La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha ampliado su Red Mundial de Reservas de Biosfera con once nuevas designaciones, entre las que se encuentran el Val d’Aran (Cataluña) y la Selva de Irati (Navarra). Con estas nuevas incorporaciones, España puede presumir de contar con 55 reservas repartidas a lo largo de toda la península y los dos archipiélagos.
Con las once nuevas áreas ubicadas en España, Colombia, Eslovenia, Filipinas, Italia, Mongolia, Países Bajos, la República de Corea y la República Dominicana, la Red Mundial suma un total de 759 reservas distribuidas en 136 países. Estos enclaves representan un avance significativo en la preservación de la biodiversidad y el desarrollo sostenible a nivel global.
El Val d’Aran
El Val d’Aran, con una extensión de 620 km², es el único valle de Cataluña orientado al norte y esa es “posición excepcional”, como cuenca situada entre el Mediterráneo y el Atlántico, la que “le confiere una gran diversidad de paisajes climáticos y biológicos”, según apunta la UNESCO en el comunicado de su anuncio.
Este enclave de alta montaña tiene personalidad propia. Es el único valle atlántico de los Pirineos catalanes. Además, debido a su antiguo vínculo con Occitania y su aislamiento durante los inviernos a lo largo de muchos siglos, este increíble lugar cuenta con su lengua propia, el aranés, que se encuentra en situación de cooficialidad con el catalán y el castellano.
La comarca ofrece muchos atractivos. Su patrimonio arquitectónico, característico y único, combinado con el contacto con la increíble naturaleza y una gastronomía llena de sabores y delicias, hacen de la zona un lugar de obligada visita. Un destino ideal para las personas que buscan un turismo más rural y activo, donde conectar con el entorno y donde el único que ruido que se escucha es el piar de los pájaros.
Con cumbres de más de 3.000 metros de altitud, abundante en paisajes impresionantes y lagos de origen glacial, el valle es uno de los mejores parajes para la práctica de deportes de aventuras (como el descenso por aguas bravas) y del esquí, con la estación de Baqueira Beret, considerada la mejor infraestructura invernal de la Península Ibérica.
La Selva de Irati
Otro de los tesoros escondidos en el Pirineo, esta vez en el navarro. La Selva de Irati es el nombre con el que se conoce a este extenso bosque hayedo-abetal en la cabecera del río Irati, entre los valles de Aezkoa y Salazaar y los valles de Zuberoa y de Cize en la Baja Navarra (Francia). Es el segundo hayedo más grande de Europa y el primero de España. La organización la define como “un paraíso de la biodiversidad”.
La mejor época del año para visitar este increíble enclave es el otoño, cuando se podrán ver las montañas teñidas de rojo, naranja y amarillo. Esta joya natural, abarca una superficie de 17.100 hectáreas. Es un lugar increíble para desconectar, cargar las pilas, disfrutar de la naturaleza, de las rutas de senderismo, paseos a caballo, parapente, descenso de cañones o tranquilos paseos en canoa por las aguas del río.
La historia de esta selva ha estado ligada a sus pobladores, que siempre han explotado sus recursos naturales, especialmente, sus reservas de madera. El mayor aprovechamiento forestal se vivió en el siglo XVIII y aunque, las técnicas de extracción han ido variando a lo largo de los años, en la actualidad sigue siendo uno de sus principales recursos.
Uno de los puntos más impresionantes de este lugar, es el embalse de Irabia, que aparece como un remanso de agua en el corazón de la selva. Construido entre 1921 y 1922 y ampliado en 1942 y 1944, las aguas azuladas de esta presa contrastan con el potente verde de los bosques.