Madrid, 14 jun (EFE).- Quince años después de escribir ‘Brooklyn’, el escritor irlandés Colm Tóibín retoma esta historia de la joven irlandesa que emigró a Nueva York, y que fue llevada al cine, en su nueva novela ‘Long Island’, con personajes llenos de silencios, secretos y nostalgia porque, dice, la felicidad no le funciona ni le sirve.
Colm Tóibín (Enniscorthy, 1955), que ha novelado las biografías de personajes como Henry James o Thomas Mann, consiguió con ‘Brooklyn’-su obra de ficción más conocida, llevada al cine por John Crowley y ganadora del Premio Costa Book- más de un millón de lectores, una historia que retoma ahora y que acaba de ser publicada en español por Lumen.
Es la primavera de 1976, y han pasado veinte años desde que Eilis Lacey se casó con Tony Fiorello y abandonó Brooklyn para mudarse a Long Island, donde han nacido sus dos hijos ahora adolescentes y donde vive con su extensa familia política. Es una mujer sola en su matrimonio que decide visitar de nuevo su Irlanda natal y plantearse si tomó la decisión correcta.
En una entrevista con EFE, el autor irlandés explica cómo en su novela “se ve muy claro la diferencia entre lo que piensa alguien y lo que dice. Y lo más importante es que el lector lo sabe. El lector está observando a estos personajes absolutamente indefensos que intentan comunicarse y fracasan en el intento”.
Gran parte de la novela “va de gente que no hace nada”, dice el escritor, que señala también cómo la protagonista no quiere contar en Irlanda los problemas que tiene en Estados Unidos ya que tiene que parecer que su vida es un éxito.
“Es una historia muy irlandesa en ese sentido”, sostiene, porque cómo le ocurre hasta a él mismo, cuando un irlandés que vive en Estados Unidos visita de nuevo su país, siempre regresa con “ese mito”: “hagas lo que hagas, el mito de la riqueza, del glamour, del éxito te acompaña. Incluso hoy a la gente que vuelve le dicen, Nueva York, qué emocionante”.
Tóibín habla así del desarraigo de su protagonista, que es irlandesa en Estados Unidos y se siente diferente cuando regresa a su pueblo natal, un ejemplo de lo que pasa en su país desde 1840 y donde cada familia “en cada generación ha perdido a alguien” al emigrar.
El escritor ha querido que ningún personaje de la novela sea “gente rica, ni famosa ni poderosa”, que todo ocurra “en un pueblo normal y corriente, con gente normal y corriente” aunque “el dramatismo, que no es épico, tenga momentos en los que el drama vaya en esa dirección”.
La nostalgia de los caminos que no se tomaron hace años y las dudas de las oportunidades desaprovechadas es otra de las cuestiones que aborda Colm Tóibín en su novela: “todos pensamos en alguna ocasión ¿cómo sería mi vida si me hubiera quedado aquel verano?, Y esa idea de que de pronto entraremos en un restaurante o iremos a una playa y veremos a vemos a esa persona 25 años después”.
“No es solo el drama del amor, sino el drama de las posibilidades, de las oportunidades. De eso trata este libro”, dice el escritor irlandés que no se plantea por el momento continuar con un tercer libro la historia de Eilis Lacey. EFE
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