El activista pro-Brexit Nigel Farage dijo que pondrá la inmigración en el centro de su campaña, un día después que anunciara que se presentará como candidato al Parlamento en las elecciones del 4 de julio.
“El objetivo sería una inmigración neta cero”, declaró esta mañana Farage a Radio 4 de la BBC.
El líder del partido de derechas Reform U.K. (Reforma el Reino Unido), agregó que esta cifra depende del número de personas que abandonan el país cada año (500.000 personas se marcharon el año pasado; la inmigración neta es de unas 600.000).
Preguntado si las personas con derecho a visados para trabajadores cualificados, como paramédicos y profesores de primaria, podrían seguir afincarse en el Reino Unido, respondió que sí, pero en número limitado.
“No podemos seguir como hasta ahora. Tenemos que limitar el número”, dijo. “Nuestra calidad de vida en este país lo es y si eso significa que en algunos sectores habrá escasez, lo que eso significa es que los salarios subirán y empezaremos a animar a la gente a que aprenda oficios, en lugar de ir a la universidad y hacer ciencias sociales”.
Golpe al Partido Conservador
Farage volvió a la primera línea de la política británica el lunes, cuando dijo que se presentará en la ciudad costera de Clacton-on-Sea, en su octavo intento de conseguir un escaño en la Cámara de los Comunes. Sus siete intentos anteriores fracasaron.
El anuncio, un quebradero de cabeza para el primer ministro, Rishi Sunak, se produjo pocos días después de que Farage dijera que no sería candidato porque era más importante apoyar a su aliado Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre.
Aunque Farage tiene algunas posibilidades de derrotar al titular conservador de Clacton y salir elegido el 4 de julio, reconoció que su objetivo mayor es liderar la oposición “real” a un gobierno del Partido Laborista si el gobernante Partido Conservador pierde, como muchos esperan.
Farage dijo que quería liderar una “revuelta política… dar la espalda al statu quo político”.
Su objetivo es repetir la presión política populista que impulsó, y luego ganó, un referéndum en 2016 sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
“No puedo dar la espalda a esos millones de personas que me siguieron, que creyeron en mí”, dijo Farage el lunes. “He cambiado de opinión porque no puedo defraudar a millones de personas”.
En su discurso de anuncio, Farage, que fue diputado del Parlamento Europeo durante más de 20 años hasta el Brexit, se ciñó a su guión habitual de denunciar a los políticos de carrera, a las élites alejadas de la realidad y a la inmigración masiva.
El político de 60 años también dijo que asumiría el liderazgo de Reforma, sucesor del Partido Brexit. Ese papel lo ha desempeñado desde que Reforma fue fundado por Richard Tice, con Farage como presidente honorario y carismático mascarón de proa.
Los conservadores de centro-derecha, que llevan 14 años en el poder, luchan contra la sensación generalizada de que los votantes quieren un cambio. El 4 de julio, los votantes del Reino Unido elegirán a los legisladores que ocuparán los 650 escaños de la Cámara de los Comunes. El líder del partido que consiga la mayoría en los Comunes, solo o en coalición, se convertirá en Primer Ministro.
El favorito es el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, que el lunes se comprometió a mantener las armas nucleares del Reino Unido, en un intento de disipar las críticas de que su partido de centro-izquierda es blando en materia de defensa.
El sistema electoral británico de mayoría relativa -en el que gana el candidato más votado en cada circunscripción- hace improbable que el Reforma de Farage obtenga muchos escaños. Pero el partido podría contribuir a la derrota de los conservadores en algunas zonas.
Farage ha dicho que su estrategia se inspira en el Partido Reformista de Canadá, que ayudó a empujar a los conservadores de ese país al borde de la desaparición en unas elecciones celebradas en 1993, antes de remodelar la política conservadora canadiense.
Los conservadores británicos, por detrás en las encuestas, han centrado su campaña en reforzar su voto dirigiéndose a los votantes de más edad y a los conservadores sociales, los grupos con más probabilidades de desertar hacia el Reforma.
Las promesas de campaña de los conservadores incluyen un aumento de la pensión estatal y un plan para obligar a todos los jóvenes de 18 años a realizar un año de servicio civil o militar.
El Partido Conservador afirmó en un comunicado ayer que “Farage sabe que Reforma no ganará ningún escaño, pero no parece importarle que un voto a favor de la Reforma sólo ayude a los laboristas. Está haciendo exactamente lo que Keir Starmer quiere que haga”.