El grupo de Podemos Galicia que se enfrentó en primarias al actual coordinador, Borja San Ramón, ha reclamado la dimisión de toda la dirección tras el resultado electoral de las elecciones autonómicas, que encabezó Isabel Faraldo, también integrante de la dirección.
Lo hace a través de una carta que han evitado hacer pública a los medios –de hecho, fuentes consultadas de este grupo rechaban difundirla aunque confirmaron su veracidad–, pero que fue enviada a todos los miembros del consejo ciudadano y a la dirección y a la que ha tenido acceso Europa Press.
En esa carta, este colectivo de críticos consideran que la situación electoral “constata, de manera incontestable, una desgraciada realidad, la de que Podemos Galicia es un enfermo grave al que la mayoría del Consejo Ciudadano Autonómico con el coordinador Borja San Ramón a la cabeza, le está dando patadas”.
Además, sostienen que los resultados también son “la consecuencia o el fruto de un proceso que antecede al previsible resultado obtenido por nuestro partido ha venido siendo advertido repetidamente por el Colectivo Rexurdir Galicia”, al respecto de lo que lamentan que “nadie, tanto a nivel de la dirección política en Galicia o a nivel estatal ha querido poner remedio”.
“Ha pasado una semana y aún estamos esperando un mínimo de reflexión por parte de Borja San Ramón y su equipo o la urgente y necesaria convocatoria del CCG”, apuntan en esta misma carta abierta, recogida por Europa Press.
En ella, denuncian la “política del avestruz” de “esconder la cabeza a la espera que la tormenta amaine y no tener que asumir la más mínima responsabilidad cuando una postura honesta y leal exige la presentación de una dimisión inmediata” tras los resultados de elecciones tras elecciones en que la ciudadanía da la espalda a esta opción política.
“FALTA DE COMPROMISO”
En sus críticas, el colectivo que lidera Gonzalo Busqué también arremete contra Borja San Ramón por una “falta de compromiso por parte del máximo responsable político” y por que algunos solo tenían como “único interés la confluencia, contestada por la militancia más activa y fiel”.
También advierten que los círculos están “silenciados o directamente desactivados” desde hace tiempo y un “comportamiento sectario hacia una parte de militantes que se ofrecía para trabajar y fueron ignorados”, lo que es “una muestra desoladora de una desgraciada realidad incontestable y ante la que la dirección estatal no ha reaccionado tampoco, pensando que la ‘pax romana’ táctica en el territorio es preferible a asumir su obligación de cesar a quien no quiere presentar una dimisión honorable”.