El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA) ha estimado que más de 300 personas han muerto en las inundaciones provocadas por las lluvias torrenciales de los últimos días en el norte, centro y oeste de Afganistán.
Hay que indicar que el PMA solo constata estos fallecidos en la provincia de Baglán, una de las más afectadas, pero las autoridades talibán, que también han confirmado “cientos” de decesos, han informado igualmente de escenas de destrucción y víctimas mortales en las provincias de Badajsán, Ghor y Herat.
De vuelta a Baglán, el PMA añade que al menos 1.000 domicilios han quedado arrasados por las inundaciones en esta provincia del norte del país y que ha comenzado inmediatamente una operación de ayuda de emergencia para los supervivientes, según recoge en su cuenta de la red social X.
“Por desgracia”, ha anunciado el viceministro de Información y principal portavoz talibán, Zabiulá Muyahid, “cientos de nuestros ciudadanos han sucumbido a estas inundaciones, y un número sustancial han resultado heridos”.
Muyahid, además, ha reconocido que este “diluvio” ha causado “una gran devastación en las propiedades residenciales, lo que ha desembocado en importantes pérdidas económicas”.