Con sus extensas playas y maravillosos paisajes, las Fuerteventura es uno de los destinos más impresionantes de nuestro país. Esto no es de extrañar, pues su buen clima, que se mantiene prácticamente durante todo el año, permite disfrutar de todos sus encantos de una manera única. A todo esto hay que sumar sus bellos pueblos, los cuales se enclavan en mitad de la montaña o se distribuyen a lo largo de la costa. Estos cuenta con características únicas gracias al terreno volcánico donde se asientan, permitiendo disfrutar de rincones que son una maravilla.
Así, en el centro occidental de la isla se alza una de las villas más especiales de Canarias. Se trata de Betancuria, un pueblo que destaca por su rico patrimonio monumental y cultural, pero sobre todo histórico. La villa fue fundada en el año 1404 por el conquistador normando Jean de Bethencourt, de donde viene su nombre, en el contexto de la conquista y colonización europea de las islas.
Desde ese momento pasó a ser la capital de Fuerteventura y de Canarias, así como la sede de los primeros órganos administrativos, religiosos y administrativos del archipiélago, es decir, el primer municipio de las islas. Este privilegio lo sostuvo hasta el año 1834, cuando la capital se trasladó a Puerto del Rosario.
Un paseo por Betancuria
Gracias a ello, la villa guarda una rica historia que se traduce en su bello casco antiguo, donde las calles, estrechas y serpenteantes, invitan al viajero a pederse entre su cultura y tradición. Así, se ha convertido en uno de los principales destinos de la isla y está catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España. Esto no es de extrañar, ya que cuenta con un rico conjunto monumental que tiene su máximo exponente en la iglesia-catedral de Santa María de Betancuria.
Este es el edificio más importante y su construcción original data del siglo XV, aunque fue reconstruida tras un ataque pirata en el siglo XVII. El templo es un ejemplo destacado de la arquitectura canaria, combinando elementos góticos y renacentistas. Su interior alberga un impresionante retablo y diversas imágenes religiosas de gran valor histórico, además, de numerosos elementos del primitivo edificio como son la torre del campanario y algunas columnas.
A su vez, un paseo por su casco histórico es algo obligatorio, donde el visitante queda asombrado por su autenticidad y buen estado. Al recorrer sus calles empedradas, pueden admirar casas tradicionales canarias con fachadas blancas y tejados rojos. En muchos de estos edificios se pueden encontrar detalles que reflejan la riqueza cultural y artística de la época de la colonización. Además, la plaza de Santa María constituye el punto neurálgico de la villa y es donde se celebran los principales eventos culturales.
Por otro lado, el convento de San Buenaventura, fundado en 1416, se alza como otro importante punto de interés en Betancuria. Pese a estar actualmente en ruinas, sus restos permiten apreciar la relevancia religiosa y arquitectónica que una vez tuvo. Además, el Museo Arqueológico de Betancuria constituye una visita obligada. Este museo aborda la vida de los mahos, los antiguos habitantes de la isla, y presenta una colección de herramientas, cerámicas y otros objetos arqueológicos que revelan detalles sobre su cultura y modo de vida. Asimismo, el museo ofrece información sobre la conquista europea y los cambios que esta trajo consigo.
Un entorno natural maravilloso
El entorno natural de Betancuria es otro de sus grandes atractivos. Situada en una zona montañosa, la localidad se encuentra rodeada por el Parque Rural de Betancuria, una vasta área protegida que ofrece paisajes áridos y majestuosos. Esta región es ideal para los amantes del senderismo y la naturaleza, ya que cuenta con varias rutas que permiten explorar los barrancos, formaciones rocosas y vegetación autóctona de Fuerteventura. En estos paisajes, los visitantes pueden encontrar especies endémicas de flora y fauna, así como disfrutar de vistas panorámicas que capturan la esencia natural de la isla.
De este modo, destacan las cuevas de Ajuy, un monumento natural único en el mundo gracias a que en ellas se ubican las rocas más antiguas de Canarias, con una antigüedad que oscila entre los 100 y 150 millones de años, del periodo Cretácico. Este fenómeno geológico es excepcional, considerando que la formación de Fuerteventura se data en unos 30 millones de años. A esto se le suman las piscinas naturales de Aguas Verdes, las cuales pertenecen a Betancuria.
Estas pozas vírgenes se encuentran al borde del mar y abarcan una extensión de hasta seis kilómetros. Este enclave es producto de la erosión del mar sobre la roca volcánica, que ha ido creando una serie de charcos y piscinas a lo largo de más de seis kilómetros de costa. Tampoco hay que olvidarse del mirador de Guise y Ayose, qué situado en las montañas, en las afueras del pueblo, brinda unas vistas maravillosas de todo el entorno.