Cerca de 60 cachorros fueron rescatados de un infierno en dos granjas de engorde encargadas de abastecer el cruel negocio de la carne de perro de Vietnam.
Fueron encontrados por voluntarios de Humane Society International (HSI), una de las organizaciones de protección animal más grandes del mundo, en deplorables condiciones dentro de encierros porcinos adaptados el 5 de junio en la ciudad vietnamita de Thai Nguyen.
Tras la exitosa operación de rescate, ambas granjas fueron cerradas y los cachorros disfrutan de una segunda oportunidad en un refugio propiedad de la Universidad de Agricultura y Silvicultura de Thai Nguyen. Se espera que tan pronto estén vacunados contra la rabia y completen su proceso de rehabilitación, sean puestos en adopción, de acuerdo con lo expresado en un comunicado por autoridades del HSI.
Las perros que escaparon del infierno
El rescate fue posible gracias a un esfuerzo conjunto entre el gobierno local y autoridades del HSI para erradicar el cruel negocio de la venta de carne de perro en Vietnam.
Pham Dung, propietario de una de las granjas, conseguía a los cachorros comprándolos en aldeas locales, una vez en las instalaciones eran engordados durante semanas hasta que alcanzaran el peso ideal para ser sacrificados, según reportaron los empleados de la organización.
Dung dirigió el lugar durante 7 años antes de contactar al equipo de HSI en Vietnam para iniciar el proceso de cierre.
“Estoy deseando dejar atrás el comercio de carne de perro y, en su lugar, cultivar alimento. Cosechar brotes de soja y batatas será mucho más pacífico que engordar cachorros para el matadero, y mucho mejor para mi salud mental sabiendo que no causo ningún sufrimiento”, señaló el antiguo dueño de la granja.
Otra de las razones por las que Dung entregó su negocio fue que quería tener un estilo de vida “más saludable”, lejos de la rabia. “Mi familia y yo estamos felices por esto”, añadió.
Tran Le Hau, propietario de la otra granja, dijo que planea abrir una tienda de suministros agrícolas para vender semillas y fertilizantes para cultivo, pues cuando inició su negocio hace tres años, esperaba que fuera una actividad “rentable”, sin embargo, ya no quiere “seguir involucrado en el comercio de carne de perro”.
“Conozco los peligros de la rabia y otras enfermedades, y no quiero eso para mi familia ni para mi comunidad”, subrayó Le Hau.
La gran mayoría de los perros asesinados por el mercado de carne alguna vez fueron mascotas o animales callejeros que, según informaron las autoridades de HSI, son “arrebatados de las calles” mediante la utilización de cebos, pistolas Taser, pinzas o cuerdas, mientras que algunos de ellos llegan de contrabando en camiones y autobuses desde países vecinos como Camboya.
“El comercio de carne de perro en el país no sólo es un desastre para el bienestar animal, sino que también es incompatible con los esfuerzos de la eliminación de la rabia canina”, dijo Quang Nguyen, gerente del programa de participación y animales de compañía de HSI Vietnam.
Katherine Polak, vicepresidenta de animales de compañía y participación de HSI declaró que la organización trabaja para poner fin al comercio en todo el país y que para los más de 50 cachorros rescatados este ha sido un “escape afortunado del brutal comercio de la carne de perro”.
La nueva vida de los cachorros
Polak dijo sentirse entusiasmada de ver a las mascotas iniciar su viaje para encontrar “hogares amorosos”.
Los casi 60 cachorros fueron trasladados a un “refugio hecho a medida” en la Universidad de Agricultura y Silvicultura de Thai Nguyen, donde pronto serán vacunados contra la rabia y recibiran atención médica con el objetivo de asegurar una correcta rehabilitación.
Tan pronto terminen este proceso, sus cuidadores esperan que estén disponibles para adopción local.