Madrid, 23 may (EFE).- Emilio Aragón produce “Había una vez, mi familia”, un espectáculo en el que se encarga también de la dirección musical, con un reparto que encabezan sus primos Mónica Aragón y Gaby Aragón, que define como “un masaje al corazón, al alma y los recuerdos”. Todo queda en familia.
“Es la banda sonora de una época, aunque suene pretencioso. Ese es el gran trabajo que hicieron mi padre y mis tíos”, señala Emilio Aragón a EFE, que cuenta la emoción de su padre cuando descubría que las amigas de sus nietas cantaban sus canciones, a pesar de que ya no estaba en activo.
Canciones que calaron tanto que sustituyeron a otras. Recuerda orgulloso cómo el director norteamericano Francis Ford Coppola pidió permiso a su padre para cantar en una película “Feliz, feliz en tu día”, porque en Argentina no se cantaba “Cumpleaños feliz”. “Mi padre -comenta con una sonrisa- le pidió a cambio unas botellas de vino, que llegaron a casa”.
Aragón agradece a su padre esa vida nómada, vinculada al trabajo, que le permitió conocer culturas y músicas distintas.
Escrita y dirigida por Esteve Ferrer, “Había una vez mi familia” que se estrena este jueves en el Nuevo Teatro Alcalá hasta el 16 de junio, es un homenaje a una saga, los Aragón, que ha dejado “un legado histórico”, cuyos protagonistas merecen -dice el director-, un espectáculo propio sin caer en los tópicos.
La obra reúne canciones de siempre, pero con orquestaciones distintas, “con otro envoltorio, aunque la esencia está ahí”, además de muchas otras de la época.
No hay una razón especial para realizar ahora este montaje, señala Aragón, que lamenta que haya culturas que hacen más homenajes a sus actores, directores o músicos.
“Yo creo que es sano y muy conveniente recordar a aquellos que nos han ayudado a crecer. Sin cultura no hay nada. Hay que recordar a Paco de Lucía, a José Bódalo a Charlie Rivel porque eso es lo que llevamos en nuestra mochila”, y afirma que sería bueno revisitar este espectáculo dentro de tres años para mostrarlo a las nuevas generaciones y “recordar otras cosas”.
El espectáculo es “el cuento de nuestras vidas”, continúa Ferrer que parte de cuando la abuela Eva celebra su cumpleaños, y ante la imposibilidad de salir a la calle, busca en el desván cómo pasar la tarde con los más pequeños. A partir de ese momento surgen un sinfín de recuerdos sobre los que se vertebra la historia.
Un homenaje a la familia Aragón que comenzó en el circo en el s.XIX; un homenaje al género y a una generación -la de los 70 y 80- que ha ido traspasando su legado, advierte Ferrer.
Un recuerdo emocionado a ‘Los payasos de la tele’, Gaby, Fofó y Miliki, a sus antepasados y a aquellos que hoy siguen su estela. Los espectadores “van a flipar” y descubrir muchas cosas sobre una historia familiar dedicada al espectáculo.
“Es una mezcla de humor, nostalgia, romanticismo, belleza y sobre todo amor y agradecimiento a una época”, apunta un entusiasta Ferrer. Un espacio que apela al poder de la imaginación”, señala.
Inevitablemente, Emilio Aragón siente también que es un homenaje a él mismo, que como Milikito formó parte del trío junto a su primo Fofito.
“Ha habido tiempo para la nostalgia, es inevitable. He cumplido 65 años, tengo cuatro nietos y recuerdo muchas cosas”, añade.
De la obra forma parte, Rodrigo Aragón, hijo de Gaby, quien asegura que Ferrer ha traído una mirada externa “que da una visión muy bonita de nuestra familia” con un espectáculo “honesto, que la gente va a disfrutar desde el corazón”.
Su prima, Mónica Aragón es otra de las interpretes, y asegura que el director les ha permitido hacer cosas que hasta ahora no se habían atrevido por respeto a sus mayores y agradece el homenaje que supone a los que continúan en el oficio, quizá no tan reconocidos por el peso de la fama de sus padres.
Emilio Aragón termina admitiendo que no se puede estar más agradecido de “pertenecer a la familia en la que he crecido”, que les ha dado libertad para escoger su destino.
“Yo elegí libremente -estar sobre las tablas- y soy muy feliz, muy afortunado” y se muestra satisfecho de que las nuevas generaciones de la saga sigan vinculada al arte.
‘¿Cómo están ustedes?’ es la pregunta que siempre concentra una sonrisa y lleva a un clamor colectivo en la respuesta: ‘Bien’, que retumba en el teatro. EFE
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