La fundación de Lima se llevó a cabo el 18 de enero de 1535, cuando el conquistador español Francisco Pizarro, en su búsqueda de un lugar estratégico para establecer la capital del Virreinato del Perú, eligió un área cerca del río Rímac por su ubicación céntrica y su clima favorable. Con el nombre ceremonial de la ‘Ciudad de los Reyes’, esta locación se convirtió rápidamente en el principal centro político, administrativo y económico de la dominación española en Sudamérica.
Desde su fundación, la ciudad fue planificada siguiendo un trazado en damero, característica de las ciudades coloniales españolas, con una plaza mayor en el centro rodeada por la casa de gobierno, la catedral y otras edificaciones importantes. Pero, ¿qué es damero? Es un patrón de diseño urbano que se caracteriza por la disposición de las calles en ángulos rectos, formando una cuadrícula regular que recuerda a un tablero de ajedrez o damas, de ahí su nombre.
Este tema, junto con otros puntos relacionados, se exploraron detenidamente en el libro “El damero de Pizarro. El trazo y la forja de Lima”, de Reinhard Augustin Burneo. En un apartado del material impreso se señala que Francisco Pizarro no pronunció la palabra ‘damero’ durante su estancia en Lima. Ante ello surge la pregunta de cómo se originó esta expresión.
“Debemos tener en cuenta que la palabra ‘damero’ no fue utilizada por Pizarro, ni se encuentra tampoco en ninguno de los documentos antiguos que conocemos; se trata más bien de un término introducido en Lima desde mediados del siglo XX, cuando el ensanche de las avenidas Abancay, Emancipación y Tacna, llevaron a demoler y mutilar antiguos espacios y edificios alrededor del centro antiguo de la ciudad, aislando con anchas avenidas las aproximadamente 50 manzanas centrales, que empezaron desde entonces a conocerse como el ‘damero de Pizarro’”, señaló Augustin Burneo.
A pesar de que el conquistador español no empleó la palabra ‘damero’ al ordenar el diseño de cuadras y calles, él poseía la idea del esquema geométrico que debía aplicarse en un sector de la ‘Ciudad de los Reyes’. “Al ver lo dilatado de las cuadras y las calles que mandó trazar, Pizarro debió sentirse satisfecho de las amplias proporciones que les dio: las 117 manzanas o islas de su damero eran cuadrados regulares, con 450 pies por lado, y separadas por calles de 40 pies de ancho, lo que considerando la medida del pie castellano antiguo equivalen a 125.38 y 11.15 metros respectivamente”, se lee en el libro consultado.
Para algunos historiadores, Nicolás de Ribera, el ‘Viejo’, dibujó el plano para la nueva ciudad, mientras que otros señalan que Diego de Agüero cumplió esta función. Lo cierto es que el trazado mostraba la disposición cuadriculada y regular de un damero, como si fuera un tablero de ajedrez con 13 cuadrados de base por 9 de altura. Es menester señalar que el diseño urbano ya había sido trasladado al territorio entre el 14 y 17 de enero, marcado con precisión ‘a cordel’ por el piloto Francisco Quinteros, quien arribó a Pachacamac junto con la expedición de Pedro de Alvarado.
Cabe señalar que, en el momento de la fundación de Lima, no había un patrón específico establecido para el trazado de nuevas poblaciones españolas, y que, adicionalmente, el uso del damero no era un requisito obligatorio en ninguna de las primeras ordenanzas o directrices emitidas por la corona española para los virreinatos en América.
El origen de la forma cuadrangular del ‘damero de Pizarro’
La idea del damero, como concepto de planificación urbana, tiene sus raíces en Europa, influenciada principalmente por la necesidad de crear asentamientos ordenados y funcionales que pudieran gestionarse eficientemente. En el libro “El damero de Pizarro. El trazo y la forja de Lima”, de Reinhard Augustin Burneo, se puede conocer cuál es el origen.
“Este sencillo esquema conocido como ‘damero’, o también como ‘campamento romano’, está cargado de simbolismos y tiene parte de su origen en las complejas ceremonias y rituales de fundación de las primeras ciudades europeas y prerromanas”, indicó el investigador.
El académico también indicó que el vocablo ‘damero’ se vincula originalmente con la obra de Hipódamo de Mileto (498-408 a.C.), arquitecto griego. Utilizando ángulos rectos, cuadras y manzanas, planificó puertos y ciudades.
Se puede inferir que los conquistadores conocían el esquema de ‘damero’ debido a que en Europa se tenía conocimiento de la planificación urbana en cuadrícula. Ellos usaron esta técnica al momento de fundar ciudades. “El éxito y la propagación del damero en América son un capítulo único en la historia del urbanismo mundial, un modelo que fue utilizado desde fines del siglo XV para la creación de las primeras poblaciones importantes de Centroamérica y el Caribe. El damero se consolidó en pocas décadas como el esquema típico para los asentamientos españoles americanos”, escribió Augustin Burneo.
Recién en 1573, el rey de España Felipe II emitió las ordenanzas sobre ‘descubrimientos, poblaciones y pacificaciones’. Estas normas establecieron por primera vez los criterios y características que deberían seguirse para la fundación y construcción de nuevos asentamientos en los virreinatos. De modo que el ‘campamento romano’ se convirtió en el patrón oficial.
Similitudes entre el ‘campamento romano militar’ y el ‘damero de Pizarro’
En el libro mencionado en párrafos anteriores, Reinhard Augustin Burneo explicó las similitudes entre el campamento romano militar y el ‘damero de Pizarro’.
“Según la tradición romana, en el centro del damero se colocaba primero un mástil blanco de madera o vexillum, de la misma manera que en Lima se colocó el rollo en el punto de la fundación. Alrededor de este rollo se organizaba el praetorium, que recibía a los mandos militares, y que luego da forma a la plaza. Entre la plaza y la calle principal se colocaba una groma de medición para garantizar que las calles que se tracen sean todas rectas y paralelas entre sí”, indicó el investigador.
En otro apartado del material impreso, se menciona que, en frente del rollo, se situarían las viviendas del fundador o el líder militar, posición equivalente a la que ocupa el Palacio de Gobierno frente a la Plaza de Armas de Lima. A la derecha de esta plaza, se encontraría el auguraculum, espacio dedicado a la observación y recepción de los augurios y señales divinas que se manifestarían alrededor del vexillum, de forma similar a cómo se localiza la Catedral de Lima en el lado derecho de la plaza.
