Sus nombres están vinculados a grandes estafas piramidales que dejaron a miles de afectados en nuestro país y otras partes del mundo. Se trata de los peruanos Juan Carlos Reynoso y Carlos Manrique, quienes tienen algo en común: se ganaron la confianza de numerosas personas y las impulsaron a invertir su dinero con la promesa de que ganarían altos intereses en pocos meses. Sin embargo, todo era un fraude.
Mientras que Juan Carlos Reynoso saltó a los medios por ser gerente para Latinoamérica de Omega Pro, una compañía de traiding que ofrece productos y servicios para inversiones, Carlos Manrique hizo lo propio con su agencia de ahorros llamada CLAE, que prometía atesorar los ahorros de toda tu vida.
A mediados de 2022, el caso de Omega Pro, de estafa piramidal a miles de usuarios de varias partes del mundo que invirtieron en la plataforma de marketing multinivel, salpicó al empresario peruano.
Reynoso era el gerente de Omega Pro para Latinoamérica. Apareció en diversas fotografías y videos publicados en las redes sociales de la empresa, invitando a personas de más de 100 países del mundo a invertir y de esa manera asegurar su “libertad financiera”.
La invitación provocaba la envidia de cualquiera, porque evocaban viajes, riqueza, fama, comida en los mejores restaurantes del mundo, vehículos, ropa y relojes de lujo. El sueño de también lograr este mismo estatus de vida se terminó, cuando Omega Pro publicó un comunicado oficial que fue víctima de un ciberataque y los usuarios no iban a poder recuperar su dinero.
El caso de Omega Pro dio la vuelta al mundo, pues conocidos influencers y hasta deportistas, como el mismísimo exfutbolista brasileño Ronaldinho, promocionaron a la marca y posaron con camisetas que llevaban el nombre de la empresa. Desde luego, la mayoría de ellos no tenía idea de la estafa piramidal ni fueron parte de este bien organizado sistema delictivo.
Visión para “los negocios”
En 1978, Carlos Manrique decidió fundar el Centro Latinoamericano de Asesoramiento Empresarial (CLAE). Se presentó como un hombre que se ganó la vida siendo profesor de matemáticas y literatura, egresado de la Escuela Normal de La Cantuta, donde estudió la carrera de maestro.
CLAE cambió de rubro en 1980. La visión y misión de Manrique lo llevaron a decidirse por más y emprendió por una casa de ahorros en donde la promesa para captar a sus “fieles” era otorgar “altos retornos de dinero”, incluso, ofrecía un interés de 100% por los ahorros.
Manrique gozó de la gloria de CLAE entre 1989 y 1992, cuando los peruanos venían de un gran remezón en la economía tras el primer gobierno de Alan García y la entrada de Alberto Fujimori al sillón presidencial. Era el escenario perfecto, pues muchas personas al sentir tanta inestabilidad decidieron apostar por su compañía.
Durante esos años y ante la incertidumbre de muchos peruanos, CLAE empezó a recibir depósitos por muchos peruanos. Según las investigaciones, anualmente llegó a captar más de US$ 200 millones.
El problema de este mecanismo, inicia cuando las personas que lideran y son la base de este negocio ya no reclutan a más afiliados, y el dinero deja de entrar. Así, los ahorristas ya no reciben el interés prometido y, de un momento a otro, se cerró el caño.
A pesar que el dinero de los ahorristas, entre otros instrumentos que era invertido en la Bolsa de Valores de Lima, ya no era suficiente para costear los intereses altísimos ofrecidos a los depositantes, es allí donde comenzó el declive.
Protestas, marchas, personas que dormían en las afueras de las agencias, familias que venían del interior del país, reclamaban lo que era suyo, lo que les pertenecía. Exigían su dinero. Con Juan Carlos Reynoso, aunque aún recibe apoyo en las redes sociales, también muchos exigen la devolución de su dinero.