Andrea del Boca se encontraba más que concentrada, su cabeza solo estaba al pendiente de la masa que preparaba. Las cocinas de de Bake Off Famosos hervían en actividad, con el murmullo típico de los participantes en su primer desafío, además de los pasos rítmicos de la conductora, Wanda Nara, quien comenzaba a recorrer las estaciones. La actriz y productora, inmersa en sus pensamientos, parecía perdida en el ritmo mecánico de batir y mezclar, ajena a todo hasta que algo la sacó de su ensimismamiento.
Wanda, quien no había dudado en sumarse a la recorrida de los jurados para tratar de entender qué preparaciones realizarían, llegó a su estación acompañada por Christophe. Se detuvo, observando con una mezcla de curiosidad y picardía la preparación de la actriz. Los ojos de la conductora chispeaban con esa energía suya, siempre al borde de una travesura. “Qué concentración, Andrea”, no dudó en destacar, para luego exclamar: “Unas ganas de chupar ese cucharón”, más para sí que para los demás. La cocinera, en tanto seguía con el paso a paso de su receta sin siquiera atinar a contestar, pero no por mucho tiempo. Sin esperar respuesta, Wanda tomó el cucharón y, sin dudarlo, lo pasó por su lengua mientras consultaba si después lo volvería a utilizar.
La escena, casi cómica, se transformó en un instante. Andrea, alzando la vista, se dio cuenta de lo que ocurría. La actriz, que tantas veces había representado en telenovelas los vaivenes dramáticos de la vida, encontró en este gesto algo intolerable. Su reacción fue instantánea, visceral. “Sí… ¡No!”, gritó, con la voz fuerte y vibrante. El aire en la carpa se tensó por un segundo, como si todo se hubiera detenido justo en el punto donde una broma cruzaba la línea, y así se notó en la cara de toso los que presenciaron y fueron parte de la escena.
Wanda, tras ello, lejos de perder la compostura, cambió el foco con la destreza de quien sabe navegar entre el desconcierto. Con una sonrisa, sin rastro de vergüenza, preguntó cómo iban los cupcakes que la cocinera preparaba para el desafío. Para Andrea, aquel comentario había sido solo una distracción momentánea, pues su mente seguía fija en el cucharón, en el atrevimiento. Aquellos seis pequeños pasteles, pensados para conmemorar el nacimiento de su hija, Anna, ahora parecían perder su significado en medio de un ambiente que se había teñido de incomodidad.
El momento pasó, pero el malestar se quedó grabado. En la entrevista posterior, Andrea no vaciló en expresar su enfado. Su tono, ahora controlado pero firme, dejaba entrever una determinación inquebrantable. “Vos te acercás a mi cocina y me tocás algo, me sacás una espátula, y yo te corto la mano”. Las palabras resonaban con la dureza de quien protege no solo una preparación culinaria, sino también un espacio íntimo, donde el respeto es lo que realmente importa.
Fue entonces que la conductora le aclaró que la preparación estaba muy rica, en tanto que la cocinera continuaba con el semblante serio y sin perder el foco. Fue entonces en que se reveló a los espectadores lo que estaba realizando: “En honor al nacimiento de su hija, realizará seis cupcakes de vainilla rellenos de curd de limón y decorados con arándanos, letras y corazones violetas”.
Al momento de presentar el trabajo al jurado, ella aseguró: “Cuando la veo, pienso que es lo mejor que me pasó en la vida. Siempre pensé que mi carrera era lo más importante y que nada ni nadie podía competir con eso. Pero cuando llegó mi hija, borró todo de un plumazo”, con lágrimas en los ojos y totalmente conmovida sobre su hija Anna, quien inspiró su serie de cupcakes. “Cuando uno toma a alguien a quien ama como inspiración, el resultado casi siempre es bueno. Acá está bien, está muy bien”, aprobó Betular y se generó el primer gran momento emotivo en esta nueva temporada.