María López
Madrid, 3 may (EFE).- Catalana del Penedés, la tierra del cava, Dolors Montserrat Montserrat ha sido la voz contra la amnistía en Europa y es la apuesta de Alberto Núñez Feijóo para encabezar, como ya hizo en 2019, la lista del PP a las elecciones al Parlamento Europeo.
Ligada al PP durante toda su vida, pues es hija de la histórica dirigente del PP catalán Dolors Montserrat Culleré, ‘Dolo’ como la apodan sus compañeros, se alineó con María Dolores de Cospedal en las primarias para relevar a Mariano Rajoy, obtuvo después la confianza de Pablo Casado y tiene ahora el respaldo de Feijóo, que la mantiene en Bruselas.
En la Eurocámara ha tenido un papel protagonista como presidenta de la Comisión de Peticiones, el instrumento parlamentario que recibe y atiende las quejas de la sociedad civil y que ha instado al Parlamento Europeo a poner la lupa sobre la ley de amnistía. También ha canalizado las quejas sobre la inmersión lingüística en Cataluña.
Ahora, competirá con una adversaria con rango de ministra, la socialista Teresa Ribera. Y ante sí tiene el reto de vencer en unas elecciones que Feijóo quiere convertir en un plebiscito sobre el Gobierno de Pedro Sánchez.
A esta carrera llega con los deberes que le ha puesto su líder, empezando por el de aumentar en un 50 % la actual representación del PP, de 13 diputados, así como el de seguir trabajando para poner del lado de los conservadores españoles a las instituciones europeas ante la batalla de la amnistía.
Nacida el 18 de septiembre en 1973 en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona), Montserrat siempre se ha definido como catalana y española y en ella Feijóo ha encontrado los ‘trienios’ que siempre reivindica en política.
Porque a sus 50 años, la que ha sido portavoz del PP en el Parlamento Europeo en los últimos cinco años, tiene una amplia trayectoria a sus espaldas.
Fue ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en la última etapa del Gobierno de Mariano Rajoy (2016-2018), un periodo en el que impulsó el Pacto de Estado contra la violencia machista, pero en el que recibió críticas de la oposición por insuficiente la dotación presupuestaria.
Antes de dar el salto a Europa, Montserrat fue durante un año portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, un puesto al que llegó aupada por Casado tras el apoyo que Cospedal le dio para ganar las primarias del PP. En la Cámara Baja, Montserrat fue diputada durante cuatro legislaturas -desde 2008- y vicepresidenta tercera de la Mesa.
Además, el suyo es uno de los nombres fijos en las quinielas para dirigir el PP catalán, un puesto que, por el momento, no ha ocupado. En el PPC ha sido vicesecretaria de Organización y en estos últimos comicios Feijóo le ha encomendado dirigir la campaña del candidato, Alejandro Fernández.
Celosa con su intimidad, Montserrat fue madre soltera de un hijo, al que protege de la exposición y ha relatado en algunas entrevistas su amor por el cine o su afición por el yoga. También ha trascendido su amistad con la reina Letizia o la que mantuvo con la socialista Carme Chacón.
Una metralleta hablando, quienes la conocen destacan que es vehemente, pasional, enérgica y de fuerte carácter, aunque también perseverante, leal y muy cercana en el trato personal.
Además de su carrera política, ha ejercido como abogada especializada en Derecho Civil. Se licenció en Derecho por la Universidad Abad Oliba CEU (Barcelona), estudió el último año de licenciatura en la Universitá degli Studi Di Ferrara (Italia) e incluso antes ya había cursado estudios en el extranjero, porque hizo el COU en Memphis (Estados Unidos).
En su currículum figuran otros títulos, como un posgrado en Derecho Urbanístico e Inmobiliario por la Universidad Pompeu Fabra; un posgrado de Mediación y Negociación por la Universidad de Barcelona; un programa de Derecho Inmobiliario y Urbanístico impartido por ESADE, y un programa de Dirección de empresas Inmobiliarias por IESE.
Afiliada al PP desde 1992, también fue concejal y portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sant Sadurní d’Anoia. Durante el procés, tuvo que lidiar con pintadas en su contra en la fachada de su casa, pero también comprobó cómo su ciudad natal se negó a declararla persona ‘non grata’, como pretendió la CUP. EFE
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