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Úrsula Corberó: “Me gusta que me miren. Cuando la gente está pendiente de mí, me muero del gusto, y eso no me hace mala persona”

La actriz Úrsula Corberó lleva trabajando desde que era pequeña: tiene 35 años y casi 20 de carrera. Ahora se encuentra en un gran momento profesional. Después de conquistar el mercado internacional gracias a su participación en La casa de papel, decidió bajar las revoluciones y elegir bien los proyectos.

El año pasado consiguió el Premio Ondas por su interpretación en El cuerpo en llamas, donde encarnaba a Rosa Peral, que fue acusada, junto a su amante, de asesinar a un miembro de la Guardia Civil. Ha hecho una película en Estados Unidos, Lift. Un robo de primera clase y ahora presenta El Jockey, la última película del argentino Luis Ortega, que participó en el pasado Festival de Venecia y que ahora ha llegado al Festival de San Sebastián.

Por qué Úrsula Corberó quería trabajar con Luis Ortega

El Jockey
Nahuel Pérez Biscayart y Úrsula Corberó en ‘El Jockey’, de Luis Ortega (STAR DISTRIBUTION LA/)

Úrsula Corberó conocía a Luis Ortega porque su pareja, Chino Darín, había trabajado en varias ocasiones con él (en Historia de un clan y en El ángel) y ella misma le comentó que le gustaría participar en una de sus películas. “Yo era muy fan de Luis Ortega, como persona y como autor. Es una persona muy interesante, una persona que no dice nada, pero lo dice todo a la vez. Tampoco es que fuera muy insistente, pero un par de veces sí que le solté, ¿cuándo vas a hacer una película y me vas a llamar? Aquí en España eso está muy mal visto, pero en Estados Unidos es normal, así que he aprendido a hacerlo. Hay que echarle morro”, cuenta Corberó.

Dice que, en una ocasión, cuando se encontraba un poco perdida en su carrera, Javier Cámara le dio un consejo. “Yo estaba atravesando un mal momento creativo en mi profesión, estaba un poco descarrilada y él me dijo ‘ok, vale, sabes lo que no quieres y sabes lo que sí quieres, y ahí es donde te tienes que enfocar’. Era un momento en el que pensaba que estaba muy encasillada, porque a veces te encasillan en un papel y no te sacan de ahí, así que tienes que ser tú la que reaccione contra eso”.

‘El Jockey’, ¿una película ‘rara’?

Nahuel Pérez Biscayart en 'El Jockey', de Luis Ortega (Caramel Films)
Nahuel Pérez Biscayart en ‘El Jockey’, de Luis Ortega. (Caramel Films)

Por eso Úrsula Corberó cuenta que, cuando leyó el guion de El Jockey “se murió del gusto”, porque era una película rara que la desafiaba como intérprete. “Hay un montón de cosas que he encendido cuando la película estaba hecha, y creo que el propio Luis también”, dice Corberó con la naturalidad que le caracteriza.

En efecto, El Jockey es una película extraña. En ella, Úrsula Corberó interpreta a Abril, una mujer especialista en montar caballos de carreras que mantiene una relación con Remo (Nahuel Pérez Biscayart), que hasta el momento había sido el máximo ganador en todas las competiciones. Ella está embarazada, pero no sabe si tener el bebé y continuar con su carrera profesional. Él no se encuentra en su mejor momento a causa de las adicciones y tendrá una caída que le provocará una grave lesión en la cabeza, hasta el punto de perder su propia identidad. Se vestirá de mujer y empezará a pasear por la ciudad como un fantasma.

Salir de la zona de confort

El cuerpo en llamas
Úrsula Corberó en ‘El cuerpo en llamas’. (Netflix)

“Las cosas no caen del cielo. Yo llevo una carrera de fondo, he trabajado desde que era pequeñita y lo que he aprendido es que si quieres algo, ve a por eso. Así que me gusta elegir proyectos arriesgados que me saquen de mi zona de confort, proyectos que me aporten a nivel personal y profesional”.

La intérprete también ha hablado con Infobae España sobre lo mucho que le está gustando salir de España para embarcarse en proyectos de otras nacionalidades. En ese sentido, tiene pendiente de estreno la serie The Day of the Jackal, junto a Eddie Redmayne. “Le estoy pillando el gusto a esto de salir de España para trabajar. Hay algo de mucha vulnerabilidad, porque para mí trabajar aquí es muy cómodo. Pero, de repente, me doy cuenta de que me gusta interpretar en un idioma que no es el mío, porque eso me aleja completamente de mi esencia, de lo que soy, y eso está bien”.

Dice que cuando hizo su primer proyecto en inglés, no conocía el idioma. “Lo pasé como el culo, os lo juro, fue horrible. Venía el director a decirme cosas y yo no entendía absolutamente nada y yo tenía un par de frases armadas para salir del paso, tipo ok, let’s try that”, ríe. “Me sentía una farsante, pero estas cosas al final tienen un premio”.

Una mujer competitiva

Los actores Mariana Di Girolamo, el director Luis Ortega, Nahuel Pérez Biscayart y Ursula Corberó. (Fabio Frustac/EFE/EPA)
Los actores Mariana Di Girolamo, el director Luis Ortega, Nahuel Pérez Biscayart y Ursula Corberó. (Fabio Frustac/EFE/EPA) (FABIO FRUSTACI/)

Reconoce que es una persona competitiva. “Sí, soy competitiva, y a veces eso se entiende mal, porque parece un antónimo de la ‘sororidad’. Pero eso no pasa, por ejemplo, en el deporte, con los hombres. Pero es que yo soy así, soy competitiva hasta con mi madre jugando al Catán. Yo creo que la persona que es competitiva, es competitiva y ya está. Pero en mi trabajo, intento alejarme de eso. Algunas veces, te quedas a las puertas de un personaje que tenías muchas ganas de hacer y se lo dan a otra persona y después piensas ‘era la adecuada, no pasa nada’”.

Continuando con El Jockey, Úrsula Corberó reconoce que se dejó llevar. “Luis Ortega es muy sexy y eso lo traslada a los rodajes. Eso fue fundamental para trabajar en el set. Había cierto magnetismo que generaba comunión entre el equipo. Y Luis es una especie de brujo artesano con el que no sirven los métodos. Es caótico, pero es un caos que te ayuda a dejarte llevar”.

El Jockey
Uno de los bailes entre Nahuel Pérez Biscayart y Úrsula Corberó en ‘El Jockey’, de Luis Ortega (STAR DISTRIBUTION LA/)

En la película hay varias escenas musicales a modo de coreografías que se han convertido en virales en redes sociales. Pero Úrsula Corberó nos revela que fueron improvisadas. “Eso confirma que aquí hemos venido a indagar, a investigar, a que las cosas surjan según las vamos haciendo. Y este proceso es bastante inusual en nuestra profesión, porque yo estoy acostumbrada a hacer obras más comerciales, pero aquí había algo más experimental, había mucha libertad”.

Úrsula Corberó reconoce que es “bastante workaholic” y que solo siente miedo cuando lleva mucho tiempo sin rodar. “A mí me gusta que me miren, me gusta mucho. Antes me daba vergüenza decirlo, pero es así. La primera vez que me subí a un escenario cuando era pequeña pensé que había nacido para eso, para que la gente me mirara y yo decidir desde esa posición lo que me gustaría que sintiesen. No quiero que suene desde un lugar ególatra, aunque puede ser que lo sea un poco. Cuando la gente está pendiente de mí, me muero del gusto, y eso no me hace mala persona”.

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