Madrid, 3 jun (EFE).- El colombiano Cristian Castrillón llegó con cinco años a España, donde se reencontró con su madre que había migrado buscando un mejor futuro. A los doce regresó con ella a Colombia y con 17 decidió estudiar en el país que le acogió y donde después de ser militar, ahora da el salto a la política europea.
Castrillón (Cartago Valle, Colombia, 1989) se presenta como segundo de lista del partido paneuropeo Volt a las elecciones al Parlamento europeo del próximo 9 de junio, una formación que destaca por su juventud y llama la atención sobre el cambio climático, la desigualdad o la integración de los migrantes.
En una entrevista con EFE en Madrid, cuenta cómo en 2015, cuando tenía “bastante conocimiento sobre la guerra de Siria” (por su paso por el Ejército español) vio una imagen que le impactó mucho: “una niña de 14 años con un fusil entre las manos para proteger a su familia en su huida a Turquía”.
“Ahí tenía ocho años de experiencia en el Ejército y aún así no podía ayudar a la gente en esos conflictos, tenía que hacer algo, dejé el Ejército y decidí hacer política”, rememora.
Y aunque su plan era estudiar antes en la universidad, “apareció Volt” y sintió que era su proyecto.
El colombiano define a su partido como “europeísta”, pero también como “eurocrítico”, ya que consideran que “hay que reformar la Unión Europea”: “sabemos que las instituciones europeas no son perfectas y queremos mejorarlas”.
También quieren trabajar en pro de la “igualdad social” porque sabe que “las libertades que tiene por ejemplo el colectivo LGBTI en España, no son iguales que en el resto de la UE”.
En esa línea, reconoce que les preocupa un posible ascenso de la ultraderecha en el Parlamento europeo, un tema que “siempre” tienen “encima de la mesa” y al que intentan “buscarle soluciones”.
“Los grandes partidos -opina- se comunican de una manera muy agresiva, la gente al final piensa que los partidos políticos se pelean simplemente por el poder y no solucionan los problemas de la sociedad”.
Una posible subida, según auguran las encuestas, que podrían llevar a Europa “a una situación bastante complicada”.
Entre los cambios de país y de profesión, cree que a su corta edad ha vivido “ya cinco vidas”, todas ellas “ligadas a la migración”.
“Cuando tenía cinco años, vivía con mi madre en una casa en la que acogía a la gente que quería venir de Colombia, que venían de manera ilegal, y yo vivía las dinámicas y las situaciones que ellos tenían que vivir”, rememora.
También ser de Cartago -“una ciudad que ha estado en el foco del narcotráfico en Colombia”- le hizo pasar por situaciones “muy complicadas”: tiroteos cuando era muy pequeño o ver a personas cercanas que tenían que abandonar el país por miedo a represalias de los grupos armados.
“Toda esa experiencia como migrante que soy, creo que es una experiencia que tiene que tener también el Parlamento Europeo, puedo dar una visión sobre la gente migrante, una visión bastante amplia”, explica.
Porque, según precisa, estas personas “intentan buscarse la vida muchas veces con trabajos casi de esclavos, trabajando miles de horas porque no tienen derechos porque no tienen un papel”, algo que no conlleva “beneficios ni para ellos, ni para España, ni para Europa”.
“Son cosas que yo he vivido y creo que me va a dar energía para luchar, porque voy a hacer política no porque me guste, sino que lo siento como una obligación”, enfatiza. EFE
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