La perspectiva sobre la calificación de la deuda peruana podría pasar de negativa a estable hacia el segundo semestre de este año, manifestó el vicepresidente de Moody’s Investors Service, Jaime Reusche.
El economista detalla las expectativas de la agencia calificadora sobre el Perú en entrevista concedida al Suplemento Económika del Diario El Peruano.
¿Cómo observan las proyecciones de crecimiento del Perú para este año y el 2025?
–Al momento no hemos cambiado nuestra proyección. Esperamos un crecimiento de 2.7% para este año y de 2.8% para el 2025, en línea con el potencial que vemos en la economía peruana.
Sin embargo, continúa siendo un crecimiento relativamente tenue para este año, ya que el 2023 fue de contracción. Se esperaría ver un efecto rebote un poco más fuerte en este año; pero, en parte, vemos todavía cierta reticencia del sector privado y de los inversionistas extranjeros, No obstante, hoy las materias primas están mostrando muy buenos precios.
Es importante precisar que se observó una ligera recuperación en la confianza empresarial; sin embargo, todavía no es lo suficientemente fuerte; es decir, todavía no se da toda esa confianza que se requiere del sector privado para acelerar el crecimiento este año.
–¿Cómo ve el desempeño del déficit fiscal?
–Observamos que este año el déficit fiscal se reducirá en comparación con lo que cerró en el 2023. Este índice se ha expandido fuertemente en los primeros tres meses de este año, debido a una aceleración de la inversión pública y también a que los ingresos del Gobierno no se han recuperado del todo.
Entonces, vemos una coyuntura un poco retadora para llegar a la meta del déficit de 2% establecida para este año.
Creemos que es muy probable que el déficit cierre más en torno al 2.4% y, por eso, vemos con buenos ojos esta iniciativa del ministro de Economía y Finanzas de empezar el debate en torno a que se debe ajustar la meta fiscal y la trayectoria a mediano plazo.
Sin duda, se trata de un déficit con un nivel bastante manejable para el país; sin embargo, no es un nivel en el cual deba mantenerse. En términos relativos, sí vemos un manejo bastante más prudente del déficit fiscal en el Perú.
–¿Cómo observa el interés de la inversión extranjera por el Perú ante las recientes adjudicaciones de asociaciones público- privadas (APP)?
–Es un buen comienzo para volver a iniciar el empuje que se tenía antes en lo que se refiere a la inversión extranjera, sobre todo en sectores diferentes al de la construcción y que también son importantes en el desempeño económico del país en aspectos como la generación de empleo.
No obstante, aún falta para regresar a los niveles con los que la inversión extranjera nos estaría dando un dinamismo mucho más marcado en la economía, especialmente en el sector minero, lo cual es un poco desafortunado, pues, al haber muy buenos precios de materias primas en estos momentos, se debería estar atrayendo inversiones de más largo plazo.
En otros sectores, como el agrícola, no se está dando mayores inversiones porque todavía hay un cierto nivel de reticencia de los inversionistas extranjeros a raíz de la volatilidad y el ruido político que afectan al país y que debe ser controlado y mitigado para continuar en el camino de recuperar la confianza de los inversionistas extranjeros.
Asimismo, las señales que vienen mostrándose desde el Gobierno relacionadas con el destrabe de proyectos en diferentes sectores son importantes para consolidar una mayor recuperación de la confianza del sector privado.
–¿Cuáles son las expectativas en la calificación de Perú por parte de Moody’s?
–Tenemos esta perspectiva negativa sobre la calificación de Baa1. Cabe precisar que, a principios del año pasado, la agencia Moody’s confirmó la calificación crediticia del Perú, que ostenta Baa1 (grado de inversión), por la solidez de sus cuentas fiscales, pero cambió la perspectiva a negativa por las protestas sociales.
En aquella oportunidad, Moody’s destacó que el principal bastión del perfil crediticio del Perú es su fortaleza fiscal, debido a los manejos prudentes que se mantuvieron en las últimas décadas.
En ese momento, la perspectiva negativa respondía básicamente a las protestas sociales que se presentaron especialmente a inicios del año pasado.
Sabíamos que el 2023 iba a ser un año complicado en términos macroeconómicos y, en efecto, el resultado fue un año de contracción. No obstante, a pesar de las dificultades del entorno económico, el Perú destacó por su resiliencia fiscal. Esperamos resolver esa perspectiva negativa en la segunda mitad del año, regresándola, muy probablemente, a estable, pero la pregunta es ¿a qué nivel?.
Si es al nivel actual de la calificación o a uno ligeramente más bajo, que incorpore todos estos costos que están generando el ruido político y la volatilidad política; sobre todo si uno ve hacia el mediano plazo y las elecciones del 2026 con la volatilidad que eso pueda generar, al igual que la incertidumbre, entonces se tratará de una decisión que demorará para resolver la perspectiva negativa.
Debemos manifestar que la perspectiva negativa suele tener una duración de 12 a 18 meses. Por ello, nuestra intención es resolver esta perspectiva negativa hacia mediados del 2024, pero no más allá de mediados, para dar tiempo a que la economía se recupere, que las condiciones económicas y políticas se normalicen.
Queremos cerciorarnos de que, en efecto, el ruido político no complique el manejo fiscal ni cree demasiados costos o limitantes para el crecimiento del país. No obstante, consideramos que sí será un debate interno difícil porque se debe sopesar factores muy subjetivos y cualitativos, entre ellos el riesgo político.
“Demora la posibilidad de cambiar esa perspectiva negativa a estable, por el hecho de que ahora tenemos que reevaluar con las autoridades qué van a hacer para reducir el déficit con este nuevo costo. Va a llevar a otro desvío de la meta fiscal este año o a medidas que tendrán que tomar, incluyendo muy probablemente recortar gasto en otros rubros”, indicó al mencionado diario.
Agregó que se dificulta la intención que se tenía de mejorar la perspectiva al Perú en el segundo semestre. “Es una variable (los retiros) que genera nuevos retos y mayores complicaciones. Es un aspecto más que ahora hay que evaluar y que demora el retorno a una perspectiva estable para el Perú.
–¿Qué riesgos hay para el crecimiento económico peruano? ¿Qué se debe mejorar o fortalecer?
–Si tuviésemos un ambiente político más tranquilo, que deje a nuestros buenos tecnócratas trabajar, creo que se podría nuevamente dinamizar el crecimiento de manera importante y se generaría un entorno muy favorable para las cuentas fiscales, la inversión, la creación de empleo y, de esa manera, aumentar los ingresos de los peruanos.
La clase política debería tratar de buscar más consensos. Es fundamental alcanzar un mayor consenso para sentar las condiciones necesarias de tranquilidad política que requiere el país, a fin de darles mayores incentivos a los inversionistas extranjeros a que vengan a traer inversión real, Eso, fácilmente, aceleraría el crecimiento del Perú y es lo que se debe buscar de manera efectiva.
–Desde el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) señalan que ya estamos saliendo de la recesión. ¿Cómo lo ven ustedes?
–Estamos viendo un rebote relativamente tenue en los primeros meses del año, el cual debería acelerarse, para luego pasar a una expansión en la segunda mitad del 2024. Esa es nuestra visión y esperamos que así sea.
Tenemos que seguir monitoreando el desempeño de los indicadores de alta frecuencia, que siguen un poco mixtos, como los despachos de cemento y la demanda de electricidad, los cuales indican potencial para una recuperación bastante más rápida y más fuerte; pero, por otro lado, los indicadores ligados a la inversión privada siguen un poco débiles, entonces ahí falta un chispazo.
Es fundamental que la población peruana conozca lo trascendental que es el buen manejo de la economía que tuvo el país y que todavía ha sabido conservar.
El Perú mantiene sus fortalezas macroeconómicas, pero debe cumplir con los objetivos establecidos para acelerar su recuperación.
–Una de las fortalezas de la economía peruana ha sido su moneda frente a otras divisas de la región, ¿cómo analiza el comportamiento del sol?
–La fortaleza del sol sobre el dólar se debe, en gran parte, a la diferencial de tasa que tiene el Banco Central de Reserva del Perú (BCR), más alta que la de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), lo cual incentiva a atraer capitales.
También vemos que se ha reducido fuertemente el déficit de cuenta corriente; en otras palabras, ha aumentado el superávit de la balanza comercial donde hay más exportaciones que importaciones.
Ello, en parte, por el golpe que experimentó la economía el año pasado, donde la demanda por importaciones se redujo de manera importante.
A raíz de ello, tuvimos una balanza comercial más favorable el 2023 y, en lo que va de este año, también vemos ese positivo comportamiento, lo cual implica un aumento en el flujo de divisas al país.
La confianza empresarial para invertir más en el país presenta una ligera recuperación que puede incrementarse con mayor cohesión, a fin de atraer capitales que generen más empleo.
Proyectos
– Moody’s Investors Service ve favorable la construcción de esta infraestructura portuaria para el Perú, porque tendrá un “efecto multiplicador” al dinamizar el sector logístico e impulsará las exportaciones.
– La entidad calificadora asegura que el proyecto añade potencial de crecimiento económico al país en el mediano plazo.
– El nuevo terminal portuario multipropósito de Chancay, ubicado en el distrito del mismo nombre (provincia de Huaral) a 80 kilómetros de Lima Metropolitana, es un proyecto de inversión privada cuyos accionistas son las empresas de capitales chinos Cosco Shipping Ports Limited (CSPL), que tiene una participación del 60%, y la peruana Volcan Compañía Minera con 40%.