Stanley Kubrick (1928-1999) fue un destacado director de cine estadounidense que encontró en el ajedrez una herramienta fundamental para su carrera cinematográfica. Su interés por este juego no era un secreto, y se reflejó en varias de sus obras, como su película de 1956, “The Killing”. Antes de dar inicio a su carrera como cineasta, Kubrick participaba en torneos de ajedrez en la Washington Square Park de Nueva York, donde también jugaba por dinero.
Entre los años 70 y 80, durante una serie de entrevistas dadas al crítico Michel Ciment, Kubrick explicó cómo el ajedrez influyó en su forma de pensar y resolver problemas, destacando la importancia de la paciencia. Según relató, “cuando estás haciendo una película, tienes que tomar la mayoría de tus decisiones sobre la marcha, y hay una tendencia a disparar sin pensar.” Para Kubrick, el ajedrez le enseñó a detenerse y evaluar la situación antes de actuar.
El cineasta fue reconocido internacionalmente por su capacidad para manejar géneros diversos, desde la ciencia ficción en “2001: Una odisea del espacio” hasta el horror en “El resplandor”. Su trasfondo como jugador de ajedrez ayudó a perfeccionar su paciencia y disciplinas necesarias en la caótica atmósfera de un set de rodaje.
“Cuando haces una película tienes que tomar la mayoría de las decisiones sobre la marcha, y hay una tendencia a disparar siempre sin pensar. Hay que tener más disciplina de la que uno se imagina para pensar, aunque sólo sea durante 30 segundos, en el ambiente ruidoso, confuso y cargado de presión de un plató”, dijo en Visual Memory durante uno de esos diálogos con Ciment. Y agregó: “Pero unos segundos de reflexión a menudo pueden evitar que se cometa un grave error sobre algo que parece bueno a primera vista. En lo que respecta a las películas, el ajedrez es más útil para evitar que cometas errores que para darte ideas”.
Kubrick señaló que pensar detenidamente era una habilidad que había amoldado gracias al juego, enseñándole a sopesar las opciones antes de tomar una acción definitiva. Su interés por el ajedrez y el cine están entrelazados, demostrando que estrategias del tablero pueden aplicarse a la dirección de una película.
– Usted es ajedrecista y me pregunto si el ajedrez y su lógica tienen paralelismos con lo que dice.
– En primer lugar, incluso los grandes maestros internacionales, por mucho que analicen una posición, rara vez pueden ver el final de la partida. Así que sus decisiones sobre cada jugada se basan en parte en la intuición. Yo era un jugador de ajedrez bastante bueno, pero, por supuesto, no de esa clase. Antes de tener algo mejor que hacer (hacer películas) jugaba en torneos de ajedrez en los clubes de ajedrez Marshall y Manhattan de Nueva York, y por dinero en parques y otros lugares. Entre otras muchas cosas, el ajedrez te enseña a controlar la excitación inicial que sientes cuando ves algo que tiene buena pinta. Te entrena a pensar antes de agarrar, y a pensar con la misma objetividad cuando estás en apuros. Cuando haces una película tienes que tomar la mayoría de las decisiones sobre la marcha, y hay una tendencia a disparar siempre sin pensar. Hay que tener más disciplina de la que uno se imagina para pensar, aunque sólo sea durante treinta segundos, en el ambiente ruidoso, confuso y de alta presión de un plató. Pero unos segundos de reflexión pueden evitar a menudo que se cometa un grave error sobre algo que parece bueno a primera vista. En lo que respecta a las películas, el ajedrez es más útil para evitar que cometas errores que para darte ideas. Las ideas surgen espontáneamente y la disciplina necesaria para evaluarlas y ponerlas en práctica suele ser el verdadero trabajo.
– ¿Jugó al ajedrez en el plató de El resplandor como lo hizo en Dr. Insólito (con George C. Scott) y en 2001?
– Jugué algunas partidas con Tony Burton, uno de los actores de la película. Es muy buen jugador de ajedrez. Estaba muy cerca del final de la película y las cosas habían llegado a un punto bastante sencillo. Jugué bastante con George C. Scott durante el rodaje de Dr. Strangelove. George también es un buen jugador, pero si no recuerdo mal no me ganaba muchas partidas. Esto me daba cierta ventaja con él en todo lo demás. Si te consideras un buen jugador de ajedrez, tienes un respeto desmesurado por la gente que puede ganarte.
Kubrick nació el 26 de julio de 1928 en Nueva York y es reconocido como uno de los directores más influyentes del cine contemporáneo. Su carrera se destacó por una obsesiva atención al detalle y una innovadora utilización de la tecnología cinematográfica. Kubrick dirigió películas icónicas como “2001: Una odisea del espacio” (1968), una visión futurista que redefinió el género de la ciencia ficción, y “La naranja mecánica” (1971), una adaptación provocadora de la novela de Anthony Burgess.
Otros títulos significativos en su filmografía incluyen “El resplandor” (1980), una adaptación de la novela de Stephen King, y “Ojos bien cerrados” (1999), su última película antes de su fallecimiento el 7 de marzo de 1999 en Inglaterra. A lo largo de su carrera, Kubrick dejó una huella permanente en la historia del cine, siendo admirado por su meticulosa dirección y su capacidad para explorar temáticas complejas y controvertidas.