TEL AVIV, Israel (AP) — Tres palestinos murieron el lunes de madrugada en una redada militar israelí en un campo de refugiados de Cisjordania, según funcionarios palestinos de salud, mientras el gobierno de Estados Unidos condenaba con dureza una nueva medida del gobierno israelí para ampliar los asentamientos.
Tropas israelíes mataron a los tres hombres durante una incursión en Balata, un campo de refugiados cerca de la ciudad de Nablus, según el Ministerio palestino de Salud. Había seis personas heridas, una de ellas en estado crítico, indicó el Ministerio.
El ejército confirmó después que los soldados habían asaltado Balata. Los militares recibieron disparos y mataron a tres palestinos, añadió. Otras tres personas fueron arrestadas allí. Israel, que incrementó las redadas en el último año en respuesta a una serie de ataques palestinos, dijo haber encontrado armas y un taller de explosivos en una vivienda, que hizo explotar.
Por su parte, el gobierno de Joe Biden emitió un duro comunicado el domingo criticando a Israel por maniobrar para restablecer la presencia de colonos en el puesto avanzado de Homesh, en el norte de Cisjordania, que había sido desalojado.
El gobierno israelí revocó en marzo una decisión de 2005 que desmanteló cuatro asentamientos en Cisjordania. Durante el fin de semana, el máximo general del ejército israelí en Cisjordania firmó una orden que incorporaba Homesh al consejo colono regional local, algo que allana camino para reconstruir el puesto avanzado.
Estados Unidos expresó su “profunda preocupación” por lo que el vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos, Mathew Miller, describió como la política ilegal israelí sobre el puesto avanzado en territorio ocupado.
Miller también expresó la preocupación de Washington sobre la visita del ministro israelí de Seguridad Nacional, el ultranacionalista Itamar Ben-Gvir, a la Explanada de las Mezquitas, un disputado lugar de culto. El lugar, que los judíos conocen como Monte del Templo, es el lugar más sagrado para los judíos y también alberga la Mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam.
“Este espacio sagrado no debe utilizarse con fines políticos, y pedimos a todas las partes que respeten su santidad”, dijo Miller en el comunicado.
Según acuerdos consolidados, los judíos pueden visitar el lugar pero no rezar allí. Pero en los últimos años, cada vez más visitantes judíos han empezado a orar con discreción, lo que aviva el temor entre los palestinos de que Israel planee dividir o tomar el recinto. Ben-Gvir pide desde hace tiempo que se aumente el acceso de los judíos al lugar.
El ministro visitó el lugar el domingo y declaró que “estamos al mando” del complejo, antes de una inusual reunión del gabinete en la zona antigua de Jerusalén para celebrar su control de la zona. La visita de Ben-Gvir fue condenada por los palestinos y la vecina Jordania, custodia del recinto.
Ben-Gvir, exlíder de colonos en Cisjordania y activista de ultraderecha, fue condenado hace años por incitar y apoyar a un grupo terrorista judío. Ahora sirve como ministro israelí de Seguridad Nacional, encargado de las fuerzas policiales del país.
Las Brigadas de Mártires de Al Aqsa, un grupo armado relacionado con el partido del presidente palestino, Mahmud Abás, identificó a los hombres muertos en Balata como Fathi Jihad Rizk, de 30 años; Abdullah Yousef Abu Hamdan, de 24, y Muhammad Bilal Zaytoun, de 32 años, y señaló que eran miembros de su organización.
En otra operación nocturna en la localidad norteña de Yenín, el ejército dijo que había baleado a dos palestinos y detenido a tres cuando las fuerzas israelíes se vieron atacadas. Las tropas hicieron incursiones en otros cinco lugares durante la noche, así como en los campos de refugiados de Ayola y Aqabat.
Más de 250 palestinos han muerto por fuego israelí desde la primavera de 2022. Unas 50 personas han muerto en ataques palestinos contra los israelíes.
Israel dice que la mayoría de los palestinos muertos eran milicianos, aunque también han muerto jóvenes que arrojaban piedras en protesta por las incursiones y personas que no participaban en los enfrentamientos.
Los israelíes celebraron la semana pasada el Día de Jerusalén, que conmemora la captura israelí de Jerusalén Oriental, incluida la zona antigua, en la Guerra de los Seis Días de 1967. Nacionalistas con banderas marcharon por el vecindario de mayoría palestina en el casco antiguo de Jerusalén, algunos coreando lemas racistas contra los árabes, mientras cientos de judíos visitaban el sensible santuario en la colina.
Israel también capturó Cisjordania y la Franja de Gaza en la guerra de 1967. Los palestinos reclaman esos territorios para un futuro estado independiente, con Jerusalén Oriental como su capital. Israel se anexionó el este de Jerusalén en una iniciativa no reconocida por la mayoría de la comunidad internacional, y considera la ciudad como su capital unida y permanente.
Las tensiones en torno a la Explanada de las Mezquitas han desencadenado brotes de violencia en el pasado.
El gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el más conservador en la historia de Israel, incluye partidos ultraortodoxos y nacionalistas de ultraderecha y ha hecho de la construcción de asentamientos en Cisjordania una de sus prioridades.
La mayoría de la comunidad internacional considera que los asentamientos israelíes, donde viven 700.000 personas en Cisjordania y Jerusalén Oriental, son ilegales y un obstáculo para la paz.
Este mes también estallaron combates entre Israel y milicianos en la Franja de Gaza. Los ataques israelíes mataron a 33 personas, muchos de ellos milicianos pero también mujeres y niños. Dos personas murieron en Israel por el fuego de cohetes lanzados por milicianos.