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Correa salva al Atlético de Madrid y consigue sacar un empate ‘in extremis’ ante el Real Madrid para enganchar a su equipo a la lucha por el título

Los jugadores del Real Madrid celebran un gol ante el Atlético durante el partido de la LaLiga (EFE/Ballesteros)
Los jugadores del Real Madrid celebran un gol ante el Atlético durante el partido de la LaLiga (EFE/Ballesteros) (Ballesteros/)

El Metropolitano se comió al Madrid en las gradas y los jugadores lo empataron en el campo. El partido arrancó de puertas para afuera, antes de que sonara el pitido inicial, entre merengues y colchoneros, con la “campaña de odio” que los aficionados rojiblancos tenían preparada contra los jugadores del Real Madrid y, en especial, contra Vinicius. Un hecho que llevó al club blanco a impedir que Mbappé, que está lesionado, fuera al campo para apoyar a su equipo. El duelo entre los eternos rivales se mantenía igualado, con ocasiones para ambos conjuntos. Hasta que en una jugada ensayada, Militao adelantaba a los suyos. Mientras la grada local tensaba todavía más el ambiente, hasta el punto de tener que detener el encuentro. Los 22 saltaban al verde para terminar el encuentro con un marcador que favorecía a los blancos, pero ya en los últimos minutos, Correa hacía el tanto del empate para sumar un punto al casillero de los rojiblancos.

La grada inició el derbi madrileño mucho antes de que el balón comenzara a rodar sobre el césped del Metropolitano. Los colchoneros ya lo anunciaban: todos con mascarilla al campo para poder insultar a los jugadores madridistas, en especial, a Vinicius, sin ser identificados. Una situación que ha llevado a LaLiga a informar de que denunciará formalmente y pedirá la detención inmediata de aquellos que han impulsado la “campaña de odio que busca promover actos racistas y vejatorios”. La misma obligaba al club blanco impedir que Mbappé acudiera al Metropolitano a apoyar a sus compañeros, dado que él está de baja por lesión.

Con la tensión palpable en el ambiente, los jugadores saltaban al terreno de juego para protagonizar el primer gran duelo de la temporada. Ese que enfrenta a los eternos rivales. A los dos grandes de la capital. Los minutos iniciales y prácticamente los 90 o 98 que han durado el partido, han sido una sucesión de ocasiones para ambos conjuntos, pero sin demasiado peligro. Julián Álvarez, que hacía tan solo unos días había dado los tres puntos a los colchoneros con un gol en los últimos minutos, tanteaba la portería de Courtois, mientras Vinicius y Rodrygo hacían lo mismo instantes después con la de Oblak.

El tiempo pasaba, pero la tensión y los nervios sobre el verde impedían que ninguno de los dos equipos fuera capaz de meter una marcha. Los de Ancelotti habían comenzado la temporada sin llegar a encajar las piezas del tablero, sin hacer que la estructura funcione como tiene acostumbrados a los aficionados. Los del Cholo Simeone más de lo mismo con un inicio de temporada gris, donde han perdido numerosos puntos, debido a los diversos empates que han cosechado desde el inicio de la competición doméstica.

Tira y afloja, idas y venidas. Ataques y contrataques que acababan en las manos del portero o con el balón saliendo por línea de fondo. Así terminaban los primeros 45 minutos, sin que ningún equipo fuera capaz de mover el marcador antes de que el colegiado señalara el descanso y los 22 enfilaran el túnel de vestuarios, para recibir (no hay pruebas, pero tampoco dudas) el rapapolvo de sus respectivos entrenadores. Sin embargo, de poco servía la charla porque la segunda mitad arrancaba de forma muy similar a la primera, aunque el Atlético de Madrid sí parecía que quería meter una marcha al encuentro y tratar de adelantarse cuanto antes. Antes de que eso ocurriera, los blancos se ponía a la altura de su rival y con una jugada ensayada tras un balón parado en el 64, llegaba el primer tanto.

Modric, el maestro de ceremonias del Real Madrid, sacaba la falta y mandaba el balón a la banda para que lo recibiera Vinicius, que con un recorte superaba al jugador rojiblanco y ponía un centro al área, pero nadie remataba. Y justo ahí, en el momento preciso y el lugar correcto, aparecía Militao para controlar el balón, armar la pierna y fusilar en dirección la portería de Oblak. Un disparo que daba a Marcos Llorente lo justo para desviar la trayectoria y hacerlo imparable para el guardameta del Atlético de Madrid. Con 0-1 en el marcador, la situación se terciaba complicada para los locales, debían levantarse si querían sumar, debían dar la vuelta al encuentro o al menos optar al empate para seguir en la lucha por el liderazgo. El problema es que con el gol de los blancos y la celebración de Courtois contra la grada local, la afición colchonera terminó por estallar.

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