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Luis Har, exrehén argentino: “Para nosotros, la frontera con Gaza era la más protegida”

Tel Aviv, 27 jun (EFE).- El argentino-israelí Luis Har, de 71 años, recuerda ver cada sábado a los soldados del Ejército de Israel en el kibutz de Nir Yitzhak, colindante con Gaza, donde Hamás le capturó como rehén el 7 de octubre: “Para nosotros era la frontera más protegida” comenta con ironía a EFE al rememorar cómo, ese día, ni él ni sus familiares entendían por qué no vieron a las fuerzas armadas.

A 265 días de su secuestro, al que puso fin una operación de rescate del Ejército en Rafah, sur de Gaza, el 12 de febrero, Luis confiesa en una entrevista con EFE que todo lo vivido le quita el sueño algunas noches.

“A veces un ruido, un comentario, nos lleva de vuelta a lo que hemos pasado. Pero pese a todo, creo que soy bastante fuerte para sentirlo y sobreponerme”, indicó.

El 7 de octubre Har no estaba en el que es su hogar desde 1983 en el kibutz de Urim, si no que acudió como tantos otros fines de semana al de su pareja, Clara Marman, con la que pasó el día junto a los hermanos de ella, Fernando Marman y Gabriela Leimberg, y Mía, hija de esta última.

El ataque de Hamás, en el que murieron 1.200 personas y 251 fueron secuestradas, les pilló juntos en la vivienda en Nir Yitzhak. Los milicianos se los llevaron a todos,”eran salvajes completamente drogados”. Siete personas murieron en la comunidad agraria durante el ataque.

 “A cada paso que dimos pensábamos que iba a aparecer el Ejército, y llegamos a Jan Yunis (al sur de la Franja) y nada”, recuerda sobre aquel día aciago.

A su llegada a Gaza, Har y los suyos atravesaron los túneles subterráneos de Hamás entre empujones de los milicianos, que finalmente los ubicaron en el segundo piso de un edificio de Rafah donde convivían con sus captores, con los que entablaron una relación basada en “cierto respeto”.

Con ellos no hubo ninguna agresión física y, con el tiempo, llegaron a contarse cuántos hijos tenían o cómo era su vida, aunque la “guerra psicológica” siempre estaba ahí: “Sabíamos que iban a tirar misiles a Tel Aviv, eso nos contaban. Sabíamos que del Líbano, Hizbulá estaba atacando”.

Clara, Gabriela y Mía lograron salir de la Franja durante la tregua alcanzada por Israel y Hamás en noviembre, en uno de los intercambios de rehenes por prisioneros palestinos, quedando atrás, en la casa de Rafah, solos Luis y Fernando.

“Nos dijeron que los hombres íbamos a salir en dos días más, que estábamos en las listas para salir pronto”, explica, pero el viernes 1 de diciembre un nuevo cruce de fuego entre las partes puso fin la tregua, que solo duró una semana.

“Pensábamos que íbamos a salir el viernes, y el viernes empezó el bombardeos. Nos miramos y dijimos: ‘Mmm… no salimos’, comenta Luis. Ahora incluso se ríe.

El 12 de febrero, 73 días después el edificio tembló: “Al principio pensaba que estaban tirando los aviones israelíes para derrumbarlo”, relata Luis, sobre lo que en realidad eran los ataques del Ejército contra la ciudad sureña que permitieron el acceso de los militares a la vivienda para rescatarlos.

Tras unos primeros instantes de “shock”, como lo describe el argentino, escuchar ‘Luis, venimos a llevarlos a casa’ de parte de uno de los militares, puso fin a 129 días de cautiverio de Luis y Fernando.

“Yo lo digo todo el tiempo: no guardo rencores, no me importa”, insiste tras más de 130 días en libertad, aunque lanza un dardo sin especificar a quién: “Que los que no hicieron tengan rencores de sí mismos”.

Ahora, Luis se prepara para un viaje a Argentina y Brasil en el que prevé conceder numerosas entrevistas para dar a conocer lo que vivió, pero trata también de mantener el vínculo con el resto de rehenes para mostrar su apoyo.

“Va a venir gente psicológicamente totalmente destruida”, augura de cara a la salida del resto de cautivos, objeto de las eternas negociaciones entre Israel y Hamás que siempre se topan con la misma línea roja: el fin de la guerra, condición indispensable para los islamistas y algo “inaceptable” para el primer ministro Benjamín Netanyahu hasta que las capacidades del grupo palestino queden destruidas.

Para Luis, lo más importante es el retorno de los 116 cautivos -al menos 40 de ellos muertos, según el Ejército-. “Si después quieren hacer más guerras, más… eso es otra cosa. Pero lo primero es traerlos a todos de vuelta”.

Paula Bernabéu

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