Castilla-La Mancha alberga una gran cantidad de parajes que son una maravilla. Algunos de ellos se pueden encontrar en la Serranía de Cuenca, un destino ideal para los amantes de la naturaleza y el turismo rural. Allí, el viajero no queda solo asombrado con la belleza de los paisajes, sino también con los pequeños pueblos que la rodean, los cuales guardan multitud de encantos.
En este sentido, la localidad de Uña sorprende al viajero gracias a su privilegiado enclave y pintoresco patrimonio. Esta pequeña villa de apenas 88 habitantes (INE 2023) es un destino ideal para desconectar y disfrutar de la riqueza natural de la región, ya que se incrusta en el corazón del Parque Natural Serranía de Cuenca. Este enclave permite a los más aventureros disfrutar de infinidad de rutas de senderismo que descubren todos sus secretos.
“Un pueblo con dos caras”
Uña sorprende al viajero, se mire por donde se mire. Cuando se llega al pueblo, el viajero queda asombrado con la estampa que encuentra, pues desde la carretera, las casas serranas parecen colgar de la ladera de la montaña. Pero nada más lejos de la realidad, pues ya una vez en sus calles se puede apreciar como su entramado urbano desciende desde la Plaza de la Constitución, a través de las calles del Horno y de Las Fraguas. Tanto es así, que desde el portal web de Turismo de Castilla-La Mancha lo nombran “un pueblo con dos caras”.
Así, el casco urbano de Uña conserva un encanto rural que se refleja en sus estrechas calles y en sus edificaciones de piedra. La iglesia de San Miguel, de origen románico, es uno de los monumentos más destacados. Este templo, construido en el siglo XIII, ha sido restaurado en varias ocasiones, pero mantiene elementos originales que testimonian su larga historia.
Por su parte, las fiestas patronales de Uña, dedicadas a San Roque y San Miguel, se celebran con fervor en agosto y septiembre respectivamente. Estas festividades son un reflejo de las tradiciones del lugar, con procesiones, verbenas y actividades culturales que involucran a toda la comunidad y a los visitantes.
Un entorno natural privilegiado
A pesar de todos sus encantos patrimoniales, Uña destaca por su inconmensurable riqueza natural. El pueblo está situado a orillas de la Laguna de Uña, un paraje natural que se extiende a lo largo de 15 hectáreas y se caracteriza por sus aguas cristalinas. La laguna, que forma parte del Parque Natural de la Serranía de Cuenca, fue represada a principios del siglo XX y se nutre de un canal artificial procedente del embalse de La Toba y del arroyo del Rincón. Además, es un lugar ideal para la observación de aves, ya que acoge a numerosas especies tanto residentes como migratorias.
La riqueza natural de Uña se complementa con la presencia de la impresionante Hoz de Uña, una garganta esculpida por el río Júcar que ofrece paisajes de gran belleza y rutas de senderismo que atraen a excursionistas de todas partes. De todos los senderos que recorren el parque natural, unos 11 en total, destaca sobre todos el que conduce al Escalerón de la Raya. Este camino tiene alrededor de nueve kilómetros de longitud y una dificultad media.
“El Escalerón es una notable pendiente entre árboles y riscos; la Raya (arriba), el camino de vuelta excavado en los cortados que exige andar con precaución; entre medias, las vistas grandiosas desde los miradores de El Refrentón y Rincón de Uña El mirador de la Raya, situado a las afueras del pueblo, brinda unas vistas panorámicas excepcionales de la hoz y el entorno circundante”, explica Francesc Ribes en el libro Los pueblos más bonitos de la España vacía (Anaya Touring).
Igualmente, la Ventana del Diablo, un mirador natural que brinda espectaculares vistas de los cañones del río Júcar, es otro de los puntos de interés cercanos al pueblo. Este mirador, esculpido en la roca, proporciona una experiencia única para quienes buscan vistas panorámicas y perspectivas fotográficas excepcionales. Pero esto no es todo, pues este enclave también es perfecto para hacer deportes como el piragüismo o darse un baño en sus numerosas cascadas y pozas naturales.
Cómo llegar
Desde Cuenca, el viaje es de alrededor de 35 minutos por la carretera CM-2105. Por su parte, desde Madrid, el trayecto tiene una duración estimada de 2 horas y 20 minutos por las vías A-3 y A-40.