Diego Armando Maradona dejó una huella imborrable en el fútbol mundial con actuaciones icónicas que permanecerán en la retina del público y, en especial, de los argentinos. La consagración en el Mundial 1986 fue el primer paso de un idilio perpetuo con niveles sobresalientes, que lo llevaron a ganar el Balón de Oro de ese certamen. Un galardón que, tiempo después, fue robado y, se creía, fundido su metal, aunque esa versión quedó descartada después de conocer que el próximo 6 de junio será subastado en Francia.
Aseguraron que el artículo fue hallado por un franco-argelino llamado Abdelhamid B, un ex galerista fanático de las subastas y, a partir del 21 de mayo hasta la fecha indicada, será exhibido. Los compradores deben realizar un depósito de 150.000 euros (USD 161.000) para participar de la puja, pero esta situación se podría ver impedida por un reclamo de la familia del Pelusa.
Según manifestó el abogado del bufete Paradox Lawyers, Gilles Moreu (representa a dos hijas de Maradona), a The Associated Press, los herederos presentarán una demanda urgente al presidente del tribunal judicial de Nanterre, cerca de París, para intentar detener la venta del histórico trofeo, porque aluden que les pertenece, y el actual propietario no puede tener derecho a sacar un provecho económico. El letrado pedirá el secuestro judicial de la estatuilla y presentará una denuncia por robo y hurto encubierto: “No parece que el vendedor se pusiera en contacto con Diego, que no era tan complicado”. En este sentido, la agencia AP agregó: “Las dos hijas discutieron el asunto con los otros herederos, quienes dieron su aprobación a la acción legal”.
En consonancia, Paradox Lawyers emitió un comunicado para la fuente citada: “Si el propietario de un objeto puede reclamar la propiedad según la ley francesa, es con la condición obvia de que su buena fe no puede ser cuestionada. Este no puede ser el caso del propietario de un trofeo que le fue robado a Diego Maradona y cuyos herederos pueden reclamar legalmente la propiedad”.
Por otro lado, el director de desarrollo de la entidad que dará curso a la subasta, Maximilien Aguttes, se desmarcó de las acusaciones. Declaró que llevó a cabo “todas las investigaciones necesarias y verificó las bases de datos, así como con las autoridades francesas e italianas. “El resultado es que, hasta la fecha, no hay pruebas que cuestionen la buena fe y la propiedad de nuestro vendedor”, respondió uno de los trabajadores de la empresa de manera tajante.
El afortunado poseedor de semejante tesoro, Abdelhamid B, brindó detalles sobre cómo lo encontró en charla con el diario francés L’Equipe. Lo hizo en Rue d’Oran, en un evento en el que los vendedores colocan multitud de cajas en el suelo. Compró una de ellas, que poseía 150 premios: “Lo compré todo por unos cientos de euros”. Y cuando realizó una investigación minuciosa de ese producto, llegó a la verdad: “Me puse a investigar. Y me di cuenta de que, en el fútbol, había habido otros Balones de Oro además del tradicional. Pensé que me estaba acercando a la verdad. Pero ese fue el comienzo de siete años de ser un mitómano”. De hecho, el argumento de Aguttes es que esta persona no sabía que había sido robado.
Fue el primero de los dos Balones de Oro que obtendría Diego Maradona por su gran carrera, aunque el último tuvo un triste final. Fue el otorgado de manera honorífica por la revista France Football (en su época solo podían ganarlo los jugadores europeos). Ese galardón se convirtió en parte de los restos de un incendio que se produjo en la casa ubicada en el barrio porteño de Villa Devoto donde vivía Don Diego, su padre. En cambio, el premio a mejor jugador del Mundial 1986 tuvo un destino que parecía claro hasta las últimas semanas, en las cuales la versión oficial derivó a una nebulosa.
El cinematográfico robo de esta reliquia se remonta a la tarde del jueves 26 de octubre de 1989, cuando ocho miembros del clan de Giuseppe Misso, estratega de los robos de La Camorra, ingresaron al Banco de la Provincia de Nápoles con caretas de personajes de Disney y de carnaval. “Estoy triste por las joyas, pero también por el Balón de Oro. Diego está muy impactado y molesto, espero que la policía logre recuperarlo”, expresó Claudia Villafañe ante los medios luego de denunciar en la comisaría los objetos robados, entre los que precisó que había collares, aros, pulseras y diamantes de sus hijas Dalma y Gianinna, un reloj Rolex con diamantes, uno Cartier y otros seis relojes, más una tiara de Guillermo Cóppola, representante del Diez.
Maradona no se quedó de brazos cruzados. Se comunicó con tres hombres vinculados a las organizaciones delictivas. Uno de ellos, Lo Russo, declaró ante la Dirección Departamental Antimafia en 2011: “Me hice muy amigo de Diego. Por su Balón de Oro intentó pagar 15 millones de liras (7.700 euros). Pero me devolvieron el importe porque ya lo habían fundido en lingotes”.
Esto fue apoyado por otro de los ladrones, Miguel Ángel Mazza, en 2022 para el diario Domani de Italia: “Nos dimos cuenta de que era un artículo poco práctico para transportar (pesa 2,5 kilos) e inmediatamente lo fundimos”. La historia fue avalada también por Cóppola: “Nos devolvieron todo menos el Balón de Oro, que lo fundieron y vendieron”.
LA AUTENTICIDAD DEL BALÓN DE ORO
Según reveló L’Equipe, dos defectos del trofeo confirmaron que se trataba del premio que Maradona obtuvo en 1986. En marzo pasado, se llevaron a cabo comparaciones fotográficas al igual que la casa Sotheby’s había hecho antes de subastar por casi 9 millones de euros la camiseta que Diego había usado en cuartos de final del Mundial de México 86 contra Inglaterra.
El emparejamiento visual fue hecho por la empresa dTwin, que elaboró una digitalización de ultradefinición del esférico dorado. Así lo confirmó Bruno Rougier, fundador, presidente y director de esta misión. Se tomó como referencia una imagen en la que Maradona posó junto a dos niños con la camiseta de Francia en la ceremonia que se celebró en Lido de París, un reconocido recinto ubicado en los Campos Eliseos, donde se hacen shows y espectáculos de nivel internacional, en noviembre del 86. Se escaneó el negativo en alta resolución para ampliar la definición al máximo y cotejarla con la del objeto que presentó Abdelhamid.
Llegaron a la conclusión de que había dos claras similitudes: una discrepancia entre los motivos aztecas de los gajos (están alineados excepto en un lugar específico, un defecto de fabricación imposible de copiar) y una ampolla con un borde negro de un milímetro de espesor que no está recta.
“No hay límite de precio cuando mencionamos a Maradona”, afirmó Rougier, que suele sumergirse en el mundo de las subastas. Mientras tanto, el hasta ahora propietario del Balón de Oro recuperado estimó una cotización de entre 12 y 15 millones de euros.