“Durante la noche del jueves al viernes ocurrió un incidente doloroso en nuestro presbiterio”, dice Eddy Mastboom. Este hombre, de 84 años y presidente del consejo parroquial, ha sido entrevistado por el periódico belga 7sur7 tras lo sucedido en la parroquia de la localidad de Heide, en el extremo norte de Bélgica. Durante tres días, la iglesia ha estado cerrada, y este jueves quien fuera el pastor de la comunidad, tendrá que comparecer ante el poder judicial, acusado de traficar con las drogas que probablemente acabaron con la vida de otro cura.
El pastor B. -así lo bautizan en el medio flamenco- acogió a un amigo procedente del Reino Unido, también sacerdote, ante la llegada del Papa Francisco a Bélgica. No obstante, durante la noche del jueves los servicios de emergencia recibieron una llamada del párroco, que pedía la asistencia de los sanitarios pues su amigo acababa de desmayarse tras encontrarse mal. Cuando estos llegaron, ya no fue posible reanimarlo.
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Tuvieron sexo mientras consumían sustancias estupefacientes
“Según las primeras conclusiones de la policía, el laboratorio y el médico forense y en esta fase de la investigación”, anunció la Fiscalía de la zona el pasado sábado, “parece que los dos hombres habían consumido juntos éxtasis y popper y que mantuvieron relaciones sexuales”. Como prueba de ello, informaron también de que se habían encontrado dos pastillas de la primera droga en el interior de la rectoría.
De confirmarse estas primeras impresiones, se confirmaría que ambos curas estaban realizando una sesión de chemsex. Este término, tal y como explica el Ministerio de Sanidad, hace referencia a “un tipo particular de consumo sexualizado de sustancias, vinculado a la cultura sexual gay” caracterizado por un consumo de drogas con fines sexuales, dando lugar a largas sesiones de sexo, que pueden prolongarse durante horas, o incluso varios días”.
La policía belga se encuentra ahora tratando de averiguar a quién pertenecían las drogas que se consumieron, y esperar a las conclusiones del examen toxicológico, que revelará si el sacerdote británico falleció a causa de los efectos de las drogas, dado que la primera autopsia no ofreció resultados concluyentes. Mientras tanto, el pastor B. se encuentra de momento en prisión, después de haber sido interrogado por un juez de instrucción que emitió la orden de detención y acusarlo de tráfico de drogas, agravado por el fatal desenlace.
Los feligreses comprenden la “soledad” de los curas
Mientras tanto, la comunidad de Heide trata de sobreponerse a la tragedia, dado que como cuenta el propio Eddy Mastboom a 7sur7, el incidente ha sido “una sorpresa total” para los residentes de la localidad. “Sobre todo, esperamos que la justicia haga su trabajo rápidamente, porque me imagino lo difícil que debe ser la situación para él”.
El medio belga ha recogido también testimonios de otros feligreses, que se han mostrado empáticos con la “existencia solitaria” de los sacerdotes, que suelen encerrarse en sí mismos pese a que “también tienen necesidades”. “Espero que le salga bien librado, aunque temo que nunca más podrá ejercer su profesión de pastor, porque ahora está marcado con un sello del que nunca podrá deshacerse”, declara uno de los entrevistados.