un show de ellos, pero me gusta lo poco que he visto. Sin embargo, lo que a mí me gusta de ellos es su historia. A mí me encanta lo que representan: personas que tenían un sueño y que la guerrearon, que hicieron todo lo necesario para conseguirlo. Perseverancia, perseverancia y más perseverancia”, dice.
El locutor radial no solo admira la historia de éxito de los comediantes de Hablando Huevadas, sino también su capacidad para establecer límites claros con sus fans, a quienes han dejado en claro que no les gusta fotografiarse, firmar autógrafos ni enviar saludos cuando están en la calle. Para Carlos Galdós, esta es una decisión valiente y acertada.
“¿Qué hay de malo en poner límites? Con eso no quiere decir que esté de acuerdo con sus formas, pero me parece bien que lo hagan. Esos son sus límites y se arriesgan a no caer bien. No juegan en la hipocresía, a lo mejor se están evitando varios problemas futuros. Alguien que nunca ha puesto límites es Gianmarco, por ejemplo, y de pronto aparecen TikToks y hasta campañas de gente diciéndole la vela verde porque no les dio un autógrafo. Para evitarse esos problemas, Jorge y Ricardo ponen las reglas: en la calle ni me mires. Tienen los huevos para hacer eso”, sostiene.
Carlos Galdós también reconoce que él mismo ha establecido parámetros con su público: “Mi límite es cuando estoy con mis hijos, lo he contado millones de veces. Mis seguidores saben que soy padre divorciado, por ende, saben que ese tiempo que tengo con mis hijos es de valor para mí; y no me atrevo a demorarme 10 minutos [en tomarse fotos y enviar saludos], no voy a tener a mis hijos parados mirándome. Y la gente lo entiende”, concluye.
La aventura de la paternidad
Hoy, Carlos Galdós lleva su apellido con orgullo, pues le pertenece a él y no necesariamente al hombre que lo abandonó cuando se enteró de su existencia. “Que no me hubiera querido reconocer, no quita que yo le agradezca que haya sido quien generó mi vida. Ese ser es mi padre. Y yo estoy aquí conversando, existo y vivo por lo que ocurrió entre ese señor y mi madre”, nos admite el también locutor de ‘Encendidos’.
“Yo soy como soy y me paro ante el mundo como lo hago gracias a esa negación. He tenido mucha rabia y mucha mier** revuelta, pero todo eso fue necesario. Su paternidad no fue de las más brillantes, ni fue paternidad porque nunca la ejerció; pero desde el cielo o desde el infierno, desde donde esté, me va a seguir negando seguro y eso no tiene nada que ver con que yo esté ahora en la tierra. No me incomoda llevar su apellido, estoy en paz”, complementa.
Carlos Galdós considera que la ausencia de su padre, aunque lo formó como persona para bien o para mal, también lo convirtió en el buen padre que él hubiera deseado tener. “Yo soy el padre que soy con mis hijos, y me encanta cómo soy como papá, gracias a estos hechos”, afirma.
Carlos Galdós, padre de tres hijos de dos matrimonios diferentes, describe la paternidad como “una aventura retadora”, la cual le ha enseñado el verdadero significado del amor incondicional.
“Tu hijo te puede hacer cualquier cagad*, puede venderte el water de la casa para comprarse pasta básica… pero lo vas a perdonar. Tu amor no baja, no cambia. El amor de padres a hijos es incondicional. Yo siento que los hijos te muestran lo que necesitas afinar en tu vida. No sacan lo peor de ti, sacan lo que necesitas trabajar en ti. Sabes que has sido un buen padre o una buena madre cuando pueden valerse por sí mismos. Entonces, soy el entrenador de la vida para mis hijos”, reconoce.
A pesar de que a Carlos Galdós le gustaría tener “un jardín de hijos” porque ama generar vida, aclara que, de momento, no tiene planeado traer otro hijo más al mundo con su actual esposa, María del Carmen Cornejo.
“Me gustaría tener hijos con Mari y Mari conmigo, pero en estos momentos no porque necesito poner foco en mis hijos menores, no tengo la disposición para distribuir tiempo en un nuevo ser; además está mi vida profesional y mi vida afectiva, siendo la porción más importante mis hijos. En esa distribución, no corresponde generar más vida”, sentencia.