David Álvarez
Girona, 7 jul (EFE).- El escritor Luiso Soldevila reconoce que “las escenas de sexo siempre son complicadas si escribes con tu madre”, algo que le ocurre en primera persona ya que comparte autoría con su progenitora, Beatriz Roger, con quien idea los casos que rodean al detective Nico Ros.
Soldevila y Roger, de la mano de la editorial Planeta, acaban de publicar ‘Padrenuestro’, su segunda obra tras el éxito de la primera, ‘Marismas’, que ambientan de nuevo en la Costa Brava, en Llafranc, donde se desarrollan unos crímenes macabros y donde esoterismo y misterio sobrevuelan sobre un sentimiento de rencor.
Ambos escriben sus libros a cuatro manos y bromean en una entrevista con EFE con el pudor de enfrentarse a una escena de sexo que invade al hijo, mientras la madre sonríe y bromea con la situación.
Luiso Soldevila asegura que cuando algún amigo le pregunta por este asunto contesta que ese pasaje en concreto a que se refiere lo ha escrito él, “aunque no sea verdad, porque alguno es de ella”.
“Hay cosas que prefiero ni imaginarme y, cuando leo la escena, es inevitable”, añade entre risas mientras Beatriz Roger apunta que “él se pone un poco rojo y no dice más”.
Lo que le parece más curioso a Soldevila es que muchas veces los lectores atribuyen algún fragmento a uno o a otro “y a menudo se equivocan”.
La clave para desentrañar la madeja es el proceso creativo que han ideado con repartición de cinco capítulos para cada uno que luego agrupan, leen y retocan para avanzar con una nueva tanda.
Se plantearon el método de escoger cada uno a diferentes personajes pero vieron que era “muy complicado” y que es mejor la opción que ya les dio éxito, porque les permite beneficiarse de los puntos fuertes de cada uno.
Al respecto, Luiso Soldevila admite que les va “muy bien” que Beatriz Roger sea criminóloga y, a la vez, los estudios de cine que él ha cursado en Barcelona y Nueva York aportan “algo muy visual”.
“Hay simbiosis entre los dos”, subraya el hijo al que la madre aporta, entre otras cosas, su conocimiento sobre psicología desde su trabajo en la rehabilitación de personas con problemas de adicción.
Ella reivindica sin embargo que él cursó un máster en drogodependencia interesado por la labor de ella al frente del centro Despierta y eso les ha permitido desarrollar a los personajes a cuatro manos.
Dos de ellos, Nico Ros y el inspector Antonio Pàmies, conocen la adicción, pero el primero se propuso superar la suya tras una pérdida y el segundo ha perdido el interés por esa lucha, también porque es “un descreído incluso para algo así”, señala Beatriz Roger.
Soldevila reconoce que el tratamiento de los personajes es “uno de los puntos fuertes de la novela” y que están “muy trabajados”.
Ros, como Pàmies y el resto, evolucionan a medida que transcurre el libro, “porque las personas no son planas, van cambiando, aunque hay gente con más voluntad de mejorar y otros que no”, indica Roger.
La cantidad de personajes de ‘Padrenuestro’ les permite acercarse “a diferentes lectores” y esa evolución de cada uno le da al conjunto una patina de realidad que a la escritora la transporta a una frase de su padre cuando le decía de niña que “la gente no es lógica, es psicológica”.
También aporta credibilidad que aparezcan palabras malsonantes como sucede en ocasiones con el inspector Antonio Pàmies y precisa Roger que “el ‘thriller’ tiene que ser espontáneo y trepidante, incluso en el lenguaje”.
Por ello, la novela comienza con la expresión ‘¡Hostia puta!’ atribuida a Pàmies, un inicio con un diálogo que tiene un peso importante “para darle más agilidad al texto y que el lector no desconecte”, añaden madre e hijo al unísono.
La fórmula sirve también como mejor camino para conocer “lo que siente cada personaje”, según ella y él añade que el envoltorio idóneo a toda esa labor es el Empordà como escenario de la acción.
A la madre le parece que se trata de “un sitio mágico que aún debía serlo más en la época de (Joan Manuel) Serrat”, cuya composición de la popular canción ‘Mediterráneo’ se relaciona con la inspiración de calas de Palafrugell como Llafranc o, en el caso del músico, Calella.
La novela acaba con la invitación a escribir un correo electrónico a la dirección nicorosdetective@gmail.com, a donde les han llegado agradecimientos de los lectores.
Trabajan ya en una tercera novela, aunque admiten que la editorial deberá considerar primero si vale la pena publicarla en función del éxito que tenga ‘Padrenuestro’, pero siguen adelante sin garantía por una “deuda con el público, que tiene pendiente de resolver el misterio de la pérdida que sufrió Nico”.
A uno y a otro les encantaría ver en un futuro sus libros traducidos a diferentes idiomas y les haría “ilusión” que uno fuese el catalán, con la Costa Brava como escenario de la saga, aunque por ahora se publican en castellano y su respuesta a la pregunta sobre ese salto a otras lenguas es el de “ojalá”. EFE
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