Buscar una vivienda en alquiler o una habitación en pisos compartidos se ha convertido en una pesadilla para miles de jóvenes que acuden en septiembre a las grandes capitales para estudiar en la universidad, realizar un máster o un posgrado. A los precios disparados a máximos históricos se suman una oferta cada vez más escasa de viviendas y las mayores exigencias de los arrendadores que llegan a realizar verdaderos castings para elegir al inquilino ideal.
El precio las rentas en agosto experimentó una subida interanual del 9,8%, hasta colocar el precio del metro cuadrado en los 13,1 euros de media, según datos del portal Idealista. Esta subida se acelera en las grandes capitales como Madrid, donde alcanzó el 14,3% hasta pagarse el metro cuadrado a 19,9 euros, algo más barato que en Barcelona, donde los precios han subido en los últimos doce meses un 11,8% hasta los 21,6 euros el metro cuadrado, el más caro del país.
Estos precios convierten la búsqueda de un piso en renta en las grandes capitales en una angustia para muchos estudiantes. “Buscar un piso de alquiler en Madrid me produjo estrés y ansiedad”, reconoce María Castaño, una graduada en Farmacia de 24 años que se trasladará este año desde Valdepeñas a Madrid para hacer un máster en cosmética y dermofarmacia.
Después de meses buscando en plataformas de alquiler una vivienda que se ajustara a su presupuesto, cuando encontraba alguna, le exigían condiciones que no podía cumplir, como nómina o fianzas de varios meses. No obstante, “tuve suerte y después de mucho buscar me llamó una amiga para decirme que, en julio, su compañera de piso dejaba su habitación. No me lo pensé dos veces y me la quedé, aunque no me traslado a Madrid hasta noviembre. Preferí pagar cuatro meses por tener la habitación vacía a que llegara noviembre y no tuviera donde vivir”. Esta decisión le cuesta cara a María, en concreto 520 euros cada mes, en total 2.080 euros desde julio a octubre por tener una habitación en la que no vive.
“Hay inmobiliarias que te la quieren colar doblada”
María reconoce que 520 euros no es un precio caro y menos si se compara con los 1.000 euros que han llegado a pedir a Antonio Galdeano por arrendar una habitación en Barcelona, un precio que no podía pagar.
Antonio ha aprobado una oposición en Madrid y tiene que trasladarse a la Ciudad Condal para cursar una beca formativa. “Tardé más de un mes en alquilar y creía que no lo iba a conseguir. Al principio quería arrendar un piso para mí solo, pero los precios me disuadieron de hacerlo. Me pedían de media 2.000 euros por un piso entero y lo más cercano que encontré a mi presupuesto fue un estudio pequeño en un barrio muy malo por el que me pedían 900 euros al mes y sin incluir gastos. No me lo podría permitir”.
Otro de los problemas que se encontraba para alquilar era su edad. Tiene 21 años y cuando se lo comunicaba a la agencia en cuestión le bloqueaba o le descartaba como futuro inquilino. También notó que “hay inmobiliarias que te la quieren colar doblada. Quieren que firmes un contrato de alquiler temporal o vacacional cuando yo quería firmar un contrato permanente”.
Reconoce que la falta de oferta de vivienda y la demanda cada vez más elevada por parte de los futuros inquilinos hace que las estafas sean cada vez más frecuentes. Él se libró, pero comenta el caso de un amigo que “pagó por el alquiler de un piso que no existía. Ante la desesperación de encontrar una casa para vivir, te lanzas a por lo que sea”, incide.
Finalmente, Antonio logró alquilar una habitación por la que paga 550 euros, con gastos incluidos, en un piso compartido. “He tenido suerte, es muy barata y está en un buen sitio”. Son dos, pero ahora tienen viviendo a un compañero en el comedor: “Solo hasta que encuentre un sitio para vivir, aunque no le será fácil. Yo creía que iba a ser complicado alquilar en Barcelona, pero no tanto como ha sido. Es una carrera de fondo que te agota”.
“En Granada los alquileres cuestan la mitad”
La misma carrera recorrió Juan Moliz, un periodista de 23 años que este curso va a estudiar un máster de comunicación institucional en Madrid. Aunque le costó, considera que, al final y tras mucho buscar, la suerte le acompañó al encontrar una habitación a buen precio en la capital. “No ha sido fácil”, reconoce. “Mi problema es que no tenía un presupuesto muy alto y no podía pagar los 700 euros o más que me pedían de media por habitación”.
Después de mucho buscar, contactó a través de X (antes Twitter) con unos jóvenes que alquilaban un cuarto por 550 euros en un piso compartido y aceptó sin pensárselo. Considera que este es un buen precio, aunque mucho mayor que el que se paga en su ciudad, Granada, donde “cuesta la mitad”.
Recuerda su periodo de búsqueda como “un agobio muy grande porque pensaba que se acercaba el momento de irme a Madrid y no tenía dónde vivir. Mi presupuesto no me daba para pagar los precios de locura que me pedían”.
El 3% de los ciudadanos vive en pisos compartidos
María, Antonio y Juan han tenido suerte, pero miles de estudiantes siguen buscando alojamiento, la mayoría en pisos compartidos, una modalidad por la que ya opta el 3% de los habitantes en España. De ese porcentaje, el 55% lo hace porque no pueden pagar por el arrendamiento de un inmueble completo. Es un porcentaje significativamente más alto que el 44% registrado en 2023, con once puntos porcentuales de crecimiento en tan solo un año, según datos del informe Perfil de las personas que comparten vivienda, elaborado por Fotocasa Research.
Y es que alquilar un piso completo está al alcance de muy pocos, cada vez de menos. Dependiendo de la ciudad donde se quiera alquilar, puede llevarse la totalidad del salario de los jóvenes trabajadores. Esto ocurre en Madrid y Cataluña, según recoge un informe de Pisos.com, debido a que en julio el alquiler medio de un piso de 90 metros cuadrados se situó en 1.062 euros, un 8,5% más que en el mismo periodo del año anterior, mientras que el salario medio de los jóvenes en España fue de 1.050 euros netos mensuales a cierre de diciembre de 2023.
La comparación entre coste de alquiler y salarios hace que “la situación de los jóvenes sea muy delicada en nuestro país, no solo en lo que a adquirir una vivienda en propiedad respecta, sino para algo que antes era mucho más sencillo como emanciparse y encontrar una residencia de alquiler”, indica el director de Estudios de pisos.com, Ferran Font.