El último informe realizado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) revela un preocupante incremento en la tasa de pobreza en el Perú, que pasó de 27,5% en 2022 a 29% en 2023. Este aumento ha llevado a 596 mil personas más a vivir en condiciones de pobreza en tan solo un año, una cifra que resuena especialmente entre los más vulnerables: los niños menores de cinco años.
Con cuatro de cada diez pequeños en esta franja de edad viviendo en pobreza, el desafío se vuelve urgente y requiere atención inmediata. La situación de estos niños no solo es un reflejo de las carencias económicas, sino que también pone en juego su acceso a nutrición adecuada, educación y atención médica, elementos esenciales para su bienestar y desarrollo futuro.
¿Qué dicen las cifras actuales sobre la pobreza infantil?
Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) de 2023, los niños menores de cinco años forman el grupo etario más afectado por la pobreza en el Perú.
Mientras que la tasa de pobreza global alcanza niveles preocupantes, la situación se agrava significativamente entre los más pequeños. Esta realidad evidencia profundas desigualdades que deben abordarse con urgencia para evitar el agravamiento de sus efectos a largo plazo.
Las estadísticas también revelan que, en comparación con el año anterior, la pobreza ha aumentado un 1,5%, lo que significa que cientos de miles de personas adicionales han quedado sumidas en la pobreza en tan solo un año. Dentro de esta cifra, una gran proporción corresponde a niños en su primera infancia. Este incremento se traduce en una necesidad imperiosa de diseñar y ejecutar políticas que puedan revertir esta tendencia y proporcionar una red de seguridad esencial para los más jóvenes.
¿Cuáles son las consecuencias a corto y largo plazo de la pobreza infantil?
A corto plazo, los niños en situación de pobreza corren el riesgo de no recibir la atención básica que necesitan para su desarrollo físico y mental. Las deficiencias en nutrición, educación y salud pueden traducirse en una infancia marcada por enfermedades, bajo rendimiento escolar y desarrollo emocional limitado. La falta de condiciones adecuadas en los primeros años de vida puede impedir que estos niños alcancen su pleno potencial.
A largo plazo, las consecuencias de la pobreza infantil incluyen un mayor riesgo de desempleo, salarios bajos y problemas de salud persistentes en la edad adulta. Las barreras a las que se enfrentan desde sus primeros años perpetúan el ciclo de pobreza, limitando su capacidad de alcanzar una vida plena y fructífera. Estos niños, al no recibir una educación adecuada y al vivir en un entorno de escasez, se ven atrapados en un círculo vicioso del que es difícil escapar.
El impacto de la pobreza en la primera infancia se extiende más allá del individuo y afecta a la sociedad en su conjunto. Los adultos que crecieron en pobreza son más propensos a depender de programas de asistencia social, tener una menor participación en la fuerza laboral y enfrentar mayores dificultades para contribuir de manera productiva y significativa a la comunidad.
¿Cómo afecta la pobreza infantil la nutrición de los niños?
La pobreza infantil lleva consigo carencias en aspectos esenciales para el desarrollo de los niños. Las áreas más afectadas incluyen la nutrición, la educación y la salud. Sin una nutrición adecuada, los niños no solo enfrentan la desnutrición, sino también mayores riesgos de enfermedades. En términos de educación, la falta de recursos y acceso a una enseñanza de calidad compromete seriamente su desarrollo cognitivo y sus oportunidades futuras. En el ámbito de la salud, la insuficiencia de atención médica y la falta de vacunas y tratamientos incrementan la vulnerabilidad a enfermedades prevenibles.
De acuerdo con Ariela Luna, especialista de Copera Infancia sostiene que: “La pobreza durante la primera infancia no solo afecta el bienestar individual de los niños, sino que también tiene implicaciones más amplias para la sociedad en su conjunto. Los niños que experimentan privaciones en los primeros años de vida tienen más probabilidades de enfrentar obstáculos en su vida adulta, incluida una mayor probabilidad de desempleo, ingresos más bajos y una salud más precaria”.
A corto plazo, estos niños corren el riesgo de no recibir la atención básica que necesitan para su desarrollo físico y mental. A largo plazo, las consecuencias incluyen un mayor riesgo de desempleo, salarios bajos y problemas de salud persistentes en la edad adulta. Las barreras a las que se enfrentan desde los primeros años pueden perpetuar el ciclo de pobreza, limitando su capacidad de alcanzar una vida plena y fructífera.
¿Qué soluciones se están proponiendo para abordar la pobreza infantil?
Ariela Luna, especialista en Copera Infancia, propone una serie de soluciones para enfrentar la problemática de la pobreza infantil en el Perú. Estas intervenciones deben ser integrales y abarcar múltiples sectores para ser efectivas. A continuación, se detallan las principales soluciones sugeridas:
- Trabajo conjunto entre entidades del Estado – Colaboración entre los sectores de salud, educación y bienestar social. – Coordinación entre ministerios y organismos gubernamentales para diseñar e implementar políticas coherentes.
- Liderazgo político firme – Necesidad de un liderato político decidido y comprometido. – Movilización de recursos y apoyo para políticas enfocadas en la infancia.
- Coordinación efectiva – Coordinación entre las diferentes partes del gobierno para garantizar la implementación de programas holísticos. – Creación de comités intersectoriales para supervisar y evaluar las políticas de infancia.
- Mejora del acceso a servicios de salud – Incremento en la disponibilidad y calidad de los servicios de atención médica. – Programas de vacunación y campañas de salud pública para atender a los más jóvenes. – Atención a la salud mental infantil y servicios de seguimiento médico especializados.
- Garantía de una nutrición adecuada – Programas de alimentación escolar y subsidios nutricionales. – Educación nutricional para familias y comunidades. – Acceso a alimentos nutritivos y de calidad a través de mercados y programas de apoyo alimentario.
- Provisión de oportunidades educativas de calidad – Asegurar el acceso a educación básica de calidad para todos los niños, independientemente de su condición socioeconómica. – Formación y capacitación de maestros para mejorar los estándares educativos. – Equipamiento y mejora de infraestructuras escolares en regiones vulnerables.
- Programas de apoyo al desarrollo infantil – Creación de programas que promuevan el desarrollo saludable y equitativo desde los primeros años de vida. – Servicios de apoyo temprano en el desarrollo cognitivo, emocional y social. – Intervenciones diseñadas para romper el ciclo de pobreza y proporcionar un ambiente favorable para el crecimiento.
Estas soluciones propuestas por Ariela Luna subrayan la importancia de un enfoque integral y coordinado para abordar la pobreza infantil, buscando garantizar un futuro más equitativo y prometedor para los niños del Perú.