Isabel Pantoja ha puesto el punto y final a un emotivo fin de semana marcado por su cumpleaños y su vuelta a los escenarios. La tonadillera ha abandonado esta mañana el hotel en Castellón en el que ha estado alojada los últimos días, al igual que su sobrina Anabel, que ya se encuentra en Madrid.
Con total misterio y protegida por varios trabajadores, la cantante ha llegado al aeropuerto de la ciudad valenciana para tomar el avión privado que la llevaría de nuevo a Cantora. A pesar de que a su llegada a la localidad pudimos ver a una Isabel sonriente y cercana con los operarios, esta vez todo ha sido mucho más enigmático.
Al llegar la furgoneta en la que viajaba la artista junto a su hermano Agustín, otro coche se ha interpuesto para ocultar sus movimientos. Aunque escasos metros separaban el vehículo del que se tenía que bajar para subir al avión, el esfuerzo por ocultar a la cantante ha dado sus frutos y ha sido imposible ver cómo se subía.
Algo parecido ha ocurrido en la llegada del avión a Jerez, donde poco hemos visto a la tonadillera, que parece que intenta evitar ser vista a toda costa. Es una actitud cuyo motivo desconocemos, pero que parece estar relacionada con la intimidad que tanto ha defendido en los últimos años.