Navarra, 11 mar (EFE).- El derribo de una presa de varios siglos de antigüedad en el río Nivelle, en Francia, a escasos kilómetros de la frontera con España, ha permitido que el salmón atlántico llegue a zonas de Navarra en las que no consta su presencia, al menos, desde que hay registros.
Para esta especie en declive, este hito supone una gran noticia, pues muestra que gracias a la eliminación de presas y azudes que dificultan su ciclo vital entre el río y el mar tiene más opciones de sobrevivir y de hacer frente a los menores caudales y cada vez más elevadas temperaturas por el cambio climático pudiendo acceder a aguas más frías y oxigenadas.
“No hemos encontrado la fecha exacta de construcción de la presa pero sabemos que ya existía en 1775” y que hasta principios del siglo XX se usaba para un molino de harina. Posteriormente, alimentó una trituradora de piedra, han explicado a EFE desde la federación de pescadores francesa impulsora de su demolición.
Entre 1980 y 2012, se utilizó para abastecer una piscifactoría y desde entonces estaba en desuso. En 2022, la Federación de Pesca de Pirineos Atlánticos y la Fundación Nacional de Pescadores compraron las instalaciones para eliminar la presa y recuperar la funcionalidad ecológica de Nivelle (Ugarana en español), según la misma fuente.
Con 5 metros de altura, la infraestructura suponía un obstáculo infranqueable para todas las especies de peces, salvo para la anguila, que la podía sortear sólo en condiciones hidrológicas muy específicas.
Tras lograr el apoyo financiero del proyecto europeo Open Rivers, fue demolida en el verano de 2023 y solo unos meses después, a finales de diciembre, una media decena de ejemplares de salmones llegaron a la zona de Urdax (Navarra) para desovar por primera vez desde que existen registros.
“No hay datos históricos de la presencia de salmones en esta parte de la cuenca. Es una alegría porque la respuesta de la especie ha sido muy rápida”, ha subrayado el responsable de la Sección de Medio Fluvial del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente de Navarra, José Ardaiz, que colabora en el proyecto cofinanciado con fondos europeos Life Kantauribai, centrado en la renaturalización de ríos.
En el último año, el remonte de salmones en la cuenca de Nivelle había sido “bastante limitado”, con sólo 25 ejemplares contabilizados según los compañeros franceses, “y no esperábamos que el resultado fuese tan rápido en esta parte de la cuenca”, ha añadido Ardaiz.
En su opinión, esto pone de manifiesto que el salmón “tenía necesidad de subir” a zonas con unas condiciones de temperatura y oxigenación mucho mejores.
Además, es un buen ejemplo de que cuando dos países trabajan con el mismo objetivo de mejorar un río, aunque sea con proyectos diferentes, el río responde de forma rápida, según el experto, que ha destacado que además de facilitar el paso de peces, el derribo de presas también libera aguas abajo sedimentos que son necesarios para la vida de los ríos.
Life Kantauribai actúa en cinco cuencas del Golfo de Vizcaya: Oria y Urumea, entre Navarra y Guipúzcoa; Nive y Nivelle, entre Aquitania (Francia) y Navarra, y Bidasoa, compartida por las tres con el objetivo principal de recuperar su continuidad longitudinal con la eliminación de presas en desuso (25) y la construcción de pasos para peces en aquellas que no se puedan demoler (7).
Las actuaciones incluidas en este tipo de proyectos, ha remarcado, se centran en presas y azudes ya en desuso y, en ningún caso, relacionadas con el abastecimiento de agua para consumo humano.
Lo que se pretende es que el salmón y otras especies, como la burtaina, la anguila o la trucha, puedan llegar a mejores sitios de desove y poder escapar del aumento de temperaturas y los bajos caudales relacionados con la crisis climática.
En los últimos años, la población del salmón ha caído de forma importante, lo que ha obligado a vedar su pesca en Navarra en 2023 y 2024, y la situación de la especie es bastante preocupante en toda la cornisa cantábrica, según Ardaiz. EFE
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