Bogotá, 16 may (EFE).- Colombia se enfrentará durante el segundo semestre de 2024 a tres emergencias climáticas que pondrán al país en una situación de vulnerabilidad, aseguró este jueves la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad.
“Estamos en una situación absolutamente inusual en la que cada pronóstico se ha ido adelantando”, dijo la ministra en una rueda de prensa en Bogotá en la que aprovechó para recordar a alcaldes y gobernadores que deben “activar una preparación fuerte y sólida con medidas anticipatorias”.
Junto a Muhamad estuvo la directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Ghisliane Echeverry, quien alertó de los “trece meses consecutivos que llevamos con los océanos calientes y once rompiendo récords de la temperatura del aire”.
Esto se debe al inminente comienzo del fenómeno de La Niña, que mutará con una rapidez nunca antes vista y hará que el país pase, de las sequías causadas por El Niño, a las inundaciones.
Echeverry advirtió que entre junio y agosto de este año el país estará dividido con tres eventos extremos que estarán encabezados por un rápido cambio del fenómeno de El Niño al de La Niña, que comenzará en julio y enfriará el océano Pacífico: “No habíamos visto un cambio tan rápido desde la temporada 2010-2011”, dijo.
“No sabemos cuán fuerte será el fenómeno de La Niña todavía, pero lo que sí podemos decir es que va a generar vulnerabilidad y las consecuencias dependerán de cómo se preparen los territorios”, añadió la ministra.
El segundo será la fuerte temporada de ciclones tropicales que afectará a la costa caribeña: “Esperamos que va a ser una temporada de ciclones bastante fuerte que va a romper récords. Se esperan al menos 23 tormentas este año, cifra que supera con creces lo que suele ocurrir en la temporada”, dijo la directora del Ideam.
El tercer fenómeno meteorológico que incrementará la vulnerabilidad del país es una división entre zonas de fuertes lluvias al sur del país y zonas de sequía.
En concreto, los departamentos de la Orinoquia y la Amazonia serán los que continúen con déficit de precipitaciones mientras que el resto del país tendrá unos meses de julio, agosto y septiembre con fuertes lluvias, aunque no se espera que el embalse de Chingaza, que abastece de agua potable a Bogotá, pueda recuperarse “porque no está lloviendo como en el resto del área andina”.
La incertidumbre es la mayor amenaza, que desembocará en la concurrencia de otros eventos extremos, entre los que se verán inundaciones y derrumbes que pondrán a municipios en alerta roja “de manera inminente”, dijo Echeverry.
Por su parte, la ministra añadió que Cali, capital del departamento del Valle del Cauca (suroeste), alcanzó este miércoles un récord de precipitaciones que hizo que se inundaran varios barrios de la ciudad: “Cayó en dos horas lo que suele llover en una semana”.
La directora del Ideam reiteró la gravedad del máximo pluviométrico que cayó el miércoles en Cali, precisando que el máximo eran 82,4 milímetros cúbicos pero se registraron 100,5 milímetros cúbicos de lluvia torrencial en forma de “bombas de agua”.
En relación a los derrumbes, actualmente Colombia cuenta con alrededor de 600 y 800 municipios con alertas de deslizamientos, de los cuales 267 se encuentran en alerta roja, especialmente en los departamentos de Antioquia y Santander (ambos en el noroeste).
También, se verán afectados los acueductos del país y la ministra considera “esencial” que las regiones estén preparadas para los desastres: “Vamos a tener medio país en esta situación y se va a acumular”.