En la mañana del 29 de abril, una pequeña aeronave se estrelló entre Suárez y la vereda La Chamba del Guamo, Tolima, y llevó a la muerte a Daniel Alejandro Socha Castillo, un joven de 19 años originario de Sogamoso, Boyacá.
Socha Castillo era estudiante en una prestigiosa academia de vuelo, especializada en la instrucción de pilotos de aviones y helicópteros, ubicada en el aeródromo Santiago Vila de Flandes. El desplome del avión, el cual tuvo lugar aproximadamente a las 9:15 de la mañana, resultó en la explosión de este tras impactar contra un campo de arroz, provocando el fatal desenlace para el piloto.
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El joven, que formaba parte del programa de formación de aviadores, pilotaba una avioneta identificada con la matrícula HK2823G cuando ocurrió el accidente. Elementos de socorro, la Policía Nacional y el Cuerpo de Bomberos del municipio de Suárez acudieron al lugar para atender la emergencia.
Por su parte, Ericka Lozano, secretaria de Ambiente y Gestión del Riesgo, detalló el suceso y pidió a la ciudadanía mantenerse alejada del área para no entorpecer las labores de investigación y rescate:
“A esta hora se reporta desde la sala de comunicaciones de la Secretaría de Ambiente y Gestión del Riesgo, por parte de Bomberos Suárez, que en la vía La Chamba – Suárez se produjo un accidente aeronáutico del monomotor HK 2328 G en el kilómetro 2 de dicha vía. Hasta el momento se tiene información de una persona fallecida y la Policía Nacional se encuentra en el sitio”, informó Lozano.
Las autoridades se han mantenido en el sitio del siniestro para esclarecer las circunstancias que llevaron al accidente, mientras que el cuerpo de Socha Castillo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
Además de laborar en labores académicas, la aeronave siniestrada era empleada ocasionalmente en tareas de fumigación, según informaciones adicionales.
Seguridad aérea bajo lupa tras accidentes de avionetas en Colombia
Un trágico accidente aeronáutico se cobró la vida de un piloto en el departamento de Tolima, específicamente entre los municipios de Suárez y Guamo, tras la caída y subsiguiente explosión de una avioneta de fumigación con matrícula HK 2328-G en la mañana del lunes 29 de abril. La aeronave precipitó en un cultivo de arroz durante lo que parece ser una operación de rutina. Este incidente no solo pone de relieve los riesgos inherentes a las operaciones de fumigación aérea, sino también trae a primer plano la seguridad de las aeronaves dedicadas a estas tareas.
Al lugar del siniestro acudieron prontamente diversos organismos de respuesta inmediata, incluyendo el Cuerpo de Bomberos del municipio de Suárez, la Policía Nacional y personal de la Secretaría de Ambiente y Gestión del Riesgo de Tolima, quienes se encargaron de atender la emergencia y comenzar las primeras investigaciones en torno a las causas del accidente. La funcionaria Ericka Lozano, perteneciente a la mencionada secretaría, confirmó el lamentable fallecimiento del aviador y aseguró que las autoridades ya estaban presentes en el sitio para esclarecer los hechos.
Este no es el único suceso de su tipo reportado recientemente en el país. Tan solo días antes, otro accidente similar tuvo lugar en el corregimiento de La Gran Vía, municipio de la Zona Bananera (Magdalena), donde una avioneta se estrelló e incendió en una finca durante un procedimiento de fumigación, aunque en esta ocasión, el piloto logró escapar con heridas leves. Paralelamente, un incidente más se registró cerca del Aeropuerto Santa Ana en Valle del Cauca, dónde una avioneta colisionó justo fuera de los límites aeroportuarios tras perder altitud rápidamente luego del despegue, afectando también a un motociclista que pasaba por la zona.
Estos sucesos concatenados subrayan la necesidad de revisar las prácticas y protocolos de seguridad para la aviación especializada en fumigación, no solo para proteger a quienes llevan a cabo estas importantes labores, sino también para asegurar el bienestar de las comunidades en las inmediaciones de estos vuelos. Las investigaciones continúan en curso para determinar las causas exactas detrás de estos accidentes y, con suerte, prevenir futuros incidentes.