Toma el control 2-3 – La historia de Isabelle

“Por fin estamos allí, hoy es el gran día: ¡embarcamos!”

Después de pasar los dos últimos
días haciendo maletas, estamos listos para embarcar en Marsella en el MSC Preziosa.

Tan pronto como llegamos al
puerto, el mostrador del Yacht Club nos espera para recoger nuestro equipaje y
acompañarnos a la zona de facturación. Una vez finalizada esta formalidad, nos
sentimos realmente como si estuviéramos de vacaciones, ¡la impresión es muy
buena!

Después de sacar a relucir nuestra mejor sonrisa en la famosa foto de embarque, finalmente, podemos ir a descubrir lo que será nuestro hogar durante la siguiente semana.

 .- Primera
impresión: es grande, ¡me costará no perderme!

.- Lo primero que hay que hacer: conseguir mapas y, sobre todo, ¡el plano del barco! Después podemos visitar el barco y averiguar cuáles serán los mejores lugares para disfrutar de esta semana a bordo.

La salida, con la vista puesta en Notre Dame de la Garde, es siempre un placer para nuestros ojos, luego navegaremos hacia mar abierto en dirección a Génova.

Por la mañana, la llegada al puerto de Génova es excepcional, ¡el sol del amanecer que se refleja en las casas crea una vista maravillosa! Decimos visitar Génova por nuestra cuenta y tomamos un autobús de dos pisos para descubrir lo mejor de esta escala.

Los vendedores de tickets siempre están presentes en cuanto un barco de crucero entra en el puerto y no tenemos que buscar muy lejos. Nos detuvimos para tomar un ascensor que nos permite obtener una vista panorámica del magnífico y muy tranquilo puerto de Génova. ¡Lo único que falta es el vendedor de helados ambulante!

La ciudad es muy bonita, agradable e está impregnada de la presencia de Cristóbal Colón, que nació allí en 1.451.

De vuelta en el barco, nos preparamos para la noche: aperitivo, restaurante, casino y caímos en los brazos de Morfeo mecidos por el chapoteo de las olas y el balanceo del barco…

Al despertar estamos cerca de Civitavecchia, el puerto (lejano) de nuestra escala en Roma. Aquí es “casi” obligatorio hacer la excursión con el barco, Roma está a una hora y media en autobús y si no quieres quedarte atascado en Roma mientras el barco sigue su camino la excursión con la naviera es la única opción posible. ¡Decidido! Optamos por el tour acompañado, pero también es posible elegir el tour autoguiado…

Después de un corto recorrido en autobús por la ciudad, que nos lleva por las Termas de Caracalla y el Coliseo, nos dejan cerca del Vaticano donde, al ser domingo al mediodía, ¡tenemos la oportunidad de asistir a la bendición el Papa Francisco hace desde la ventana! Un momento raro pues, sin importar nuestras convicciones religiosas, sentimos el fervor, la intensidad, el recogimiento,…

A la mañana siguiente llegamos a Palermo y, antes de desembarcar, decidimos visitar las Catacumbas de los Capuchinos. Nos acercamos allí por nuestros propios medios, pues no están muy lejos del puerto, y vemos las momias conservadas desde el siglo XVII. La visita guiada se realiza con un monje, ¡todavía tengo escalofríos!

Por la tarde decidimos dar un paseo por la ciudad pero tiene muy poco interés, por lo que optamos por regresar a bordo y disfrutar del spa y las piscinas, sin olvidarnos del buffet que, durante las horas de escala, tiene menor afluencia de público.

Cambiamos de escenario al día siguiente, llegamos a Malta. Me encanta la entrada a esta ciudad, ya que la vista es impresionante a ambos lados del barco, con las antiguas fortalezas, la ciudad, el puerto, sin duda, ¡una maravilla para los ojos!

Me encanta quedarme en el balcón
para ver a la gente ocupada amarrando nuestro barco…

Culturalmente, la ciudad es muy interesante. Es nuestra segunda visita aquí y decidimos ir a Mdina con nuestros amigos del autobús de dos pisos.

Una vez allí nos desviamos del camino turístico habitual y vamos a las Catacumbas de San Pablo, un breve momento pues mi esposa comienza a sentirse agobiada en este espacio que, durante la guerra, fue utilizado como refugio. El lugar está a 10 minutos a pie, pero merece la pena el desvío.

No podemos resistir la tentación de tomar el pequeño tren, el conductor es muy amable, nos reímos mientras esperamos la salida y luego cruzamos las pequeñas calles de los viejos pueblos de los alrededores.

De vuelta en el barco y, una y otra vez el tríptico: ¡aperitivo, comida y casino!

La jornada siguiente es día de navegación, es decir, ¡dormir y holgazanear forman parte del programa! Después de un sabroso, variado y copioso desayuno, encontramos un lugar, protegido del viento, para leer, relajarnos en el jacuzzi,… todo ello acompañado de una bebida, con moderación, ¡por supuesto!

Aprovecho este momento para dejar que mi esposa se tumbe bajo el sol mediterráneo y me dirijo a divertirme un poco en el casino, pues las mesas de juego suelen ser más baratas. Después de un buen descanso, llega el momento de la Noche de Gala.

Me encanta cuando todo el barco está vestido de noche, las damas con vestidos y los caballeros con trajes mientras caminan por la cubierta agarrados del brazo. Me gusta rodearme de una atmósfera de fin de siglo, con viajeros que visten elegantemente en lugar de utilizar los pantalones cortos y las chanclas que se ven a lo largo del día.

Nos hacemos una foto con la máxima autoridad del barco: ¡El capitán!

La última escala de nuestro viaje es Valencia. Esta ciudad combina hábilmente la antigua y la nueva arquitectura. Durante un recorrido por la ciudad se puede diferenciar claramente entre las zonas del siglo XIX y XX.

¿Cómo no maravillarse con los Jardines de Turia donde se encuentra la Ciudad de las Artes y las Ciencias? Este espacio está construido en el antiguo lecho del río que, en la actualidad, se ha secado para dar paso a zonas de ocio.

También aconsejo una visita al mercado cubierto que, arquitectónicamente, es magnífico tanto por dentro como por fuera y ¡dispone de puestos muy apetitosos! Realizamos una última excursión a las Cuevas de San Josep, en el Val d’Uxio. Cuanta con un río subterráneo navegable de 1,5 km y nos subimos en pequeñas embarcaciones para dar un paseo entre estalagmitas, estalactitas y paredes rocosas que, cuidadosamente iluminadas, crean una atmósfera tranquila y encantadora con 20 grados de temperatura constante en la cueva.

De regreso al barco no cambiamos los buenos hábitos: aperitivo, comida y… ¡¿Vamos al teatro para variar?! Esta noche el director artístico nos ofrece un espectáculo sobre la temática de la película Avatar: colores brillantes, canciones y la habilidad de los bailarines están presentes para poner el broche de oro a este hermoso día.

Todavía nos queda una tarea por hacer: el duro retorno a la realidad está cerca y debemos hacer las maletas para dejar el barco definitivamente a la mañana siguiente.

La llegada a Marsella es una maravilla,
a babor, las calas de la Costa Azul nos desean un regreso seguro y, a lo lejos
a estribor, Notre Dame de la Garde nos acoge bajo su mirada benévola.

Es hora de echar un último
vistazo a nuestro efímero hogar, el crucero ha terminado… ¡¡¡hasta el
próximo!!!

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