Este miércoles 19 de junio se cumple el décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI como rey de España. Tras la abdicación de su padre, Juan Carlos I, el nuevo monarca tomó las riendas de una Corona cuya imagen estaba notablemente afectada por los escándalos que obligaron al ahora emérito a ceder el trono a su hijo.
En estos 10 años, la Casa Real ha hecho un esfuerzo por ofrecer esa imagen de una “monarquía renovada para un nuevo tiempo” que mencionó Felipe en su discurso de proclamación. Eso ha permitido que la sociedad española de hoy perciba la institución como más moderna y transparente que la de hace una década.
Para llevar a cabo este importante desafío, el primer movimiento de Felipe VI fue dar un paso público muy significativo que simbolizó la ruptura con la etapa anterior: cortar de raíz con Juan Carlos. Esto supuso “un punto de inflexión” para la experta en protocolo y doctora en comunicación Diana Rubio. “De ese momento en adelante, la manera de gestionar la institución tenía que ser completamente diferente”, asegura a Infobae España.
La periodista Carmen Duerto, por su parte, desliza a este medio que el nuevo rey “tuvo que hacer frente a un problema enorme de reputación de la monarquía”. Y agrega: “Lo primero que tuvo que hacer fue ese cortafuegos, implantando lo que se ha considerado mayor transparencia en la institución”.
Esa cualidad, la transparencia, es precisamente la que más se valora del actual monarca, según se desprende de la encuesta publicada por Vanitatis, en la que un 20% de los consultados consideran que es el incremento de “la transparencia en la Casa Real” es la mayor contribución de Felipe VI en su reinado, seguida de “recuperar el prestigio de la Corona” y “demostrar una mayor preparación-profesionalidad”.
El papel de Letizia
Más allá del rey, el cambio de paradigma en la monarquía española ha contado con otra figura ha jugado un papel fundamental: la reina Letizia. El papel “destacado y protagonista” de la reina consorte es, para Duerto, otra de las diferencias con el reinado de Juan Carlos, en el que Sofía no tuvo nunca ese primer plano. Es por esto que Rubio considera que Letizia es “uno de los grandes valores añadidos” de la institución.
Pero en estos 10 años también se ha ido dando mayor relevancia en la institución a las dos hijas de Felipe y Letizia. La princesa Leonor y la infanta Sofía se han convertido en el símbolo del futuro de la Corona, tal y como lo ve la experta en protocolo: “Ahora se ha creado la ‘Leonormanía’. La gente joven no le hacía mucho caso a la Casa Real, pero desde que la princesa Leonor y la infanta Sofía tienen ese protagonismo en los medios, hay un grupo de jóvenes como ellas que se están interesando más por su perfil”, explica.
Para Diana Rubio, ese avance “demuestra el gran trabajo de la Casa Real para cambiar aquella imagen de 2014, con todos los escándalos del rey Juan Carlos”, por lo que “diez años después, vemos una monarquía más transparente y más blanca”.
A pesar de ello, considera que la institución tiene por delante grandes retos como ganar mayor apoyo entre la población de menos edad: “La Casa Real necesita redes sociales, se echa en falta que sus miembros puedan tener sus redes oficiales como los tienen otros príncipes y princesas de otras monarquías. Eso ayudaría a darse a conocer a la gente joven y a hacer una comunicación más acorde a este siglo, mostrando una imagen más cercana y actual”, expresa.
Distinta es la visión de Carmen Duerto sobre esa evolución que ha experimentado la Corona en esta década, pues apunta que, en esencia, la monarquía sigue siendo igual que en 2014: “Es la misma institución que recoge la Constitución. Es un rey que ocupa la jefatura del Estado y es la misma familia. (…) No veo grandes cambios, es una institución con una labor de representación y eso es lo que sigue haciendo, pero la soberanía sigue residiendo en el pueblo, el poder legislativo lo sigue teniendo un presidente del Gobierno elegido cada cuatro años y el rey sigue renovándose”, asevera.
La posible vuelta de Juan Carlos
En lo que parece coincidir, la gran mayoría de opiniones es en que el rey Juan Carlos es el miembro peor valorado de la familia real española. 10 años después de su abdicación, el emérito suspende con un 2,9 de nota en el sondeo de Vanitatis y un 3,22 en la consulta que publica El Español.
A pesar de ello, el exmonarca ha normalizado sus visitas a España y cada vez cobran más fuerza las voces que hablan de su retorno definitivo. Pero, ¿cómo podría afectar esto a la imagen de Felipe VI tras el evidente esfuerzo por desvincularse de las sombras de su padre?
Diana Rubio opina que una vuelta de Juan Carlos “puede afectar de forma directa a la reputación” de su hijo, pero no tanto como lo habría hecho hace unos años. “A día de hoy, la sociedad entiende que el rey Juan Carlos tiene una edad, está delicado de salud y es posible que lo veamos en España más pronto que tarde”.
Duerto, por su parte, destaca que la salida del emérito fue “catastrófica” y que sus problemas con la justicia nunca han llegado a aclararse debido a su inviolabilidad, algo que considera primordial resolver para no dar “lugar a la imaginación”. Además, sobre la vuelta de Juan Carlos, desliza que no se ha preguntado al pueblo qué opina al respecto.