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Hace 35 años se realizó la primera edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo) con el ánimo de impulsar a nivel nacional e internacional el mundo de la cultura del libro y su influencia en la formación de una nación como Colombia.
La FILBo, sin embargo, no fue el primer escenario que se dispuso en la capital colombiana para la promoción y el diálogo en torno a los libros de manera masiva. En 1936, una feria popular del libro, impulsada por el entonces alcalde de Bogotá, Jorge Eliécer Gaitán, se dispuso para la gente.
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Aquella feria, de características más reducidas que se concentraba en el centro de la capital colombiana, solo duró un par de años. La idea resonó más adelante, por fortuna, y, tras los episodios desalentadores de la década del 40 y la época convulsa de los años 50, hacia 1960 se puso en marcha la Feria del Parque Santander, en las inmediaciones del Museo del Oro, el antecedente inmediato de la que más adelante sería la Feria Internacional del Libro de Bogotá.
Con la Cámara Colombiana del Libro al frente del asunto, dándose cuenta del alcance que durante dos semanas podía tener esta feria, las directivas comenzaron a pensar en un espacio que pudiera congregar más público y sirviera para fortalecer la industria del libro en el país, reuniendo a editores, escritores y libreros en un mismo lugar, propiciando así el desarrollo cultural e incentivando la formación de lectores, al estilo de la Feria de Frankfurt.
En abril de 1988 esta idea se concretó y bajo la dirección de Jorge Valencia Jaramillo, entonces presidente de la Cámara, arrancó la FILBo.
La pregunta principal en ese momento era dónde hacer la feria. “Después de analizar distintas opciones, llegamos a la conclusión de que Corferias era el lugar indicado (…) Les propusimos la idea a Óscar Pérez y Hernando Restrepo, y de inmediato la acogieron”, escribió Valencia Jaramillo en un artículo publicado por El Tiempo.
Corferias, entonces, fue el recinto que acogió el que hoy es el evento del libro más importante de Colombia y, junto a las ferias del libro de Guadalajara y Buenos Aires, una de las tres más relevantes de América Latina. 35 años después esa alianza sigue vigente.
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La primera FILBo se realizó en el marco de los 450 años de la fundación de Bogotá, y abrió el camino para la consolidación del país como un centro para la industria editorial en América Latina, ampliando así su reputación como la ‘Atenas suramericana’.
En aquella edición, la prensa local registró la asistencia de 26 escritores internacionales, 300 nacionales y poco más de 150 expositores de todas partes del país. En una ciudad que apenas si se había repuesto de los estragos que dejó tras de sí El Bogotazo, aquello era toda una proeza.
A partir de 1991, la FILBo comenzó a pensar en países específicos para la planeación del evento. Uno distinto en cada edición. La idea era que alrededor del país invitado se organizaría toda la agenda, o gran parte de ella, y así se le abriría la posibilidad a otras naciones para dar a conocer su oferta literaria y cultural, con el ánimo de que los visitantes apreciaran el valor de la cultura fuera de Colombia.
El primer país invitado a la Feria Internacional del Libro de Bogotá fue Venezuela. La cuarta edición del evento cultural recibió al país vecino en el recinto ferial entre el 1 y el 14 de mayo de ese año.
De ahí en adelante, en la FILBo han participado como países invitados: Trinidad y Tobago, Argentina, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Japón, Portugal y la República de Corea, entre otras naciones.
Tan solo en ocho ocasiones se ha presentado el mismo país invitado que en ediciones anteriores. Argentina, Francia, Brasil y México han repetido, siendo este último el que tendrá la posibilidad de hacer gala de toda su oferta cultural, gastronómica y editorial en la trigésimo quinta versión del evento.
Siguiendo el ejemplo de las grandes ferias del libro del mundo, la FILBo se ha posicionado como una de las más relevantes del continente y del mundo a lo largo de los años, lo que le permitió en 2007 aportar para que Bogotá fuera elegida por la UNESCO como ‘Capital Mundial del Libro’.
El nombramiento le permitió a la feria ampliar su alcance y fortalecer su capacidad para visibilizar y apoyar el trabajo de autores y editoriales nacionales. Gracias a eso surgieron sellos independientes que hoy por hoy marcan la pauta del sector editorial a nivel nacional.
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A lo largo de los años, la Feria Internacional del Libro de Bogotá se ha realizado de manera ininterrumpida, buscando siempre marcar tendencia y acogiendo a los actores más importantes de la cadena del libro a nivel mundial. Durante todo este tiempo, vale la pena recordar, el reto más grande a nivel logístico, sin restarle importancia a los otros obstáculos que tuvieron que ser superados, ha sido el de la pandemia.
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En el momento en que el Covid-19 empieza a hacer de las suyas en todo el mundo, una nueva y desafortunada anécdota se sumó a la memoria de este evento. El episodio más reciente se había dado cuando el país presenció el robo de la primera edición de “Cien años de soledad”, firmada por Gabriel García Márquez, que el librero Álvaro Castillo Granada había prestado de su colección privada para ser exhibida durante la edición del 2014, cuando el país invitado fue Macondo. Han pasado 9 años desde entonces.
Tan solo en 2020 la FILBo no pudo realizarse y los organizadores tuvieron que acudir a las herramientas digitales y las facilidades de la virtualidad para intentar amortiguar el golpe. Aquel fue un año terrible para el mundo y, especialmente para Colombia, pues debió enfrentar diferentes obstáculos a nivel económico y social.
La pandemia golpeó con fuerza la industria editorial nacional y aún hoy se trabaja por superar aquel episodio. En medio de todo eso, la FILBo acogió a los actores de la cadena del libro y tomó impulso, de donde no lo había, para seguir adelante.
En 2021, la trigésimo tercera edición se realizó de manera virtual, con el ánimo de no permitir que el evento perdiera su alcance y garantizando así, hasta donde era posible, un compromiso con el desarrollo cultural de Bogotá y el país. Un año después, habiendo estabilizado el asunto de los contagios, la FILBo regresó a la presencialidad, aunque con algunas reservas, teniendo como país invitado a la República de Corea.
Los 35 años de la Feria Internacional del Libro de Bogotá se celebran en 2023, entre el 18 de abril y el 2 de mayo, con México como país invitado de honor y Cali como ciudad invitada, con una amplia oferta cultural, musical y editorial, dispuesta para todos los asistentes. Con invitados internacionales de la talla de las escritoras Chimamanda Ngozi Adichie y Kim Thúy, los escritores Guillermo Arriaga, Juan Villoro y Martín Caparrós, y los influenciadores y divulgadores como David Wallace-Wells y Richard Firth-Godbehere.
La FILBo contará con una nutrida agenda cultural de más de 1.800 actividades y eventos, 500 invitados nacionales e internacionales, procedentes de alrededor de 25 países; exposiciones de artes plásticas y visuales, gastronomía, ciencia y mucho más.
Esta edición de la feria será definitivamente la del regreso, sin ningún tipo de restricciones a causa del virus, con completa apertura para la gente y, de la mano de su directora, Adriana Ángel, buscando tener un impacto no solo en la capital del país, sino en cada una de las regiones que lo componen, intentando así que la cobertura sea total.
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