Marcel Gascón
Kiev, 18 jun. La misión mediadora africana encabezada por el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, concluyó este sábado en San Petersburgo tras pasar la víspera por Kiev sin más resultados visibles que haber enfadado a los ucranianos.
En su rueda de prensa conjunta con los líderes africanos celebrada el viernes en Kiev, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dejó claro que la aspiración de la misión de propiciar negociaciones sin exigir la retirada rusa estaba condenada al fracaso.
“Hoy durante nuestra reunión he dejado claro una vez más que permitir cualquier negociación con Rusia ahora, cuando los ocupantes están en nuestro territorio, significa congelar la guerra, congelar el dolor y el sufrimiento”, dijo Zelenski.
El presidente ucraniano asistió a algunas de sus intervenciones de los líderes africanos con gesto impaciente y en ocasiones contrariado, e incluso les reprochó el lenguaje que empleaban para referirse a la guerra.
“Mis colegas siguen llamando constantemente a esta guerra ‘crisis’”, declaró Zelenski. “Y están en su derecho de hacerlo, pero esto significa que evaluamos la situación de forma diferente. No es una crisis ni es una amenaza, es una guerra cuyas consecuencias son una serie de grandes crisis”, remachó el presidente de Ucrania.
Poco antes desde su atril junto al de Zelenski, el presidente sudafricano, Ciryl Ramaphosa, había pedido “una desescalada” de las “ofensivas de los dos lados”.
Ramaphosa también se refirió a los misiles lanzados por Rusia contra Kiev poco después de su llegada a la ciudad. “Este tipo de actividades no son buenas para cultivar la paz”, dijo sin mencionar la autoría rusa del ataque.
Su portavoz, Vincent Magwenya, ya había provocado para entonces la indignación de los ucranianos al decir en Twitter sobre las explosiones de los misiles: “Qué raro, nosotros no hemos escuchado sirenas o explosiones. La misión de paz africana continúa según el plan”.
Magwenya publicó este mensaje después de que la agencia Reuters viera a la delegación de líderes africanos bajar al refugio de su hotel en Kiev durante el ataque.
Cuando algunos usuarios de Twitter se lo recordaron, el portavoz de Ramaphosa explicó que él no estaba con ellos en ese momento sino “en el undécimo piso del hotel viendo a la gente caminar tranquilamente por la calle”.
Si bien es posible, dependiendo de la localización del hotel, que Magwenya no escuchara sirenas o explosiones, el tono escéptico y displicente de sus tuits parecía poner en duda la autenticidad de un ataque en el que incluso resultaron heridas varias personas.
El diario ucraniano en inglés Kyiv Post le llamó por su actitud en un titular “El mayor mentiroso del mundo”.
Los problemas de la misión de paz africana, sin embargo, comenzaron antes de su llegada a Kiev. Los periodistas sudafricanos y los 120 agentes de seguridad movilizados por Ramaphosa para la visita no pudieron desembarcar de su avión al aterrizar en Varsovia.
La delegación oficial sudafricana acusó en un primer momento a Polonia de tener un comportamiento racista, querer sabotear su iniciativa de paz y “poner en peligro la vida” del presidente Ramaphosa, que había llegado a ese país en otro avión e inició su viaje en tren a Kiev sin esperar a quienes debían protegerle.
El Gobierno polaco, sin embargo, explicó que los agentes sudafricanos carecían de los permisos necesarios para las armas que traían. El avión sudafricano en cuestión también hubo de cambiar de ruta al no tener permisos para entrar en el espacio aéreo de Italia y Hungría, según revelaron periodistas sudafricanos.
Tras más de 24 horas esperando dentro de la aeronave, los periodistas y el resto del pasaje pudieron desembarcar y descansar por fin en un hotel, antes de volver a subir al avión y regresar a Sudáfrica sin haber llegado a tiempo a Kiev ni poder acompañar a Ramaphosa a San Petersburgo por problemas administrativos.
Según algunos observadores, Ramaphosa se sacó de la manga su misión mediadora continental para mejorar su imagen después de que Estados Unidos acusara a Sudáfrica en mayo de haber enviado armas a Rusia en secreto.
Lejos de reafirmar el papel de país neutral que Sudáfrica reivindica para sí en esta guerra, el viaje aleja aún más a Pretoria de Kiev y le abre un nuevo frente diplomático con Polonia. EFE
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