Cada año, Lima se convierte en un testimonio vibrante del sacrificio y la lucha por la igualdad de derechos. La Marcha del Orgullo LGTBQIA+ de Lima no solo celebra la diversidad y el amor, sino que también honra a quienes han enfrentado adversidades extremas en su búsqueda por una sociedad más justa.
Desde su primera edición en 2002, esta manifestación ha sido un faro de esperanza y resistencia para la comunidad LGTBQIA+ de Perú.
Inicios y trayectoria histórica
El evento, que coincide con el Día Internacional del Orgullo LGTBQIA+, ha recorrido un largo camino desde su humilde comienzo.
La comunidad LGBT peruana vivía bajo el yugo de la persecución y el temor en los años 80, enfrentando redadas policiales y violencia de grupos subversivos como Sendero Luminoso y el MRTA.
La década de los 90 marcó un punto de inflexión con la primera manifestación en el Parque Kennedy (Miraflores) en 1995, donde un pequeño grupo se congregó para protestar contra los abusos y la discriminación.
El verdadero auge llegó en 2002, con el “Primer Corso Gay” organizado por el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL). Este evento inaugural reunió a treinta valientes manifestantes que recorrieron la ciudad, y su impacto resonó en las calles de Lima, sentando las bases para futuras ediciones.
Consolidación y crecimiento
A medida que los años pasaron, la Marcha del Orgullo en Lima creció en número y en relevancia. En 2011, la décima edición congregó a más de mil asistentes, incluyendo figuras destacadas como la entonces alcaldesa de Lima, Susana Villarán, y la activista Carla García.
Este año la marcha terminó por convertirse en un evento significativo para la capital con el lema “Ley y ordenanza de igualdad ¡Ya!”. El recorrido incluyó las principales avenidas de Lima Cercado y terminó con varios actos artísticos.
En 2012, la participación alcanzó las 5,000 personas, reflejando un creciente apoyo social y político. La promesa electoral del presidente Ollanta Humala de implementar un plan nacional contra la homofobia se convirtió en un punto central de la manifestación, que concluyó con una multitudinaria concentración en el Centro Cultural de España.
Expansión y visibilidad
La marcha de 2017 fue una de las más significativas, con la presencia de congresistas y personalidades culturales. Bajo el lema “Con la igualdad no te metas”, la movilización respondió a la campaña homofóbica de grupos conservadores, mostrando la fortaleza y determinación de la comunidad LGBT.
Según encuestas de GfK, un 52% de los peruanos se mostraron a favor de estas manifestaciones pacíficas, reflejando un cambio positivo en la percepción pública.
La marcha del 2018 reunió a más de 10 mil personas que, en defensa de un currículo escolar inclusivo, caminaron bajo el lema “Educación con enfoque de género ¡YA!”.
La organización y participación de colectivos como Más Igualdad Perú y la Comunidad Cristiana Ecuménica Inclusiva evidenció un robusto movimiento social comprometido con la igualdad y la justicia.
Resiliencia en tiempos de pandemia
La pandemia de COVID-19 en 2020 no detuvo la determinación de la comunidad LGBT. La marcha se adaptó a un formato virtual bajo el hashtag #OrgulloEnLínea, manteniendo viva la llama de la lucha por los derechos.
En 2021, la marcha combinó modalidades virtuales y presenciales, con lemas que exigían al gobierno del presidente Pedro Castillo el respeto de los derechos LGTBQIA+.
La edición de 2022 fue una de las más concurridas, reflejando una sólida estructura organizativa y un fervor inquebrantable. En 2023, la participación alcanzó las 50,000 personas, mostrando el impacto y la relevancia del evento.
Este año, 2024, se espera que la marcha vuelva a llenar las calles de Lima el 29 de junio, comenzando en la Av. Guzmán Blanco y culminando en la Av. de La Peruanidad.
La decisión de declarar al Minsa institución no grata por sus políticas hacia las identidades trans, subraya el compromiso continuo con la justicia y la igualdad.
El espíritu de la Marcha del Orgullo en Lima ha inspirado a otras ciudades peruanas. Arequipa, Ayacucho, Cusco, y muchas más han organizado sus propias marchas, uniendo voces en una sinfonía de diversidad y resistencia.
La lucha por los derechos LGTBQIA+ en Perú es un claro ejemplo de sacrificio y valentía, con cada marcha recordando al mundo la importancia de la igualdad y la dignidad para todos.