Washington/Madrid, 16 jul (EFE).- El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía española crezca un 2,4 % en 2024, cifra que supone medio punto más respecto a la anterior previsión de abril, pero que ya fue avanzada por el organismo el pasado 4 de junio cuando concluyó la consulta para el informe país de este año.
Este jueves el FMI ha difundido su informe de julio de perspectivas de crecimiento globales (WEO, por sus siglas en inglés), que actualiza el de abril, y que en el caso de España mantiene el crecimiento previsto para 2025 en el 2,1 %.
El avance económico estimado para España en este ejercicio se sitúa muy por encima del crecimiento medio previsto para la zona del euro en el 0,9 % y supera asimismo a las economías de su entorno, ya que el FMI calcula que Francia crecerá el 0,9 % en el conjunto del año, mientras que Italia lo hará a una tasa del 0,7 % y Alemania, al 0,2 %.
El Fondo incide en que la recuperación en Europa viene de la mano del sector servicios, frente a la persistente debilidad del sector industrial que lastra en mayor medida a países como Alemania.
Aún así, prevé que la recuperación europea se vaya acelerando gracias a un mayor consumo privado que se apoyará en el aumento de los salarios reales y a una inversión más dinámica favorecida por la bajada progresiva de los tipos de interés.
Este escenario favorece a España, país con mayor peso del sector servicios, en el que también se prevé un fortalecimiento del consumo y la inversión, no solo por unas condiciones financieras menos restrictivas, sino también por el impulso de los fondos europeos asociados al plan de recuperación, según explicaba el FMI en sus conclusiones de junio.
Señalaba entonces el FMI que se ha moderado la incertidumbre sobre el crecimiento de la economía española, pero que todavía persisten riesgos a la baja como la fragmentación política interna, una posible mala ejecución de los fondos Next Generation y una desaceleración global que no puede descartarse.
En el informe difundido este martes, el FMI incide en que algunos riesgos globales a corto plazo han aumentado, como la posibilidad de que repunte la inflación por la resistencia a la baja de los precios de los servicios y las presiones geopolíticas, lo que aumenta la perspectiva de tasas de interés más altas “durante incluso más tiempo”.